Capitulo 5

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Izan

— Bueno, quiero que hagan un trabajo con su pareja sobre la reacción química de un volcán artificial.

— ¿De esos que se hacen con bicarbonato y vinagre ? – pregunta una de las amigas de Andrea.

— Si.

Esta es una buena oportunidad para conocer mejor a Ángela, y sin necesidades de darle explicaciones a Andrea. Estamos separados, pero estoy seguro que no tardará en volver, ella es así. Se enfada, discutimos, me deja, se arrepiente y volvemos a estar juntos como si no hubiese pasado nada.

Miro de reojo a mi compañera, si no hace pellas duerme, no hace nada en ninguna materia. Y lo peor es que no le pesa que los profesores la anden amenazando con no graduarse, su respuesta siempre es: "No hace falta que me lo recuerde", tiene las agallas de responder y eso me encanta.

Me recuerda a mi, hace un año.

Me la encuentro en la salida, y antes de que se vaya me acerco para hablar.

— ¿Donde quedamos para hacer el trabajo? – le pregunto mientras nos alejamos un poco de su grupo, todos hombres menos ella y su amiga.

— Es verdad, hay que entregar el trabajo de mañana...

¿De que habla? Ni ella sabe que está diciendo.

— ¿Que trabajo?– pregunta y se cruza los brazos.

No tengo paciencia para explicarle, mejor lo hacemos hoy y problema resuelto.

— ¿Vamos a tu casa o la mía?

— Primero pregúntame si quiero.

Niego.

—Mi casa.

Se niega, pero cuando veo que Andrea viene hacia nuestra dirección no lo pienso y me la llevo a mi moto. No quiero escenas de celos frente a los que salen del instituto.

— Agárrate, – ordeno cuando ya estamos los dos en la moto. La última vez se negó, y quiero que lo haga– Así estarás más segura y cómoda.

— No– dice pero cuando arranco doy un frenazo, se asusta y automáticamente me rodea la cintura con sus brazos.

Esta vez si funcionó.

—Si– está a punto de decir algo cuando arranco a toda velocidad con ella abrazándome.

No tendría que decir esto pero se siente muy bien, demasiado.

Una vez llegamos a mi casa que está bastante lejos de él instituto, entramos y al parecer mis padres no están.

—¿Como te fue el día?– saluda Carmen, la ama de llave y mi persona favorita.

Una mujer de 52 años, con algunas canas y pequeñas arrugas casi invisibles, pero sin perder su atractivo. La señora tiene a varios en la cola esperando por una cita cada que va a sus clases de tango. Vino de Puerto Rico hace más de 10 años y desde ese entonces trabaja aquí. Es una más en la familia, le dijimos que podía dejar el trabajo y vivir como una señora más de la casa. Aceptó pero con la condición de seguir haciendo lo que hace.

— Tus padres partieron a Cancún esta mañana, me dijeron que vuelven en una semana y que no salgas mucho – cambia la vista hacia la chica que está a mi lado.– Preséntame a esta hermosura– me mira coqueta.

— Soy Ángela, pero tú puedes llamarme Angie– le extiende la mano con una sonrisa.

— Encantada. ¿Quieren algo de tomar o comer?

Por primera vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora