𝟙𝟚🎶

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Capítulo 12| Hospitales, exposiciones de arte y discos carísimos

Mane


—Por suerte no ha sido muy profunda, señorita —habla el doctor terminando de curarme la pequeña brecha que Eliot me ha hecho al empujarme hace una hora atrás... porque si, llevamos aquí una hora y media hasta que nos atendieron.

Apenas estoy escuchando sus palabras cuando oigo un carraspeo que me saca de mis pensamientos. Rosa me mira diciéndome con la mirada que este atenta al doctor. Este sigue hablando:

—Aunque de todas formas le vamos a hacer unas pruebas para estar seguros de que no se marea, ¿les parece bien?

—Claro, doctor, usted haga lo que tenga que hacer —interrumpe Rosa con voz preocupada.

Yo simplemente asiento y sigo cada instrucción que este me pide. Solo son dos ejercicios que me hace. Primero, el doctor mueve su dedo delante de mi cara para que lo siga solamente con la mirada: fácil. El segundo y último, me pide que me levante de la camilla donde me encuentro sentada y empiezo a andar con los brazos estirados a los lados para comprobar que no me mareo. En un principio, sí que me da vueltas la cabeza cuando me levanto, pero cuando doy unas cuantas vueltas más, es como si mi cuerpo se acostumbrase. Nada más terminar, el doctor me pide que me siente de nuevo y que le tenemos que esperar aquí para que fuera a por los informes.

Sin embargo, antes me hace unas cuantas preguntas como: mi nombre, edad y cosas así para que no haya ningún error en la ficha médica. No obstante, la siguiente pregunta que me hace, me tensa el cuerpo en un nanosegundo.

—Como te he dicho, no ha sido profunda —repite las mismas palabras de antes, pero ahora viene lo malo —Pero sí que es recomendable que estés un día o dos de reposo, pues te hemos puesto dos puntos y no queremos que haya ningún problema y me gustaría saber, ¿cómo se lo ha hecho, señorita? 

Disimuladamente, observo a Rosa que también me está mirando como intentando decirme algo con la mirada que yo sé muy bien que significa. Cuando ella está a punto de contestar, yo me adelanto y suelto una mentira:

—Me resbale en el trabajo con la mala suerte que me golpee con el pico de una mesa. Por suerte estaba Rosa ahí para traerme.

Puedo sentir la mirada decepcionada de Rosa por haber mentido, pero es que el simple hecho de delatar a mi hermano... no, no puedo. El miedo de que le pueda pasar algo o se lo lleven, me puede y si, sé que estaba mal mentir a un médico (o cualquier persona), pero... ¡joder, es mi hermano!, y sé que, si estuviera consciente, ahora mismo se arrepentiría; yo lo único que quería era protegerle.

El doctor al principio no parece muy convencido, pero después de un largo rato en silencio y viendo que no voy a decir nada más, se da por satisfecho y se marcha para ir a por mí ficha médica.

Rosa se me acerca y dice:

—Entiendo porque has mentido, Mane, pero no puedes seguir protegiendo a tu hermano.

—Eliot no es consciente de lo que ha hecho, Rosa —sigo romantizando la actitud de Eliot a sabiendas que está mal, pero sé que el alcohol no es excusa para nada —No pasa nada, ¿Vale? Ya has oído al doctor, Rosa, no es nada grave. Un día o dos de reposo y ya.

Rosa no parece muy convencida, pero no puede decir nada más cuando llega el médico a la habitación y le hace entrega de los papeles. Este me manda unas pastillas por si de repente me empezara a doler un montón la parte afectada. En cuanto terminamos allí, salimos del hospital. No soportaba estar en uno, pues me ponían enferma.

El latir de un corazón roto #1 SERIE AM✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora