Capitulo 10

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Izan

Esta claro que las mejores fiestas son las de Thiago. Siempre voy con Andrea a divertirnos un rato los fines de semana, pero la última que hizo fue mi favorita cíen por ciento.

Ver a Ángela gozar de esa manera bailando, cantando, haciendo locuras como tirarse a esa piscina con el frío que hacia me hacían verla de otra manera, mas que la hermana de mi amigo, una vecina o una simple amiga. Me atrae su locura y su felicidad instantánea, no quería despegarme de ella el poco tiempo que pudimos estar solo los dos hablando. Y tenerla cerca y no poder comerle la boca fue un reto.

Fue icónico el momento en que lanzó su teléfono por miedo a la llamada de su padre. Se quejaba de que no la tratáramos como niña pequeña, pero literalmente se estaba comportando como una.

Me sentí tan bien cuando gracias a su estado, sin quererlo confesó que no estaba saliendo con el chico ese, pero a la vez minutos antes la vi besándolo y eso me hizo enervar de una manera que no debería.

No puedo sentir celos de alguien que no es nada mio, solamente somos amigos. Eso lo tengo que tener claro, aunque me cueste. Ya bastante la he cagado ocultándole a Andrea lo que pasó en el ascensor y en la antigua casa de Ángela. No puedo hacerle esto a ella, no se lo merece.

Pero no puedo evitar querer estar cerca de ella y no poder besarla, no olvido sus labios y sueño con probarlos solo una vez más. Tampoco puedo evitar escribirle, o mirarla cuando la veo por los pasillos del instituto o en cualquier parte.

Hace unos días solo por mirarla, como de costumbre, Andrea me monto una escena de celos. No quiero imaginarme si le confesara otras cosas, literalmente me mata.

Por fin llega el fin de semana otra vez.

Estoy saliendo del instituto y Thiago me espera en su carro.

El ya se graduó el otro año, yo hubiera estado también graduado, pero por cosas de la vida me expulsaron y repetí de curso.

— ¿Que se hace esta noche?– pregunta Thiago cuando subimos Andrea y yo a su coche.– Quiero llamar a Aylen y a su amiga...

— Ángela–le recuerdo.

— Esas chicas son el alma de la fiesta, ¡Son mis ídolos!

Yo solo me rio, tiene toda la razón. Ese par hacen de lo más aburrido lo más interesante, saben como montarse su propia fiesta ellas solas.

— Entonces, ¿Que haremos hoy? – pregunta Andrea desde el asiento trasero.

— Primero, dejarte en tu casa, porque tengo cosas que hacer con tu dulce novio.

— Después te llamaré– le interrumpo antes de que se queje, pues ya hemos llegado a su casa y no le queda de otra que aceptar — ¿A que hora es la pelea?

— A las seis tenemos que presentarnos.

— Todavía no entiendo cual es la necesidad de hacerlo.

— Me gusta, es mi pasión, mi vocación, mi vida, mi....

— Entendido, entiendo– le interrumpo.

— Tu también entrenas, no te hagas el sobrado.

El boxeo es su pasión, aunque sea como su gran secreto.  Yo no le veo nada malo, simplemente es un deporte. Pero para sus padres si lo es, para ellos es algo de calle. Según ellos el tiene que seguir una carrera y tener su título de abogado como su familia, cosa que está haciendo al mismo tiempo que entrena y va a sus peleas. Es nuestro secreto, nadie más que yo y los chicos lo sabemos.

— Podríamos llevar a las chicas, a Aylen le encantará verme pelear.

Me contó que pasó algo entre ellos la otra noche.

Por primera vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora