Capítulo nueve.

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Bajamos del coche una vez que Chance estaciono frente al edificio

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Bajamos del coche una vez que Chance estaciono frente al edificio. Myah iba riendo aún a costa de Daila mientras sostenía la bolsa en donde estaba el kilo y medio de helado, pero por otro lado Daila ya había dejado de reírse hace un buen rato y le lanzaba miradas asesinas a mi amiga.

Y yo, bueno, yo estaba bastante confundida. Subí al ascensor en completo silencio mientras veía como el castaño tampoco decía absolutamente nada, era una situación muy rara.

Todo era raro en ese momento.

Primero, había visto a Robert.

¡A Robert!

¿Cuantas posibilidades había de que me lo cruzara ese día, en ese restaurante y en esa hora?

¡Ninguna!

La mala suerte se puso de acuerdo y se encamino para chocarme de frente una y otra vez. Pero eso ni siquiera era lo peor.

Había besado a mi compañero de piso. Sin filtro ni peros, me lancé a él como una fiera y ahora me daba vergüenza incluso respirar.

¿Cómo iba a seguir mirándolo a la cara después de eso?

Madre mía, tenía muchas preguntas y ninguna respuesta.

—¿Quien va a querer helado?— Myah pregunto después de abrir la puerta del piso. 

Todos nos empezamos a quitar los abrigos y colgarlos en la perchero que había junto a la entrada. Daila y Chance levantaron las manos, pero yo vacilé un momento.

—¿De que sabor pidieron?

—Dulce de leche, vainilla y crema americana— subió y bajo las cejas.

Sonreí. Eran mis sabores favoritos, y sabía que no había sido una coincidencia. Estaba intentando animarme, y no podía rechazarlo.

—Esta bien.

—Okis. Vayan a buscar las tazas— señaló la cocina.

Todos trajimos nuestras tazas de la cocina, Daila con dos en la mano para Myah. Nos sentamos en el sofá y con el televisor prendido dejamos la sala a oscuras.

Aún era temprano y me di cuenta que de hecho habíamos salido muy rápido del restaurante. Mientras la película de terror se reproducía mi mente no podía dejar de reproducir una y otra vez la imagen de Robert frente a mí con su nueva barba creciente en su cara y su traje negro que le quedaba tan bien.

Mi subconsciente y mi propio cuerpo pedía a gritos que tomara el móvil y le mandará un mensaje, pero no podía, y creo que eso era lo que más me dolía.

Me dolía saber que ya no éramos los mismos de hace dos años, cuando nos entendíamos sin tener que mover ni un dedo. Ahora todo era diferente, había perdido la cuenta de todo el tiempo que pasamos sin vernos, pero de algo estaba segura, a pesar de los día, los meses y los años separados...algo saltó dentro de mi cuando lo vi. 

Si te perdono| Robert Pattinson. (Instagram #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora