23. Ilusiones

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Ari despertó después de unas horas, ya se sentía un poco mejor y al ver que Temo seguía dormido salió del cuarto para dejarlo descansar. Se fue hacia la terraza y se sentó en el pequeño sillón para mirar el atardecer ya que era un poquito tarde.

La mirada de Ari estaba pérdida a la nada pero tenía una sonrisa en el rostro al imaginar algo lindo. Salió de sus pensamientos cuando vio a Temo saliendo de la casa y se sentó junto con él.

-Hola bello durmiente- dijo Ari con una leve risa.
-Hola mi amor- dijo Temo abrazándolo-. Me sentí solo cuando desperté y no te ví a mi lado.
-Perdón Tahi, ya no tenía sueño y salí a tomar aire fresco.
-¿Ya estás mejor?
-Si, gracias a tus cuidados ya me siento mejor.

Se quedaron abrazados en ese sillón por un rato mientras miraban el atardecer. Los pensamientos que Ari había tenido hace unos momentos regresaron a su mente y su sonrisa se volvió a dibujar, algo que notó Temo.

-¿A qué se debe esa sonrisa?- preguntó Temo.
-Esta mañana que estuve enfermo y me diste los mejores cuidados imaginé que así de lindo serás con nuestros hijos cuando se enfermen- dijo Ari sin dejar de sonreír.

Temo se sentó sobre el regazo de Ari y acarició su cara mientras lo miraba a los ojos, sonrió por lo que Ari había dicho y juntó sus frentes.

-¿Ya te emociona ser papá?- preguntó Temo al ver sus ojos llenos de mucha ilusión.
-Es mi mayor ilusión desde que nos casamos- dijo Ari sonriendo-. Cuando tengamos a nuestros niños te prometo que voy a ser el mejor papá del mundo.
-Yo sé que lo serás porque ese amor que me demuestras también se lo demostrarás a nuestros hijos. Pero debemos esperar un poco más mientras sacamos unos documentos que nos pedirán para poder adoptar.
-Puedo esperar el tiempo que sea necesario. También sería lindo tener uno propio.

Ante aquellas palabras Temo se puso rojo y su sonrisa se volvió tímida, pero a pesar de ser algo imposible le resultó algo tierno.

-Imagínate, tendríamos un hermoso bebé si llegara a tener tus ojos- dijo Ari y besó varias veces el vientre de Temo-. Besaría tu pancita todos los días para hacerle saber a nuestro bebé lo mucho que lo amamos y el día que naciera seríamos una hermosa familia.
-Ay amor, eso sería lo más tierno- dijo Temo mirándolo con ternura pero su sonrisa se borró-. Pero la única manera en que podemos ser papás es por medio de la adopción porque sería imposible que quedara embarazado.

Ari notó la tristeza de su esposo, acarició su mejilla y cuando sus miradas se cruzaron le sonrió. Un pequeño beso fue depositado en sus labios y Temo sonrió.

-Yo sé que es algo imposible pero mientras seamos aceptados para adoptar yo seré feliz- dijo Ari-. Julieta una vez me dijo que cuando adoptaron a David que un padre no es aquel que engendra sino aquel que ama. Te aseguro que el niño o niña que adoptemos lo vamos a amar mucho, como si fuera nuestro.

Sin saber en qué momento pero Temo ya derramaba lágrimas por aquello que le dijo Ari, amaba muchísimo a ese hombre. Lo abrazó y escondió su cara entre su cuello, Ari recargó su cabeza con la de él mientras le daba pequeños besos.

-Serás el mejor papá del mundo- dijo Temo-. Yo sé que darás todo por nosotros y yo por ustedes.
-Mi vida solo depende de ti y dependerá de nuestros hijos- dijo Ari-. Bueno, estamos pensando mucho en el futuro cuando ahora podemos disfrutar del presente.
-Tú ya eres mi presente y seguirás siendo mi futuro.

Sellaron todas aquellas palabras en un beso, aquel beso estaba lleno de amor, sin prisas y sin nadie a su alrededor que los juzgara.

-Te amo Ari.
-También te amo mi Temo.

Ya estaba oscureciendo y la pareja entró a la casa. A pesar de que habían dormido casi todo el día el sueño ya los estaba venciendo para finalmente irse a su cuarto a descansar.

-Descansa Tahi- dijo Ari dándole un beso a su esposo.
-Tú también, amor.

En posición de cucharita y abrazados cayeron en un profundo sueño, pero las sonrisas en sus rostros por nada se borrarían.

Felizmente casadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora