Dos semanas han pasado desde que vi a Abigail, ni siquiera se ha vuelto a comunicar conmigo. La mochila que me dio la tengo guardada en el fondo de un armario, no la he abierto por respeto porque ganas no me faltan. Aylen fue la primera que me animó a hacerlo, pero me negué, aunque no se lo merezca iba a cumplir lo que me dijo ella y no iba a abrirlo.
Y tres semanas sin ver a Izan. ¿Donde estaba? En un viaje con sus padres, los suegros y la novia. ¡Apenas me a escrito estos días! Y con todo mi orgullo no le respondí a la mayoría de mensajes, pues aunque me cueste aceptarlo me molesta que se haya ido a ese viaje familiar como si fueran ya todos una familia, ¡ni que se vaya a casar con la rubia esa!
Estoy celosa, si, lo admito aunque me cueste la vida aceptarlo delante de los que me conocen lo estoy. Me molesta y no lo puedo evitar.
Entre lo de Izan y mi madre voy a acabar en un psiquiatra. No estoy preparada para tanto drama.
— Olvídate ya de ese guaperas, solo por media hora– se queja Aylen– Así no te enterarás de nada.
— Si me entero– me defiendo–. Estuviste con el boxeador, besos, sexo, citas locas... y quieres dejarlo porque no quieres acostumbrarte a él, pero a la vez no puedes alejarte.
— Lo peor es que no soy la única – dice indignada –. Se que no soy la más indicada para quejarme por eso, puede que sea el karma devolviéndome todo lo que he hecho.
— Solo pasa de él – aconsejo, pero ella solo me dedica una mirada de pocos amigos.
— Tu no eres la indicada para dar esos consejos cuando no paras de pensar en Izan y preguntarme por el.
Ruedo los ojos y me callo sabiendo que es verdad, la he utilizado un poco como ancla sabiendo que pasa tiempo con Thiago, pues sabría más sobre donde está y que hace.
— Mañana es viernes y no tengo para nada ganas de ir a clases– digo cambiando de tema–. Ya se falsificar firmas, ni siquiera se enterarán de que faltamos.
Pues supe cómo líbrame de un nuevo castigo, simplemente informé que estaba enferma, falsifiqué la firma de mi padre y problema resuelto nunca se enteró de que falte por un día entero.
— Bueno, debo irme – se arregla el pelo en mi espejo – Voy al gimnasio, ¿Quieres venir?
Sin decir más yo también me arreglo el cabello, me pongo zapatos y nos dirigimos hacia el entrenamiento del amigo con derechos de Aylen.
Ese local parece la segunda casa de mi amiga, se la pasa allí todos los días que Thiago tiene entreno, puede que no sea la única que se esté pillando de alguien.
Ya es de noche, puede que mas de las diez, no estoy segura porque me dejé el móvil en casa. Me siento en una silla junto Aylen mientras sigo viendo como entrenan chicos y chicas sudando hasta la gota gorda, dando puñetazos o patadas al saco y entre ellos haciendo una pelea amistosa.
— Izan vuelve mañana por si te interesa– informa Thiago.
— ¿Porque me va interesar?
— Te importa y lo sabes – salta Aylen.
— Bueno, adiós – me despido algo molesta mientras bajo del coche de Thiago.
— ¡Hasta mañana Angie!
— Ángela, para ti.
¿Tanto se me nota el interés hacia ese hombre? Yo que pensaba que sabía disimularlo.
— ¿Donde estabas? – es lo primero que dice mi padre cuando entro al salón.
— Fui con Aylen y los chicos al cine –miento.

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Por primera vez
RomanceSoy Ángela Collins, una chica normal que le gusta salir mucho de fiesta con sus amigos. No voy mentir, para muchos soy una inmadura que no aprende, pero la vedad es que me da igual lo que digan de mi. Nunca he creído en el amor, menos me he enamora...