22. Ari enfermo

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Mariana ya no se había vuelto a aparecer por la disquera y todo iba normal tanto en el trabajo como con la pareja.

Era muy temprano y la pareja aun dormía, Temo se acomodó para abrazar a Ari pero cuando su frente tocó su cachete lo sintió caliente. El castaño inmediatamente se levantó y notó un gesto diferente en Ari, era de que se estaba sintiendo mal.

-Ari, despierta amor- lo movía para despertarlo y al tocar su cara se dio cuenta que tenía calentura.
-Me siento mal, Temo- dijo Ari con un poco de debilidad.
-Tranquilo Tahi, ahorita te doy algo para que te mejores. Por lo pronto quedate acostado.

Ari la verdad se sentía muy mal como para no levantarse y por ordenes de su esposo se quedaría acostado. En pocos segundos Temo regresó al cuarto con una toalla húmeda que colocó en la frente de Ari, se sentía tan fresco que el rizado pudo despertar un poco más.

-Esto ayudará a que reduzca un poco la fiebre- dijo Temo regalándole una sonrisa.
-Gracias Tahi- dijo Ari también sonriendo.
-¿Cómo te sientes?
-La verdad me siento fatal. Solo quiero estar acostado.
-Voy a prepararte un té y a traerte una pastilla. Descansa un rato.

Temo besó la mano de Ari y fue a preparar el té. Mientras se calentaba buscó en una pequeña caja algún medicamento, todas las medicinas que tenían se las habían llevado doña Imelda, doña Crissanta y doña Blanca para cuando se enfermaran.

El té estuvo listo, Temo lo sirvió en una taza y tomó las pastillas para llevárselo a Ari.

-Aquí tienes Tahi- dijo Temo al darle las cosas.
-Gracias Tahi- dijo Ari y se tomó la pastilla.
-¿Tienes hambre?
-No, ahorita no se me antoja nada. Solo quiero dormir.
-Bueno, voy a estar en la sala por si necesitas algo. Te amo.
-Y yo a ti.

Temo salió del cuarto y se dirigió a la cocina para preparar un caldo de pollo para Ari porque más tarde le daría hambre. Mientras el pollo se terminaba de coser dentro del caldo Temo aprovechó para ver a Ari, estaba dormido. La temperatura había disminuido y retiró la toalla de su frente, Temo solo miraba a Ari con una sonrisa mientras acariciaba su rostro.

-Te amo tanto Ari y si algo malo te pasa yo también me muero porque tú eres mi vida- dijo Temo ya que recordó las dos veces que Ari estuvo hospitalizado-. Pero yo sé que no pasará nada porque nuestro amor nos hace fuertes.

Temo dejó un beso en la frente de Ari y cuando regresó a la cocina el caldo ya estaba listo. Sirvió un poco en un plato y en un vaso sirvió agua fresca para llevárselo a Ari.

-Ari, despierta- dijo Temo llamándolo para despertarlo-. Te traje algo de comer.
-Gracias Tahi, ya tenía hambre- dijo Ari sonriendo.

Ari se sentó y comenzó a comerse su caldo, en cada cucharada Ari se sentía mejor. Tenía un poco de frío y Temo colocó una cobija sobre su espalda, el calor de la tela junto con el caldo hacían que Ari se sintiera mucho mejor.

-Eres un gran doctor- dijo Ari mirándolo con una sonrisa.
-¿Por qué lo dices?- preguntó Temo.
-Porque me haz cuidado bien y nunca te haz alejado de mí. Cuando me lastimé el pie estuviste ayudándome y cuando recibí ese disparo que me dejó en coma nunca te fuiste de mi lado.
-Y nunca lo haré porque eres lo más importante en mi vida.

Cuando Ari terminó su comida se abrazó a Temo y ambos cayeron en un profundo sueño.

Felizmente casadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora