15. Momento en pareja

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Horas después Ari ya había pasado por Temo y se fueron a casa. Durante el camino Ari no dejaba de mirar un tupper que Temo tenía en sus manos, le daba curiosidad saber que había.

-¿Qué pasa Tahi?- preguntó Temo.
-¿Qué llevas ahí dentro?- preguntó Ari con curiosidad.
-Ahorita que lleguemos a casa lo verás.
-Solo cuida bien el tupper de mi mamá porque ya sabes cómo se pone si se le llegara a perder.

Cuando llegaron a casa Temo fue a dejar unas cosas al cuarto y Ari aprovechó para ver lo que había en el tupper ya que Temo lo había dejado sobre la mesa del comedor.

-¡Pastel!- dijo Ari emocionado y fue por una cuchara.
-¿Qué haces Ari?- preguntó Temo parado en la puerta y con los brazos cruzados.
-¡Ay Temo, me asustaste! Perdón pero la curiosidad me ganó y ahora voy a probar de este pastel tan delicioso.

Temo tenía un poco de miedo ya que era el primer pastel que hacía solo, pero la expresión en el rostro de Ari estaba diciendo lo contrario.

-Tahi, ¿dónde lo compraste?- preguntó Ari.
-Yo lo hice Tahi, lo hice hoy en casa de tu tía Blanca- dijo Temo con un poco de miedo-. ¿Te gustó?
-Tahi, además del pastel de chocolate y mil leches ¡este pastel ya se hizo uno de mis favoritos porque te quedó delicioso!

Ari cargó a Temo y le dio vueltas mientras le daba muchos besos en su cachete, el castaño reía.

-¿De verdad te gustó?- preguntó Temo sonriendo.
-Si amor, te quedó delicioso- dijo Ari tomando otra porción con la cuchara-. Prueba.

Temo probó el pastel y le encantó. Entre los dos se comieron esa rebanada de pastel, Ari tenía un poco de crema en la boca y Temo se encargó de limpiarla con su pulgar pero después de eso ambos se quedaron mirando a los ojos. Eran esas miradas de amor que todos conocían.

-Te amo- dijo Temo acariciando el rostro de su esposo.
-Y yo a ti mi amor, te amo todos los días- dijo Ari sonriendo.

En medio de la cocina solo estaban ellos dos mirándose con mucho amor y finalmente se unieron en un beso, era un beso que poco a poco se intensificaba. Ari desabotonaba la camisa de su esposo y la bajaba lentamente ya que quería admirar su cuerpo hasta que la quitó por completo, Temo metió sus manos bajo la playera de Ari y fue subiéndola hasta que logró quitársela.

-Eres tan perfecto- susurró Ari contra los labios de su esposo.
-Soy solo tuyo- dijo Temo.

Sin dejar de besarse caminaron hasta la habitación, aunque vivían solos cerraron la puerta para sentir más privacidad. Se acostaron en la cama y al no dejar de besarse sentían todo el amor del mundo, sus últimas prendas fueron despojadas.

-Al hacer el amor contigo siento como si fuera la primera vez- dijo Temo-. Siempre lo sentiré así.
-También yo Tahi, pero lo siento así porque sé que lo estoy haciendo con el amor de mi vida- dijo Ari.

Era una noche mágica porque estaban juntos y se entregaban el uno al otro como la primera vez, pero a pesar de que ya habían hecho el amor como esposos esa noche estaba siendo diferente.

Después de un rato Temo acariciaba los rizos de Ari y este se encontraba acostado en su pecho. Una sonrisa apareció en el rostro del castaño.

-Hago cualquier cosa solo para ver esa hermosa sonrisa en tus labios como ahora- dijo Ari mirándolo.
-Esta sonrisa solo aparece cuando estoy a tu lado mi Ari- dijo Temo-. Tú eres la razón por la que sonrió todos los días.
-Te amo tanto que no me cansaría de decírtelo todos los días.
-Y yo no me cansó de decirte lo importante que eres en mi vida, pero el amor que siento por ti es enorme.
-Nadie me hizo tan feliz como tú.
-Yo solo puedo decirte que soy feliz cuando estoy a tu lado, mi amor. Eres el único que puede hacerme sonreír cada cinco segundos.

Ambos entrelazaron sus manos y se miraron sin decir una palabra, Temo acarició el rostro de Ari y lo besó.

-Te amo Temo y nunca voy a amar a nadie como a ti.
-Yo tampoco Ari, eres mi único amor.

El cansancio los estaba venciendo y Temo fue el primero en quedarse dormido. Ari se quedó observándolo por un momento más y besó su mano donde se encontraba su anillo de matrimonio.

-Te amo esposo, te amo- le susurró y finalmente se quedó dormido sin soltar su mano.

Felizmente casadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora