Capitulo 22

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Llevo toda la noche en el hospital junto con los chicos esperando a saber noticias de Sonia y la bebé. Lleva desde ayer de parto y ya está amaneciendo y nada.

Abro los ojos por unos minutos, estoy en paz con el típico olor a médico y con Diego en mis piernas. Esa tranquilidad no dura mucho cuando escucho gritos y pasos de una multitud dirigiéndose hacia mi, mejor dicho a la puerta que tengo en frente.

¿Se va a repetir la misma historia que con Diego? Por lo que veo si, y esta pinta peor.

— ¡Pequeño Diego! – me lo quitan de los brazos , haciéndolo despertar.

No necesito levantar la vista para saber quien es, Margaret. La madre de Sonia. La típica ricachona, mantenida por su marido. Los dos jubilados sin nada que hacer, nada más que hablar mal de mi a mis hermanos. Antes me molestaba ahora paso.

Se adentra a la habitación con mi hermano en los brazos y su marido tras ella. ¡Ni siquiera se a dignado a saludarme! Bueno, ninguno de los presentes lo hace conmigo y Lucia, en cambio Alex no tiene ni espacio personal de tantos abrazos. Entiendo que no seamos familia de sangre pero algo de educación a saludar no está de más.

— Me parece que no veremos a la niña hasta que llegue a casa – dice Lucia.

Debería no responderle, pero es mi hermana chica favorita. Alex y Diego comparten el favoritismo y creo que Lucia tendrá que compartirlo con la nueva integrante.

— No voy a dejar que pase como con Diego.

La llevo conmigo hacia la puerta, toco y la aguda y molesta voz de Margaret me niega la entrada, acompañada de los llantos de recién nacido.

— ¡He dicho que ocupado!– me regaña cuando entro junto con Lucia a conocer a nuestra hermana.

— Llevo toda la noche aquí para que ahora no me la dejen conocer.

Me acerco a la abuela de mi nueva hermana para verle el rostro pero me la aparta dándome la espalda. Joder, ¿que le he hecho a esta familia para que sean así conmigo?

Me giro a ver a mi padre, solo mira y calla. No acabamos la otra noche con broche de oro, pero no puede negarme conocerla.

— Cuando estemos desocupados podrán conocerla– me dice Sonia con una sonrisa más falsa que la nariz operada de su madre.

— Claro –sonrío falsamente–. Cuando pase tu hermana, tu otra hermana, tus tres primos y por no contar a los tíos. Después las amigas, los vecinos y otra vez tus padres.

— Ángela...Compórtate.

— Y todavía tienes la cara de decirme como tengo que actuar. Mejor compórtate tu, y ten los cojones de por lo menos darle su lugar a Lucia. ¡Tiene el mismo derecho que estos a conocer a su hermana!

Me voy dando un portazo que retumba en todo el pasillo, la familia de Sonia me mira despectivamente, algúnos incluso de arriba a abajo. De lejos veo que también se encuentran los Jones, y una pelirroja que me conozco muy bien coqueteándole a Izan.

Lo que me faltaba, tener un ataque de celos. El se muestra incómodo y para nada receptivo, pero la descaradez de esa niña me saca de quicio.

— Me gusta ese corte en la ceja, te hace ver más...

— Sexy – acabo por ella.

Le planto un beso en la boca, dándole la espalda a Judith. Sobrina de Sonia. Me giro a ella, con las manos de Izan rodeándome la cintura. Esta de brazos cruzados y tiene las agallas de mirarme como su familia, de arriba a abajo como si fuera una mierda.

Por primera vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora