Capítulo 2

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- Alarma -

— ¡Por qué! - Reclamo.

Las horas que duermo no son lo suficiente para mantener mis ojos abiertos. Voy directo al baño para tomar una ducha fría, necesito estar despierta para realizar adecuadamente mis horas de trabajo. Al instante que mi cuerpo se empapa con el agua, despierta, todos mis sentido están conscientes.

Al vestirme formal salgo de mi hogar y me dirijo al trabajo el cual me ha permitido agradecer lo que poseo, y no hablo de lo material. Al cruzar la gran puerta de cristal, todos se disponen a analizar mi físico, vestimenta y rostro, es triste que solo se dejen guiar por su percepción.

Ya en mi oficina, en donde han entrado distintas personas con tristeza, ira, pánico, indiferencia, se han despedido con una sonrisa, un “gracias por todo”, lo cual hace no arrepentirme de haber elegido la carrera. Aunque no todo es color de rosa.

— Señorita Blossom, Luce radiante como siempre. ¿Cómo está? - Pregunta observando mi vestimenta.

— Buenos días. Estoy bien - Me preguntó por qué me ha citado a su oficina.

— Me alegro por usted, - Comunicó con una hipócrita sonrisa. — bueno, supe que hace poco restituyo a la señora Ruth, la felicito. — Estrecha su mano, lo cual tengo que corresponder.

— Gracias, Señor Gregorio, solo cumplo con mi trabajo. — enunció con tono amable.

— Por favor no me diga Gregorio, detesto mi nombre. Dígame jefe, literalmente lo soy - Ríe.

Río junto a él forzosamente.

— De acuerdo, jefe.

— Bien. Yendo a otro punto, como sabe la Señorita que Smith desamparo ha quedado sin un psicólogo, lo cual es un caso que no debe suceder, esta es una empresa de psicología de buen funcionamiento he imagen. Todos sus compañeros siguen rehabilitando a sus pacientes. Usted es la única de esta empresa que tiene la capacidad de rehabilitar en meses a una persona, lo cual se valora. Voy a ir directo al punto. Señorita Blossom, la joven cuál nombre desconozco, ya que Smith solo se refería a ella como el mismo “diablo,” no sabe que Smith se ha retirado, y tampoco creo que le importe, pero nosotros sabemos que esa Señorita consta con padres de buen vivir, sabes a lo que me refiero… Necesito que usted sea la psicóloga de aquella fémina.

— ¿Qué yo sea su psicóloga? - Expresó sorprendida.

— ¿Acaso no me explique?

— Si lo hizo, lo lamento estoy impactada con la noticia. Es la primera vez que sucede un problema en la empresa.

— Yo también estoy asombrado, nunca imaginé que Smith dejará la compañía, él no había tenido dificultad con pacientes, en los años que ha trabajado aquí ningún paciente lo ha sacado de sus casillas.

— Así que la señorita ¿es la única que le ha causado problemas?

— Esa joven causó complicación tanto a psicólogo Smith como a la empresa, es una joven con unos padres de buena reputación, pero es lamentable que su hija no sea como ellos. Su padre es mi amigo. El día que me relató el conflicto de su primogénita, lo observé desesperado, decaído, pidiendo ayuda con su mirada. Él sabe acerca de mi empresa, así que no dudé en ayudar a su hija con uno de mis psicólogos más prestigiosos, pero Smith no pudo con ella, tal vez no tuvo la suficiente perspicacia para ayudarla. Su padre ayer supo de la noticia, y le prometí que lo resolvería, lograría que su hija cambie para bien.

— Por eso me citó a su oficina.

— Si, por eso acudo a usted. Tiene la capacidad de relacionarse con el paciente, de resolver el dilema que aborda en su vida. Así que espero no me defraude con la señorita Topaz.

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— ¿Tú serás su psicóloga?

Al terminar mi trabajo decidí almorzar con Betty. Le conté lo sucedido en mi trabajo.

— Sí, Betty, esto dependerá de mi trabajo, si no logro ayudar a la joven con su dificultad la cual aún no sé, ¿Qué sucederá conmigo después? 

— Tranquila Cher, tú eres una excelente psicóloga, por eso tu jefe
ordenó que trabajarás con esa joven. - Confesó afable.

— Te lo agradezco Betty, siempre me haces sentir mejor. - Respondo con una sincera sonrisa

— De nada Cheryl, sabes que yo siempre estaré ahí para lo que necesites. — Toma mi mano como muestra de apoyo.

— Lo sé, pero aun así tengo miedo de no lograrlo.

— Sé que lo harás bien, tú eres una de las mejores de tu empresa, así que no te deprimas. Tú puedes.

— Gracias otra vez.

- llamada entrante -

— Aló, si jefe, voy de inmediato.

cortó la llamada al instante.

— ¿Qué sucede? - Pregunta Betty.

— Mi jefe, acaba de llamar, dice que tengo que presentarme ahora mismo en su oficina.

— En serio, bueno si es así, suerte.

— Adiós, cuídate - Me despido con un beso en la mejilla.

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Al encaminarme a su oficina miles de preguntas invaden mi mente ¿Por qué de nuevo me cita? ¿Será que Smith volvió? ¿Tendré que empezar mañana con la joven?

Al estar frente a la gran puerta doy dos toques, para anunciar mi llegada. “Adelante” dice el jefe de esta empresa. Al pasar puedo observar a un hombre sentado en el sofá de cuero junto a mi jefe.

— Buenas tardes.

— Buenas tardes, señorita Blossom. Quiero presentarle al señor Topaz. 

El nombrado se dispone a levantarse y estrecha su mano derecha, la cual tomó cordialmente.

— Un gusto conocer la señorita Blossom - Saluda cortés con una sonrisa.

— El gusto es mío, señor Topaz - Devuelvo la sonrisa con educación.

— Así que usted será la Psicóloga de mi hija - Manifestó analizando mi persona.

— Así es señor Topaz, yo seré la encargada de que la joven Topaz resuelva sus inconvenientes - Expresó con confianza.

— Espero que así sea, ya que Gregorio me ha hablado muy bien de usted. Ojalá no sea como ese tal Smith, ni siquiera pudo cumplir con su trabajo.

— No se preocupe señor Topaz, no soy Smith. Soy Cheryl Blossom. - Aclaro orgullosa.

— Muy bien, primero quiero saber, ¿Qué edad tiene?

—Tengo 25 años. - Me observa con ligera sorpresa.

— ¿En que universidad se graduó? 

— En la universidad de Harvard.

El señor Topaz observa expectante mi persona.

— Perfecto. Mañana tendremos una conversación más adecuada. Ven a mi casa a las 9:00 AM, ten, esta es la dirección.

Recibo una tarjeta, está tiene su nombre he información sobre él.

— Ahí estaré señor Topaz.

Luego de la breve conversación se retira, dejándome a solas con mi jefe.

— Felicidades, le agradas al señor Topaz, es impresionante. Cuando hablo con Smith, nunca lo citó a su hogar. Debes sentirte honrada. Bueno, puedes retirarte, mañana te espera un día importante, tanto para ti como para la empresa.

— De acuerdo, adiós jefe.

Al retirarme conduzco directo a mi casa, necesito procesar todo lo que acaba de suceder. Ya en mi cuarto decidí llamar a Betty. Le conté lo sucedido con el señor Topaz, ella me dio su apoyo y me dijo que estaría bien y que no debo preocuparme demasiado.

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