Segunda parte de Instagram.
Después de dos años de lo sucedido Samay decide tomarse un año sabático para poder decidir que carrera estudiar, pero en sus planes se mete su mejor amiga a cambiarle un poco el rumbo de sus ideas.
Unas vacaciones en Los...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Había sido un viaje bastante largo, teniendo en cuenta que solo había podido dormir una hora. Ni siquiera había tenido tiempo de soñar algo antes de que sintiera unas cosquillas en la mano derecha.
Abrí los ojos un poco confundida cuando ya era la tercera vez que retiraba la mano y seguía sintiendo que me hacían cosquillas. Robert me miraba con una sonrisa de lado que dejaba en claro que lo había hecho aproposito.
—Me aburro ¿Por qué no vemos una peli juntos?
—¿Me acabas de despertar por eso, Pattinson?— hablé con los dientes apretados, para demostrar que estaba bastante enojada.
Él volvió a sonreír, está vez más inocentemente.
—Puede ser ¿Entonces, vemos o no?
Me acerque para agarrarlo de la oreja y tirar para arriba. Soltó un quejido bastante fuerte que llamo la atención de una señora que se sentaba en la fila de en frente.
—Auch, auch, auch, okey...okey, lo siento— levanto las manos en son de paz, haciendo una mueca con la boca. Cuando lo solté se sobó la oreja mirándome indignado—; Me acabas de tirar de la oreja.
—Ajá. Tú me acabas de levantar.
—Joder— susurro mirando hacía otro lado—; No sabía que tenías tan poca tolerancia.
Abrí la boca indignada, lo señale con un dedo y me acerque a su cara.
—¿Cómo has dicho?
—¿Yo?— se señaló a él mismo con ambas manos—; Yo nada ¿Por qué lo preguntas?
Me abalance sobre él sin importarme si hacíamos ruido o no. Le rodee el cuello con un brazo y le empecé a frotar el pelo con los nudillos, intentando hacerle daño con la fricción. Así me hacía Josh cuando éramos crios y nos peleabamos por la consola.
—¡Eh, eh!— se quejo mientras intentaba soltarse. Agarro el brazo con el que le sostenía el cuello y tiro hacia arriba hasta que pudo librarse de mi, lo siguiente que sentí fue que con sus dos manos comenzaba a enredarme el pelo con emoción.
Intenté sacarlo a él también, pero ya era tarde. Mi pelo era un desastre.
Tire un par de manotazos al aire sin poder ver nada hasta que esté me tomo de las dos muñecas y tiro de mi hasta que choque con su pecho.
—Bonita cabellera, señorita Granger.
Me queje y seguí forcejeando con él, pero terminamos riéndonos los dos como un par de idiotas.
Cuando volví a sentarme correctamente en mi asiento tenía la respiración agitada. Había sido la pelea más absurda de mi vida y ni siquiera habíamos estado peleando en serio, ambos sabíamos que era una broma mutua.
—¿Sabías que hablas dormida?— preguntó—; ya te he escuchado varias veces.