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Capítulo 2| Un sujetador de fresas y una chica en modo de: "tierra trágame"

Riley

Una chica castaña, de ojos color miel y repleta de macarrones por todo el escote no paraba de reproducirse en mis pensamientos mientras intentaba abrir la puerta del estudio con las manos ocupadas con las bolsas de comida de la cafetería. Cuando por fin consigo abrir la maldita puerta, Ian aparece del interior de nuestra pequeña cocina con un vaso de agua en la mano.

Ni siquiera se digna a moverse de allí y coger la bolsa que tenía su comida para ayudarme.

Cierro la puerta con el pie de una patada y camino hasta entrar en el salón mini que teníamos en el estudio. A decir verdad, no era muy grande, pero nos valía para descansar cuando estábamos muy cansados de las giras o conciertos. El piso solo tenía dos habitaciones con dos camas cada una, una pequeña cocina, un baño y un salón. A, bueno y el estudio de grabación donde la mayor parte del día lo pasábamos ahí metidos junto a nuestro manager Anthony. Apoyo las bolsas sobre la mesa y me revuelvo el pelo con la mano, cansado.

Suelto un suspiro, antes de meterme con Ian:

—No hacía falta que me ayudarás, campeón —digo con sarcasmo al ver que seguía sin moverse. Estaba apoyado sobre el quicio de la puerta, contemplando las bolsas. Luego, paso a mirarme.

—Cuanto has tardado, ¿no? —Fue lo único que responde.

—Que te den por culo, hermano.

En ese momento, Aaron y Seth salen de sus respectivas habitaciones. Yo compartía el cuarto de la derecha con Seth, mientras que Ian y Aaron compartían la de la izquierda. La más grande. De los cuatro, los únicos que teníamos veintiún años, éramos Seth y yo, pues Ian y Aaron nos llevaban dos años. El primero en sentarse en la mesa, lo hace Seth que no nos espera a ninguno para empezar a comer. Lo seguimos, Aaron, Ian y yo y empezamos a comer hablando de las próximas canciones que tendríamos que grabar ya de ya, de lo sucedido con aquella chica de la cafetería que nos empezamos a reír cuando les cuento que había sido la primera chica que no se había tirado a mi cuello al descubrir que era uno de los integrantes de NeverLand. Quizá no fuera fan nuestra.

"¡¿Qué coño haces?!"

Solo había intentado quitarle un macarrón del pelo y ella me había insultado como si hubiera intentado desnudarla allí en medio del local. Para ser sinceros, era bastante torpe la chica. Sin embargo, había algo en ella que me había llamado la atención completamente.

Anthony, nuestro manager, hace acto de presencia en ese instante cuando los cuatro hemos terminado de comer y estamos a punto de sentarnos en el sofá que allí teníamos justo cuando este nos habla para que le sigamos al estudio. Anthony era un tipo serio y de complexión atlética. Era un hombre de familia. Tenía mujer a la que muchas había visto porque nos solía traer pasteles de su pastelería, ya que esta era pastelera, y una hija llamada Rain más o menos de mi edad. A pesar de tener casi cincuenta tacos, Anthony se conservaba bien para su edad. Aunque no me extrañaba, pues cuando no estaba con nosotros de gira o grabando, solía pasar tiempo en el gimnasio o con su familia. Su cabello oscuro impoluto de canas.

Entro al estudio después de Seth y seguido por Aaron que es el último en cerrar la puerta. La sala era bastante grande y espaciosa a diferencia del piso en general. Una mesa de mezclas donde este y nuestro productor, estaban sentados cuando nosotros estábamos metidos en el cuartito donde grabábamos, era lo que se podía ver a simple vista.

Me detengo junto a Seth; Ian y Aaron en el otro extremo.

—Mañana tenemos que sacar un nuevo videoclip, chicos —dice Anthony como si el hecho de que lleváramos sin sacar videoclips desde hace unas semanas, lo hubiéramos olvidado—. Y nuevas canciones —lo siguiente lo dice mirando en mi dirección—. ¿Tienes algo nuevo?

El latir de un corazón roto #1 SERIE AM✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora