Un día común

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Para Sasuke su día comienza no de la mejor manera, se tiene que levantar por su cuenta, teniendo que dejar de soñar con la familia que un día tuvo.

Se levanta mentalizado con su nuevo día, prepara sus cosas y se alista para salir.

Se prepara el desayuno con lo que la necesidad le ha enseñado cuando hablamos de cocina, come en esa mesa que una vez estuvo llena, y donde se sentía acompañado.

Guarda sus cosas en su mochila, sus armas, sus vendajes, todo lo que pueda llegar a necesitar está en esa mochila.

Al abrir la puerta, voltea para mirar su casa una última vez, suspira y piensa que las cosas algún día van a mejorar.

Camina por las calles de Konoha, siendo admirado y observado por muchas personas, en realidad no entiende que tanto le ven, o porque el interés masivo en él.

Muchas personas quieren ser sus amigos, pero a Sasuke no le interesa, se supone que está enfocado en su venganza y no puede haber otra cosa pasando por su mente, sin mencionar que esas personas no parecen estar realmente interesados en su bienestar, más bien quieren conseguir ese logro de hablarle y recibir algo a cambio.

Ignora todo ese fanatismo y se concentra en lo que realmente importa, no puede darse el lujo de fallar.

Llega temprano al lugar de reunión como le es costumbre, solo le queda esperar al resto de su desastroso equipo, para pasar el tiempo solo se dedica a observar y a pensar.

— Sasuke-kun — escucha a uno de sus principales molestias o bueno a una — Sasuke-kun, llegas temprano, tan cumplido como siempre.

Sakura es algo molesta, solo se la pasa acosándolo y no trabaja como debería, por ejemplo, debería entrenar y no estarlo buscando todo el tiempo, es lo que siempre le recalca.

— Sakura, recuerda entrenar esta vez.

— ¡Sakura-chan! — se escucha a lo lejos, gritando y haciendo mucho ruido.

— Naruto, deja de gritar, te puedo escuchar — gritaba de igual forma.

— Oh, lo siento ttebayo, buenos días teme — saludo ya más tranquilo.

— Dobe.

Naruto es esa persona a la cual no sabe cómo nombrar, le molesta, si, le desagrada, no, lo quisiera lejos, si, lo quisiera cerca, también, por lo que lo mantiene en una línea de lo normal.

— Hola a todos, lamento la demora, me perdí en el sendero de la vida — llegó el peliplateado en una bomba de humo.

— Llega tarde — se escucha de ambos chicos.

Que puede decir de Kakashi, es su sensei que siempre llega tarde, puede decir que él es uno de los cuales se preocupa por su bienestar, al menos lo ayuda a entrenar y eso es lo importante.

— Bien, hoy vamos a atrapar a un gato.

— Otra vez — se queja Naruto.

— Si, otra vez.

— Siempre nos ponen ese tipo de misiones, queremos una más difícil, así jamás seremos buenos ninjas.

— Déjalo así, dobe — diría que él también está harto de esas misiones sencillas, pero no puede hacer nada en contra de las reglas ninjas, tendrá que esperar hasta que esté listo para poder hacer cosas más complicadas.

— Pero, teme.

— Por lo pronto es la misión que nos encomendaron, tenemos que hacerla.

— De acuerdo, ttebayo.

La misión se resolvió rápido, sin mayores contratiempos, entregando exitosamente el gato que tanto buscaban.

Sin embargo, se tuvo que topar con un pequeño inconveniente, tuvieron que buscar al gato cerca del barrio Uchiha.

Se topo con lo que parecía ser una escena, o era lo que se mostraba en su trastornada mente.

Cerca de una casa, un camino de sangre se veía marcado en el piso, llegando hasta unos escombros, de los cuales sobresalía un pequeño peluche, manchado y completamente abandonado.

La simple idea de lo que pudo haber ocurrido, o más bien lo que ocurrió taladro su mente, su hermano asesinando a los padres de un niño, después al niño, quien se arrastró todo lo que pudo, muriendo y abandonando su juguete.

Su mente lo traicionó, sintiéndose tan impotente y débil, cayó contra el piso, asustado y agitado.

— Sasuke — escuchó la voz de alguien acercándose, lo único que pudo hacer, fue taparse su rostro con sus manos, tratando de perderse ese momento — Tranquilo Sasuke, todo estará bien — lo trato de tranquilizar.

— Yo... Estoy bien, estoy bien — se repetía tratando de sonar lo más impasible posible.

— Está bien tener miedo, yo siempre tengo miedo, pero yo estoy aquí, ttebayo.

— No es lo mismo — dijo sonando más tranquilo.

— Déjame ayudarte Sasuke.

— No necesito la ayuda de nadie — se levantó estando mucho mejor — Sigamos con la misión.

Todas las misiones transcurrían de la misma manera, con ciertos detalles, pero después de todo eran misiones exitosas.

— Bien, eso es todo por hoy, pueden seguir con sus aburridas vidas — dijo el peliplateado antes de desaparecer.

— Sasuke-kun, ¿Te gustaría ir a una cita conmigo? — pregunto coqueta.

— No, Sakura, no quiero.

— Pero...

— No, gracias.

— Sakura-chan, qué tal si tú y yo vamos a comer.

— No contigo Naruto, mejor me voy a mi casa.

— De acuerdo.

— Sasuke...

— Nos vemos, Dobe.

Después de cada misión camina hacia su casa, pasa por el mercado para comprar los suministros necesarios, y luego vuelve ante la atenta mirada de todos.

Llega a su abandonada casa, dónde no tiene nada mejor que hacer que lamentarse, por lo que, para evitar ese tipo de pensamiento, solo se dedica a entrenar.

Entrena todo lo que resta del día, tratando de volverse más fuerte, tratando de olvidarse de todo lo que lo atormenta.

Solo regresa cuando está totalmente agotado, física y mentalmente, un nuevo reto se aproxima.

La hora de dormir no es nada agradable cuando se trata de nuestro Uchiha, es el momento en que su mente se pone a pensar demasiadas cosas que ciertamente no debería, su mente entra en un estado en la que lo único que hace es atormentarlo.

Después de muchos intentos logra quedarse dormido, si tiene suerte no soñara nada, en cambio soñara con la muerte de sus padres una y otra vez repitiéndose en sus sueños.

Despierta a media noche, sudando y gritando, reviviendo una y otra vez lo que tanto lo ha hecho sufrir, sin embargo, se tiene que volver a dormir, muy pocas veces sueña con escenas bonitas en su familia, entonces puede disfrutar de una buena noche.

Tan solo despierta al día siguiente, listo para repetir la misma historia.

Se repite una y otra vez que cambiará, pero no lo hace, que necesita ayuda, pero no quiere recibirla, quiere estar con las personas que quiere, pero su orgullo no lo deja, solo entra en el mismo circulo, una y otra vez.

— Un día común —

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