4. Luna de miel parte 2

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Ari y Temo habían pasado un maravilloso día juntos hasta que la noche cayó, así que regresarían a la habitación. Ya planeaban lo que harían al día siguiente y al llegar a la puerta de la habitación Ari detuvo a Temo solo para besarlo.

-¿Todo bien, Ari?- preguntó Temo.
-Si Temo, este beso fue para darte la bienvenida a nuestro momento Aristemo- dijo Ari al abrir la puerta.

Temo quedó sorprendido por lo que veía, en la entrada había un camino de pétalos rojos y velas, sobre la cama también había pétalos pero estos formaban un corazón, y la habitación estaba iluminada por unas cuantas velas más.

Temo quedó sorprendido por lo que veía, en la entrada había un camino de pétalos rojos y velas, sobre la cama también había pétalos pero estos formaban un corazón, y la habitación estaba iluminada por unas cuantas velas más

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-Mi amor, no tengo palabras para describir todo esto- dijo Temo sonriendo con sus ojos cristalizados.
-Pues no necesitamos de palabras cuando el corazón habla por ellas- dijo Ari.

Ari y Temo volvieron a besarse pero esta vez fue un poco más lento y en él se demostraba todo el amor del mundo. Sus ropas fueron despojadas y la poca iluminación permitía ver sus rostros, Ari acarició la carita de Temo para después continuar besándose.

-Ari... Hazme el amor- dijo Temo con un hermoso brillo en sus ojos.
-Te haré el amor mi Temo- dijo Ari mirándolo con una sonrisa-. Pero esta vez será diferente porque lo haremos como esposos y siento la misma emoción que sentí la primera vez que lo hicimos como novios.
-Yo también siento esa emoción y al igual que ese día sé que sentiré el mismo amor con el que lo hicimos.
-Prometí ser cuidadoso y nunca lastimarte porque tú eres lo más preciado que tengo. Te amo Tahi y ya no imagino una vida sin ti.
-Yo tampoco imagino una vida sin ti porque eres lo que más amo.

Se abrazaron y sonrieron ante el contacto de sus pieles, entonces Ari comenzó a besar el hombro de Temo hasta llegar a su cuello sacándole varios suspiros.

-Me encantas cuando me besas así, mi amor- dijo Temo jadeando.
-A mí me encantas tú- dijo Ari sin dejar de besarlo.

Sus labios volvieron a encontrarse y poco a poco fueron acostándose sobre la cama. Ari sigue vuelve a descender sus besos al cuello de Temo y este acariciaba la espalda del rizado con las yemas de sus dedos como si de una obra de arte se tratara.

-Hazme tuyo, Aristoteles- dijo Temo contra sus labios.
-Tú ya eres mío desde la primera vez que nos entregamos- dijo Ari-. Pero ahora quiero que sientas lo mucho que te amo.

Los besos eran intensos pero llenos de amor, se acariciaban y se decían muchas palabras bonitas al oído, ambos hacían el amor como nunca lo habían hecho.

-Me encantas de verdad, Temo- dijo Ari besando su cuello.
-Tú me encantas más- dijo Temo en medio de gemidos que fueron callados por los labios de Ari.

Después de unos minutos finalizaron, sus respiraciones eran agitadas y sus corazones latían con fuerza. No decían nada, solo se miraban con amor y Temo acariciaba los rizos de Ari.

-Estuviste increíble- dijo Temo con total sinceridad.
-Tú también estuviste increíble, amor- dijo Ari dándole un beso cerca de su ojo.
-¿Sabes algo Ari? Cuando nos hicimos el tatuaje quería que representara nuestra historia de amor, porque así como un tatuaje dura para siempre nuestro amor también.
-Es correcto Tahi, un amor que durará para siempre. Desde aquel momento me he dado cuenta que cada día te amo más.
-Yo también amor, te amo todos los días de mi vida.

Compartieron un lindo beso, pero como esta pareja no quería parar volvieron a hacer el amor un par de veces más en lo que restaba de la noche.

Ahora ambos se encontraban acostados mirándose de frente con sus manos entrelazadas y cubiertos solo por una sábana blanca.

-Gracias por esta noche tan mágica- dijo Temo sonriendo.
-No me agradezcas, solo quiero que sepas lo mucho que te amo- dijo Ari dándole un beso en la punta de la nariz-. Ya es hora de dormir porque mañana nos espera otro hermoso día en este lugar.
-Tienes razón, descansa amor.
-Tú también amor.

Temo se recostó sobre el pecho desnudo de Ari y así abrazaditos cayeron en un profundo sueño pero con unas sonrisas en sus rostros ya que esa noche quedaría guardada para siempre en sus corazones.

Felizmente casadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora