CAPÍTULO 3

303 12 0
                                        

Daphne

Me desperté cuando los rayos de luz entraron por el gran ventanal de mi habitación. Me giré, y me encontré con Luke dormido. Era tan tierno cuando dormía.

No pude evitar acercar mi mano a su mejilla y acariciarla. Siempre había estado conmigo y nunca me había dejado, ni en mi peor momento. Una sonrisa llegó a mis labios cuando noté como se empezaba a despertar.

Llevó mi mano a sus labios, depositando un suave beso haciéndome sentir mariposas en el estómago.

Siempre estábamos bien, por eso lo quería muchísimo. Se preocupa por mí como nadie lo había hecho nunca, y me cuidaba muchísimo.

—Buenos días, mi vida— me dijo abriendo los ojos, dejándome ver ese azul tan claro que me podía ver reflejada.

—Buenos días— le sonreí.

—La semana que viene tenemos una cita, quiero llevarte a un sitio muy especial— me dijo mientras me atraía hacia él, recostando mi cabeza en su pecho.

—Vale.

Nos quedamos un rato disfrutando del momento antes de levantarnos. Cuando me levanté, fui a ducharme, mientras él fue a hacer el desayuno. Siempre era él quien cocinaba. A mí no se me daba muy bien y tampoco es que me gustase mucho.

Me duché con tranquilidad y después me vestí. Fui hasta la cocina donde estaba Luke preparando tortitas y café. Me acerqué a él, y le rodeé el abdomen desnudo, ya que solo iba con unos pantalones de algodon.

—Me encanta que me cocines— admití, mientras le dejaba besos por la espalda.

—A mí me encanta despertarme contigo— me miró por encima del hombro. Lo apreté con fuerzas.

Dios, lo quería tanto. Él había sido mi apoyo, junto con Alex, en esos momentos más difíciles. Nunca me abandonó, ni siquiera cuando alejé a todo el mundo, incluido a él. Pero no se rindió.

Llevaba conmigo desde que éramos pequeños. Fue mi vecino y mi amigo, ya que en la escuela nos la pasábamos todo el rato juntos. Siempre quedábamos por las tardes a jugar y más tarde a estudiar, hasta que todo se fue a la mierda.

Pero, aun así, se quedó y me ayudó. Y aquí estamos. Siendo pareja y apoyándonos siempre que podemos.

—Vamos a desayunar— me sirvió el plato con las tortitas con un poco de sirope y el café en mi taza favorita.

—Mmmm... está buenísimo— le dije en cuanto probé el desayuno. Luke, simplemente, me sonrió.

—¿Qué quieres hacer este fin de semana? — me preguntó mientras desayunábamos.

—No sé, podemos ir a dar un paseo e ir a comer a algún sitio— le propuse.

Y eso es lo que hicimos el sábado. Fuimos a dar una vuelta por Nueva York y luego fuimos a comer a nuestro restaurante italiano favorito. Al llegar a mi apartamento vimos una película y poco después nos fuimos a dormir.

A la mañana siguiente, disfrutamos los dos en casa, ya que se pasaría tres días fuera por temas de trabajo. Por la tarde se tuvo que ir a empacar, así que yo me quedé en el apartamento tranquilamente leyendo un libro.

***

Me desperté con el sonido de la alarma. Ya era lunes, comienzo de semana y una de las más estresantes.

Me levanté y fui a la ducha. Poco después me arreglé y me puse un vestido precioso que me regaló Luke hace un tiempo. Era arreglado, pero no de estilo mujer cuarentona. Me maquillé un poco y me peiné mi melena negra, dejándola caer por mi espalda hasta la cintura. Cogí mi bolso Louis Vuitton y me lo preparé con todas las cosas necesarias y cogí la chaqueta por si refrescaba. No hacía mal tiempo, pero me la llevaba por si acaso

HAZLO CONMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora