Epilogo 3

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Cinco años después...

8|09|1947

Edmund despertó con la hermosa vista, la luz entrando por la ventana y la espalda desnuda de su esposa, su cabello desarreglado y con marcas en los hombros y cuello.

Ella solo se cubría con una ligera sábana él decidió abrazarla, ella ante el tacto ardiente de su esposo se removió un poco acercándose a él y sintiendo el agradable calor de su cuerpo.

-Bueno días.

-Buenos días - respondió y se giró para mirarlo, lo miró por unos segundos pero la luz era tan intensa que los cerró de inmediato.

Su esposo se dedicó a mirar sus pestañas rizadas, además de sus adorables pecas que parecían salpicar su rostro.

Él comenzó a tocar la ardiente piel de su esposa, ella suspiró al sentir su tacto, sonriendo con los ojos aún cerrados y abrasando su torso desnudo.

-¿Aún no te has vestido? - preguntó ella.

-Tu tampoco - le respondió.

-Hay que vestirnos, Caspian puede entrar en cualquier momen...

-Mami - fue interrumpida por la dulce voz y dos golpes en la puerta- mami ¿puedo pasar?

-Un segundo cariño- respondió, se puso de pie y se cambió enseguida lanzándole ropa a su esposo que hizo lo mismo. - ¿Que pasó cariño?

-Tuve una pesadilla- dijo el pequeño de cabello largo y castaño oscuro como su padre.

-Ven mi niño- el pequeño largucho se acercó a ella abrazándolo, el pequeño se sentía tan protegido en los brazos de su madre.

-¿Quieres hablar de tu pesadilla o dormir un poco más?

-Dormir, pero contigo.

-Okay cariño- se acercó a la cama con él en sus brazos y lo dejó caer en la cama, él rió y de inmediato se subió al torso de su padre abrazándolo.

-Papá.

-¿Que pasó Cas? - le preguntó adormilado y sonriendo.

El pequeño se acercó a su oreja y le susurró algo, que _____ no pudo escuchar.

-No se secreteen - dijo ella recostándose a su lado también.

El pequeño los acercó lo más que pudo se subió sobre ambos abrasándolos. Él después de unas cuantas caricias maternales en su espalda volvió a quedar dormido casi de inmediato.

-Es muy inteligente- dijo Edmund.

-Lo se - ella sonrió orgullosa de su pequeño bebé.

-Mañana tendré unas cosas que hacer - dijo él y la chica lo miró.

-¿Mañana?

-Si - respondió- ¿Por que?

-No por nada - respondió ella - solo me parece curioso, es domingo.

-Si - respondió suspirado - ya sabes cosas del nuevo libro.

-Si... - respondió dudosa.

-Te traeré más ejemplares para que los firmes.

-Amor, ¿ocurre algo? - le preguntó confundida.

-No, ¿Por?

-No, no es nada. - ella suspiró.

𝐄𝐥 𝐯𝐢𝐚𝐣𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝐚𝐥𝐛𝐚 - 𝐄𝐝𝐦𝐮𝐧𝐝 𝐏𝐞𝐯𝐞𝐧𝐬𝐢𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora