Capitulo 25

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Estamos en la salida del colegio de Diego, el plan es llevármelo antes de que lo haga la chica que lo viene a recoger todas las tardes.

— ¿Ves a esa mujer?– le pregunto a mi amiga– Distráela, haz lo que quieras pero no la dejes entrar hasta que me veas salir.

Ella asiente a mi normas y la misión comienza, se acerca a ella y yo entro buscando la clase de mi hermano.

— Usted no está en la lista de familiares– me niegan llevarme a mi hermano.

— Ya dije que es mi hermano, llámelo y verá que me reconoce. Mi papá no pudo venir, la niñera tampoco y me tocó a mi, tengo prisa ¿sabe?

No se cuanto tiempo puede distraer Aylen a la niñera.

Lo traen y se le transforma la cara a una de felicidad al verme, me lo llevo y justo cuando salimos la chica lo ve. No iba a dejarme perder en esta misión, por eso corro con Diego.

— ¡Dile a papi que volveré en la noche!– grita mi hermano para que la niñera deje de correr.

No lo hace y cuando me encuentro a Aylen corremos hacia donde se encuentra Thiago y Izan esperándonos en el carro.

— ¡Arranca! – digo con la respiración agitada de tanto correr, la niñera queda atrás junto con un par de madres que también nos seguían pensando que nos habíamos robado al niño.

— ¿Donde iremos?– pregunta mi hermano emocionado.

— ¿Donde quieres ir?

— Llévame con tu amigo de los aretes– dice emocionado.

De seguro estarán en nuestro sótano, por eso vamos allí y Diego se la pasa hablando y según él jugando a la play con Ángel y Miguel. Alex también está, no hemos hablado mucho, solo espero que el no esté enfadado también.

— Son capaces de denunciarte si saben que te lo llevaste – dice mientras nos sentamos en un sofá.

— Que lo hagan, mi mamá es abogada– intento quitarle importancia —. Cuando quieras puedes venir a casa, solo tú, no deja ir a nadie más que no seamos nosotros dos– le cuento.

Me pone al día sobre todo lo que pasa en mi ausencia. Para comenzar los padres de Sonia se mudaron para ayudarla con la bebe, Diego no hace caso a nadie, y a Lucia la tratan como una más de la familia desde que me fui. Al parecer el problema era yo, y no las dos como creí.

— Dile a Lucia que a mamá le gustaría verla.

— Hablé con ella sobre eso, pero se niega a compartir una sola palabra con ella – mira su reloj
–. Y va siendo hora de que me lleve a Diego si no quieres una orden de captura por secuestradora.

Me rio y nos levantamos para ir hasta la salida donde me despido de ambos.

— Miguel me a prometido que cuando sea grande podré pintarme la piel y hacerme aretes donde yo quiera– dice emocionado.

— Está bien, yo te acompañaré, pero todavía te faltan muchos años – intento no reírme ya que se ve seguro sobre el tema –. Cuando quieras verme se lo dices a Alex.

Le doy un beso a cada uno y se van.

Estaría más contenta si Lucia también estuviera aquí, pero ya se le pasará la rabieta.

Bajo al sótano de nuevo y me encuentro con un pequeño pleito entre Ángel y Aaron, siempre están igual, debatiéndolo todo.

— ¡Mentiroso! – exclama Aaron y todos están atentos al debate– Primero es el físico, nadie se enamora de la personalidad si le viene una persona feita a coquetearle.

Por primera vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora