CAPÍTULO 16

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Daphne

Esa mañana me levanté sin hacer ruido para no encontrarme con Aquiles en ningún momento. No quería verlo, no quería hablar con él.

Toda la noche me la pasé pensando en si de verdad cometí un error o simplemente después me sentí culpable por hacerlo. No sabía que le podía llegar a afectar tanto saber que estuve con otra persona. Sí que es verdad que me pasé en la manera de decírselo. Pero, aun así, me preguntaba que tanto le importo.

También tengo que decir, que la persona que más me podía hacer daño sus palabras son las de Aquiles. Últimamente había sido mi apoyo y mi persona de confianza, pero ahora todo eso se ha acabado.

Llegué una hora antes al trabajo y le tuve que pedir a Ness que me trajera un café, porque no podía ni con mi alma.

Últimamente había estado bastante alejada de lo que viene a ser la empresa. Mi cabeza no dejaba de pensar en otras cosas. También le pedí a Ness si me podía enseñar las grabaciones de la noche anterior. Me dijo que debía ir abajo, al recepcionista y pedirlas, así que después bajaré.

No quería depender de nadie, y era a mí a quien me han amenazado, por eso debía ser yo quien descubriera e investigara qué narices estaba pasando. Me gustaría tener el apoyo de Aquiles, por supuesto, pero dadas las circunstancias, prefería no tenerlo cerca.

También pensé en la OFSP. Le pegaba ese trabajo a Aquiles, lo que pasa es que me impresionó bastante saber que había confiado en mí y me había mandado la dirección de su organización, sabiendo que yo en cualquier momento se la puedo entregar a alguien y acabar con la indiferencia de su empresa. Estaba claro que no lo iba a hacer, pero aun así me sorprendió.

En el trabajo las cosas estaban muy calmadas. El contrato más importante ya lo habíamos zanjado y en estos momentos no tenía ningún manuscrito. Estaba aprovechando el tiempo para redactar unos informes y así adelantar trabajo.

La empresa seguía igual de bien, en primer puesto. Eso nos estaba ayudando mucho a aumentar los contratos y por no decir que el dinero que recibimos era un número elevado de cifras. También nos habían estado invitando a charlas, festividades, asambleas... La editorial estaba en su mejor punto.

—Perdone, Daphne— abrió la puerta mi secretaria—. El señor Brown solicita pasar.

—Dile que pase— le sonreí y ella asintió antes de salir.

Unos segundos más tarde mi amigo apareció un poco preocupado. Iba con su traje, pero la verdad que se le veía cansado. Tenía ojeras y el pelo bastante desordenado, pero, aun así, se veía de maravilla.

—¿Estás bien, Derek? —le pregunté en cuanto se sentó en las sillas de delante de mi escritorio.

—Bueno, después de que te fueras tuve una noche movidita...— su comisura derecha se alzó, en una sonrisa pícara. Asentí entendiendo por donde iba y tuve que reprimir una sonrisa.

—Entonces, ¿qué te trae por aquí? —me acomodé en mi silla.

—¿Todo bien con Aquiles? — la preocupación no abandonaba su rostro.

—Sí, ¿por qué?

—Lo vi bastante alterado... no sabía que ibais tan en serio.

—Es que no tenemos nada serio...

—No paso nada ¿verdad? — se acercó a la mesa y me sujetó la mano.

—No, tranquilo— puse mi otra mano encima de la suya—. Solo habíamos discutido y me fui, nada más— le sonreí para tranquilizarlo.

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