34. Día en casa

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Los Aristemo estaban de regreso en Oaxaca, cuando fueron al edificio Corcega todos los felicitaron por el gran concierto. Luego del gran viaje el jefe de Ari le dio algunos días de descanso y después regresara a la disquera.

Era muy temprano y Temo aun dormía, cuando quiso abrazar a Ari despertó al sentir el lado de su cama vacío. Al no verlo en la habitación se levantó, tomó una cobija con la que se cubrió porque hacía un poco de frío y fue a buscar a Ari.

Ari estaba en el sillón de la sala mirando algunas fotos que sus fans subieron del concierto, se relajó al sentir el calor de una cobija y al alzar su mirada se encontró con la de su marido.

-Hola amor- lo saludó Temo.
-Hola precioso- devolvió el saludo Ari y le dio un pequeño beso-. Ven, acuestate aquí conmigo.

Ari se recargó a un costado del sillón para que Temo pudiera acomodarse entre sus piernas y recargarse en el pecho de su esposo. Se cobijaron y se abrazaron para entrar más en calor.

-¿Qué haces despierto tan temprano?- preguntó Temo.
-Me levanté al baño y ya no tenía sueño, así que me vine a la sala para que continuaras descansando- respondió Ari-. ¿Y tú qué haces despierto?
-Sentí mi lado de la cama vacío y me sentí triste de que no estuvieras a mi lado.
-Ay Tahi, sabes que nunca me voy a ir de tu lado.

Era una imagen tierna, ambos acurrucados en el sillón muy abrazados y Ari dándole pequeños besos a Temo. Y sin darse cuenta ambos se habían quedado dormidos.

Un par de horas después Temo comenzó a despertar por el aroma a desayuno y al entrar a la cocina vio a Ari preparándolo.

-Ahora si puedo decir buenos días- dijo Temo dándole un beso en la mejilla.
-Buenos días Tahi- dijo Ari dándole un beso en la punta de la nariz.
-¿Qué tenemos para desayunar chef Aristoteles?
-El menú de hoy serán huevitos enmolados, para el más enamolado de esta casa.
-Amo cuando dices esas frases.

El desayuno estuvo listo y ambos se sentaron, estaban en silencio pero disfrutando de su compañía y dándose alguno que otro besito. Era un día perfecto para ellos estando en casa.

Más tarde ambos se encontraban en la terraza sentados en el sillón y compartiéndose más besitos.

-Te amo mi amor- dijo Ari dándole un beso.
-Y yo a ti amor- dijo Temo dándole otro beso.
-Oye, ya falta poco para que empiece la feria. ¿Quieres ir conmigo?
-Contigo iría a cualquier lugar, en especial a la feria.

El silencio se hizo presente, solo estaban ellos dos en el patio abrazados. Temo elevó su mirada para mirar a Ari, al recordar algo soltó un suspiro que su esposo escuchó y lo miró con una sonrisa.

-¿De qué te acordaste?- preguntó Ari.
-¿Cómo sabes que recordé algo?- dijo Temo.
-Tu suspiro lo dijo todo. ¿Qué recordaste?
-Recordé cuando éramos amigos y fuimos a la feria, fue un día genial.
-A pesar de que aun no éramos novios ese día me divertí mucho contigo. Después de tanto tiempo volveremos a ir pero ahora siendo esposos.

Las miradas de ambos se cruzaron y acercaron sus rostros hasta unir sus labios para darse un beso duradero. De repente Temo se separó al sentir una lágrima de Ari tocar su piel, el rizado estaba llorando.

-¿Por qué lloras Tahi?- preguntó Temo.
-Fui un tonto al no darme cuenta lo que sentías por mí en aquellos días- dijo Ari con melancolía-. Perdón Tahi, si desde el principio hubiera descubierto que era gay nuestra historia hubiera sido diferente.
-No te disculpes amor, tú aun no estabas seguro de quién eras. Pero ahora si lo piensas todo sería diferente porque si nos hubieramos hecho novios desde un principio no hubiéramos podido enfrentar todos los problemas que pasamos y ahorita no estaríamos felizmente casados.

Ari comprendió aquellas palabras y miró a Temo pensando que realmente no estarían casados, sentados en ese momento en la terraza de su casa. Sonrió y se acercó a él para besarlo.

-Te amo Temo- dijo Ari sin dejar de besarlo-. Mi lindo esposo.
-Yo también te amo- dijo Temo sonriendo.

Continuaron pasando el resto del día juntos hasta caer la noche, no dejaban de decirse cuánto se amaban y darse besitos. Solo querían sentir que siempre estarían juntos.

Felizmente casadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora