El último capítulo de la primera parte está dividido en dos por lo largo que es. Espero que lo disfruten.
Parte Uno.
Confía en Jehová, y haz el bien;
Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad.
Salmos 37:3Matías.
—Porque quise, porque quería y aunque no podía, igual lo hice.— respondí cruzando los brazos a la altura del pecho.
Debía verme imponente, guapo, lo que quisieran.
Ruth apretó su mandíbula y cruzó sus brazos de igual forma para aparentar estar enojada, pero lo cierto era que se veía tan graciosa de esa forma que se me era imposible seguir enojado con ella. Sin embargo, en cuanto recordaba la razón por la que me vi obligado a alejarme, el enojo volvía con más ímpetu.
Debía comprenderla, debía aceptar sus decisiones, debía saber detenerme porque era su deseo, debía hacer todo aquello sin importar el mínimo esfuerzo, sin embargo, seguía molestándome su actuar. Seguía sintiendo como el coraje se apoderaba de mi cada que le veía, como las ganas de ir tras ella y zarandear muchas veces su cuerpo se metía en mi cabeza. No obstante, sintiendo todo aquello me mantenía lo más alejado que podía, tal como deseaba.
No podía ir en contra de sus principios y deseos aunque quisiera, no le obligaría a nada que no quisiese solo por un capricho mío. Los sentimientos eran míos y no era su obligación corresponderlos. Después de todo, Matías Villadiego, o sea yo, porque estoy hablando de mi, era alguien que respetaba las decisiones de las personas que le agradaban. Excepto Guillermo, él no me interesa en lo absoluto.
Regresando al punto donde Ruth cree que se ve toda mala en su faceta de hermana oso mayor enojada.
—¿Qué sucede Ruth?— preguntó una chica en cuanto se aproximó hasta nosotros, quien al notar mi presencia se sorprendió.
Como cuando conoces por fin de quien te han hablando mucho, bueno, así me miraba la muchacha.
Mi visión recayó en los dos tipos que llegaron junto a ella, no pude pasar desapercibido como uno de ellos achicó sus ojos hacia mi intentando descubrir algo en el proceso. Hice lo mismo, cambiando la posición de mis brazos y metiendo mis manos en los bolsillos del pantalón de pretina que traía puesto. No me dejaría intimidar por cualquier fulano.
—Señorita Amanda, hermano David ¡hola!— les saludó Ramsés, menos a uno de ellos, al cual miró con curiosidad— ¿Quién es él, Ruth?
Ah, por eso este pequeño me caía bien.
—Es mi amigo— respondió el que suponía se llamaba David.— Juan, te presento a Ramsés, el hermano menor de Ruth.
—Mucho gusto— le extendió su pequeña mano.
—El gusto es mío— respondió el tal pan, digo, Juan.
Ruth hizo esa típica mueca en sus labios cuando algo no le agradaba, había sido testigo de ella tantas veces que la conocía muy bien, pues fue dirigida a mi el noventa por ciento de ellas. Tambien noté ese tinte reacio en sus ojos cuando el chico tomó la mano de su hermano. Y me sentí aliviado. Al menos no era el único al cual le dedicaban ambas cosas.
No debía preocuparme en lo absoluto ante la llegada de él, teniendo en cuenta la manera de ser de ella y su actitud para conmigo, sabía de sobra que no lo quería a su alrededor y que haría lo que fuera para que no sucediera. Pero algo me decía que le estaría viendo seguido, y eso era lo que no me gustaba.
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Un Regalo De Dios.
RomanceRuth y Matías viven en el mismo condominio, comparten el mismo número de piso y de apartamento, la única diferencia es que ella vive en la primera torre y él en la segunda. Ramsés es el hermano menor de Ruth, quien suele ser tan despistado la mayor...