Capítulo 8| Besa a un cactus.Riley
Todos estamos cansados cuando terminamos de ensayar. Llevamos en el estudio grande como aproximadamente cuatro horas desde las ocho de la mañana porque Anthony nos había hecho madrugar. Además, tendríamos que sacar nuevo disco cuanto antes y eso no ayudaba mucho a que no tuviera estrés, porque encima debía terminar algunas letras que había empezado el otro día. Y si sumábamos que no dejaba de pensar en esa castaña que no podía alejarla de mi cabeza ni un solo segundo... entonces íbamos bien.
Aporreo la batería con las baquetas al mismo tiempo que Aaron entra con su guitarra y luego Seth en su bajo. La voz de Ian va el último. Reconozco la canción que estamos ensayando, pues era la última que le enseñé a Anthony y que había terminado de ajustarle los cambios que este mismo me dijo.
A decir verdad, no solo pensaba en esa chica que, para seros sinceros, ni siquiera sabía porque no podía dejar de pensar en ella, pero cambiando de tema, también estaba el tema de mis hermanos. No sabía nada de ellos desde la última vez que estuve en casa por el ataque de Jupiter y ya estábamos acabando el mes de septiembre.
—Vale. Tomaos un descanso, chicos —la voz de Anthony entrando a la salame despierta haciéndome volver a la realidad.
Me levanto del instrumento para estirarme y camino por el estudio hasta acercarme a Seth que se encuentra mirando por una ventana que allí había. Me uno a él, pasándole un brazo por los hombros haciéndole compañía. Seth me mira un par de minutos para luego volver al ventanal. No es que se viera gran cosa desde allí. El estudio grande que Anthony había comprado para que ensayáramos, era en el último piso de un edificio (creo que eran oficinas lo que teníamos abajo), pero la verdad es que no tenía ni idea; eso sí, al menos teníamos insonorizado el estudio y no teníamos ningún problema.
—¿Sabes algo de esa chica? —inquiere bromeando Seth.
Le empujo hacia el lado para hacerle callar. Sin embargo, lo único que consigo es que siga riéndose. Ruedo los ojos volviendo a mirar abajo. Las personas que por allí pasaban se veían como hormigas, aunque se podían apreciar bastante mejor.
—Este está amargado porque no consiguió su numero el otro día, ¿a que sí? —se mete Aaron en la conversación y yo le saco el dedo.
—Gilipollas —le contesto, riéndome.
Si, les había contado cuando me la encontré cerca de Central Park corriendo con ese traje de deporte que le quedaba tan bien y cuando me ofrecí a llevarla en mi coche. Fue una estupidez, lo sé, pero me salió solo invitarla y cuando ella misma le dijo por teléfono a su amiga que tardaría, lo solté así sin más. Lo peor de todo, es que cuando la deje en su Uni, su olor estaba en mi coche y todavía seguía estando un poco y ahora me suele costar entrar dentro sin sonreír al recordarla allí sentada. Y no quería que se fuera su perfume la verdad. Además, cuando dijo que no tenía dinero para comprarle esas cosas a su amiga, me pareció notar que lo decía como con vergüenza. Todavía sigo sin entender porque debería tener vergüenza, ya que a todos se nos puede olvidar el dinero en casa alguna vez e ir a las tiendas y no poder comprar algo porque te falta dinero.
Como Seth que solía ser muy despistado con esos temas y siempre que va a comprar, vuelve con menos cosas que las que pedimos, porque no lleva el suficiente dinero.
—Tampoco la obligué a dármelo —confieso después de un rato en silencio.
—Ya, ya —habla de nuevo Aaron sentándose en el suelo del estudio con la espalda contra la pared. Yo le imito a su lado —Pero a ver, ¿se puede saber porque te tiene tan pillado esa chica? O bueno, mejor dicho: ¿Por qué no dejas de perseguirla?
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El latir de un corazón roto #1 SERIE AM✔️
Romance"Incluso el corazón más roto, vuelve a latir" A Mane le han roto el corazón. Bueno, más que rompérselo se lo han destrozado en mil pedazos hasta dejarle con un agujero negro en el interior. Además, el hecho de que sus padres les abandonaran cuando M...