Capítulo 9

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Mierda que hice. Al llegar a casa voy al balcón para sentir el aire fresco. Aún no puedo creer que bese a Toni, mi mente está hecho un enredo, no sé de dónde saque tal acción. Ella quedó paralizada al momento de separar mis labios de los suyos, no pronunció ninguna palabra. Dudo que asista a la sesión.

- Señorita Blossom, ¡Cheryl Blossom!

- ¿Qué? Ah disculpe jefe...

- Le estaba preguntando ¿Cómo le ha ido con las sesiones de la Señorita Topaz?

- Sigue con su firmeza de no querer expresar sus problemas personales, pero en la última sesión entabló una conversación.

- ¿Así que puede decir que ya está progresando?

- Sí, hemos estado avanzando respecto a lo que la rodea.

- Bien, siendo la paciente Antoinette quiere decir que es un avancé. Siga así Señorita Blossom.

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Al salir de la oficina del jefe voy a la mía. Voy directo al dispensador, necesito estar consciente de lo que sucede en mis horas laborables. El líquido cae directo a la taza, el aroma a cafeína entra a mis fosas nasales sintiendo un pequeño relajo en mí; al beber el café cargado siento pasar el sabor por mi garganta, me encanta la sensación.

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Cómo sospeche Antoinette no llego a la sesión, estuve esperando lo suficiente, aun así no apareció. Mierda Cheryl en que estabas pensando esa tarde, por supuesto que Antoinette no se iba a presentar luego de lo ocurrido ayer.

Al salir de mis horas laborales aparco el auto, bajo de este y siento la brisa marina pasar por mi rostro y cabello. Necesito relajarme, por ese motivo me encuentro sentada en las rocas, observando como el sol se funde con el mar, es hermoso. Mi vista capta que en la costa no hay muchas personas, eso me agrada, es tranquilizador ver el atardecer, sí que necesitaba este tiempo para mí.

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Al entrar al auto y poner el cinturón de seguridad conduzco a casa, al momento de estacionarme intento quitar el cinturón de mí, no quiere ceder a soltarme, apretó el botón una vez más pero es inútil, centro mi vista en el objeto, este tiene atorado una tela, por ese motivo no quiso liberarme, al quitar el cuero puedo analizar de inmediato que se trata de la manga, la chaqueta de Toni.

Llamo dos veces más a la puerta, al abrirse la mujer queda sorprendida por mi repentina llegada, está viste una blusa blanca con un pantalón deportivo negro, creo que no vine en el momento adecuado.

- Cheryl, ¿Qué haces aquí? ¿Sweet pea viene contigo?

- No, él no viene conmigo, ¿Está Toni? Me siento un tanto incómoda, Verónica está concentrada en lo que traigo en el antebrazo, lo cual es la chaqueta.

- Toni salió hace treinta minutos, ella fue hacer las compras. Puedes dejar tu mensaje conmigo o esperarla - Dice apartándose del umbral.

- No es necesario, gracias de todos modos, buenas noches. - volteo sobre mis talones para encaminarme a la salida.

- Espera, ¿Tienes un momento?

Al estar en el sofá junto a un vaso de agua que me ofreció la pelinegra, está se sienta frente a mí un poco insegura.

- Sabes... El día, mejor dicho la tarde que viniste junto a Sweet pea... Cuando me retiré con mi amigo Toni y tú se quedaron a solas en casa, ¿Qué sucedió en el tiempo que no estábamos presentes? - Ella está concentrada en lo que diré, si antes estaba nerviosa ahora estoy asustada, ¿Toni le abra contado sobre lo que sucedió?

- ¿Por qué lo preguntas? - No quiero responderle aún sin saber exactamente el motivo de su pregunta.

- Cuando llegué tú ya no estabas en casa, Toni estaba en el balcón, lo cual es raro, nunca la había visto ahí antes. Llegó la noche y ella no tenía ánimos de tener sexo, lo que es repentino, ella nunca había rechazado una de mis peticiones... ¿Qué sucedió en aquel momento que se encontraban a solas en casa?

Siento mis mejillas arder, mi mente no sabe que inventar para salir de aquí, Verónica sigue esperando a que pronuncié alguna palabra, pero no puedo.

- ¡Verónica abre la puerta mis brazos no aguantan! - La voz de Toni retumban al otro lado de la madera. Verónica me da una última mirada y se acerca a la perilla.

- Al fin. El supermercado estaba colapsando, al parecer no fuimos las únicas con el refrigerador vacío. - Alega entregándole una de las bolsas que avista se pueden ver pesadas. La pelinegra se dirige en silencio al mesón para dejar los insumos, detrás de ella viene Topaz, la cual se percata de mi presencia al momento de entrar a la cocina.

- Tenemos visita - Informa la pelinegra.

- Ya veo - Contesta Toni observándome de reojo desde el mostrador.

El ambiente está incómodo, Toni sigue ordenando los alimentos con ayuda de Verónica. No sé cómo intentar entablar una conversación en este momento, lo cual es irónico, Dios Cheryl eres una psicóloga.

- Vero, Podrías dejarnos a solas por favor. - pide la morena.

- Claro, iré a la habitación...

- No... podrías ir a comprar algunas botellas de vodka o whisky, se acabaron.

- Bien, nos vemos luego entonces. La pelinegra se retira con las llaves en mano, supongo que son de la casa.

- ¿Por qué estás aquí? - Toni está cabizbaja, su voz se oye calmada, tal vez no quiere generar una discusión como la otra vez.

- Yo vine a dejar tu chaqueta, la dejaste en el baño la noche que dormiste en mi casa. - Al entregarle el abrigo de cuero ella da una pequeña sonrisa, y la deja en el sofá delicadamente.

- Gracias, creí que la había perdido. ¿Solo viniste para entregarla?

- No, también quería saber si vendrás el próximo miércoles a tu sesión. Ella se queda pensativa, mirando el piso como si fuera la cosa más importante de apreciar.

- No sé aun si asistir. Quita su mirada de la cerámica y posa su vista en mis ojos.

- Toni, si te sientes incómoda conmigo está bien, estas en tu derecho. Lo siento por haberte besado, mi enojo me cegó en ese momento, no debí hacerlo y menos sin tu consentimiento. - Le digo sinceramente. Antoinette debe sentir incomodidad al estar frente a mí, pero realmente quería disculparme.

- Está bien, no tiene que preocuparte demasiado, además en parte también tuve la culpa, no debí haberte juzgado y tratado de esa manera.

- Me alegra que se haya solucionado. Espero que asistas el miércoles. - Mencionó levantándome del sofá para poder despedirme.

Al marcharse de la vivienda conduce hasta la casa de Betty. Mientras tanto Toni agarra su chaqueta y se encamina a su habitación, al llegar al cuarto deja la tela de cuero en uno de los percheros del armario. La puerta es abierta por la trigueña, la cual se dirige a la cocina a dejar las bebidas alcohólicas en el refrigerador.

- Volviste - Dice Toni entrando a la cocina.

- Así es, no había whisky así que compre ron. - Informa la pelinegra con un tono solemne. Toni solo da un asentimiento y vuelve a su habitación.

La tarde es más fría de lo normal, pero no le da mucha importancia. Siente unas manos traviesas en su cintura, estás bajan lentamente a las caderas de la morena, pero ella no deja que las palmas sigan su camino.

- ¿Qué sucede? - Pregunta la de ojos felinos analizando el rostro de la más baja.

- No tengo ánimos para hacerlo Vero. - Responde casi en un susurro.

- Entiendo. bueno, más bien eso intento. - La de ojos gatunos sale de la habitación ofendida, dejara unas horas el departamento de su amiga con beneficios. Mientras tanto Toni sigue sintiendo una incomodidad en ella, un sentimiento que no podría explicar con palabras, ya que pocos o tal vez muchos la entenderían.

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