Segunda parte de Instagram.
Después de dos años de lo sucedido Samay decide tomarse un año sabático para poder decidir que carrera estudiar, pero en sus planes se mete su mejor amiga a cambiarle un poco el rumbo de sus ideas.
Unas vacaciones en Los...
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Le seguí el beso sin siquiera pensarlo dos veces. Llevé mis manos a su nuca por puro instinto, acercando mi abdomen tanto como podía al suyo. Robert deslizó sus manos de mi cadera hasta el alto de mi espalda, tirando de mi.
El vestido se me había subido hasta la cintura y siendo sincera, no me importaba. Lo único que me interesaba en ese momento era seguirle el bendito beso.
Cuando sus dientes mordisquiaron mi labio inferior no pude evitar soltar el aire por la nariz con fuerza, y sin quererlo le rodee la cintura con las piernas. Robert se acercó todavía más, ya no existía espacio existente entre nosotros y ser consciente de eso solo lograba que mis terminaciones nerviosas explotaran.
Y en un momento tuvimos que separarnos por falta de aire, pero Robert no tardó ni un segundo en dirigir sus labios a mi mandíbula, siguiendo un camino de besos húmedos hasta el costado de mi cuello. Me moví inconscientemente hacia adelante, intentando quitar la presión que sentía entre mis piernas.
Cuando sentí como pasaba su lengua por encima de mi piel no pude evitar soltar un quejido bastante fuerte. Robert se separó solo para incorporarse y clavar sus ojos celestes sobre los míos.
—Mierda, extrañe esto— gruñó, llevando una mano a mi mandíbula para acercarme de nuevo. Moví mis labios sobre los suyos, encantada. Porque aunque intentara ocultarlo o negarlo, yo también había extrañado aquello.
Había estado con otros chicos en el transcurso de estos dos años, no les mentire, pero nada era comparado a esto. Los otros eran besos y mezcla de saliva que no me llevaban a sentir absolutamente nada, solo un poco de distracción. Pero esto, con Robert, me hacía sentir que había estado en el lugar incorrecto por mucho tiempo.
La respiración agitada, las cosquillas en el estómago, la presión insoportable que me hacía querer apretar tanto las piernas que terminasen por fusionarse...todo eso solo podía hacerme sentir una sola persona, y es la que estaba entre mis piernas en ese momento.
Volví al mundo real cuando sentí la mano de Robert rodear mi cintura para hacerme levantar en el aire. Me sentí un poco perdida cuando vi como se separaba y miraba la puerta.
Todavía no había terminado de entender qué sucedía cuando me hizo pisar el suelo y me acomodo el vestido en su lugar nuevamente. Miré para arriba para poder verlo, ya que todavía seguíamos pegados uno al otro, y cuando me devolvió la mirada me acomodo el cabello detrás de las orejas.
—Tocaron la puerta, deberíamos salir.
Hice un puchero, llevando mis manos a su cintura. Okey, ya me había dejado llevar...
—Que se jodan— me encogí de hombros, haciendo puntas de pie para llegar a su cuello y comenzar a darle besos.
Pensé que me rechazaría al instante, pero sonreí contra su piel cuando sentí como apretaba mis caderas y se apartaba para besarme en la boca. Me estire para atrás para que la tarea sea más fácil, pero no me dio tiempo a ponerme muy cómoda cuando volvió a separarse.