Los vómitos me despiertan a las cinco de la mañana, no he dormido nada, pero el sueño no me vuelve. Tengo a Aylen justo a mi lado durmiendo plácidamente, mientras yo bajo a comer cereales.
Amanece y por fin veo a Aylen bajar las escaleras lista para ir a clases, y a mi no me queda de otra que pasar la mañana sola.
Decido llamar a Carmen y nos encontramos en el centro comercial para dar una vuelta. Es algo incómodo al principio, ella dice que se siente mal por lo que Izan me hizo, pero ella no tiene la culpa.
— Para mi, en cuanto nazca el bebé debe hacerse una prueba de ADN – me comenta, y no es mala idea, pero no creo que eso le sienta bien a Andrea.
Si fuera yo, y estuviera segura que es suyo me molestaría y dolería que desconfiaran de mi palabra.
No puedo evitar de vez en cuando poner mi mano sobre mi barriga, es como si quisiera estar segura que de verdad estoy embarazada.
— Eso es problema de ellos, yo no pienso meterme– le digo mientras me pruebo algunos conjuntos –. Lo único que le pedí es que se haga cargo.
— Ay mi niña... Es estúpido lo que te diré, pero el en realidad te quiere, aunque eso no quita que se haya equivocado.
Estoy harta de escuchar la palabra querer, no lo hace y punto. Ya me lo demostró y no hay nada que hablar, si me escribe y llama es solo porque la culpa lo mata.
— Vámonos a beber una buena botella de Whisky – me invita.
¿Como le digo que no?
— Estoy harta de beber, para mi ya acabó esa etapa Carmen– me invento –. Mejor vamos a recoger a Aylen.
Me lleva en su carro hacía el instituto y se va porque tiene cita en la peluquería, y ahora que lo pienso bien no se que hago aquí en los bancos de enfrente del instituto. Ya van a salir y eso significa ver a Andrea, Lucia, o Izan y no puedo verlo porque si lo hago voy a querer abrazarlo y besarlo.
Y hablando del rey de Roma...
Lo veo saliendo con un amigo y Andrea, en cuanto me ve su intención es acercarse pero como una cobarde comienzo a caminar a la otra calle. Mi huida no dura cuando se me para en frente y debo bajar la mirada para no bajar la guardia.
— No quiero hablar – digo seca.
— Déjame acompañarte a casa.
— No.
— Sabes que quieres ir en mi moto.
— Quiero irme con Ayeln, contigo no – me atrevo a verlo.
Nunca me cansaré de decir lo guapo, sexi y perfecto que es para mi. Es que no le encuentro ni una imperfección.
— Es viernes, y supongo que saldremos con el grupo...
— Ya no estás en él.
— Déjame llevarte a casa, por favor – no digo nada –. No te hagas la difícil que viniste aquí por mi, Aylen es una excusa.
Una pequeña parte dice que es verdad, pero me afirmo que no vine por él.
— ¿No te da vergüenza actuar así, después de haberme enterado de que te acostaste con esa y para colmo está embarazada? – recuerdo mi enfado, antes de que con sus tontas y estúpidas palabras caiga.
— No se puede contigo...
¡Que cara dura!
— ¡¿Como?! ¿Y que quieres que haga? – levanto la voz – ¿Te trato como si nada hubiera pasado? ¡Cuando vas a ser padre!

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Por primera vez
RomanceSoy Ángela Collins, una chica normal que le gusta salir mucho de fiesta con sus amigos. No voy mentir, para muchos soy una inmadura que no aprende, pero la vedad es que me da igual lo que digan de mi. Nunca he creído en el amor, menos me he enamora...