Segunda parte de Instagram.
Después de dos años de lo sucedido Samay decide tomarse un año sabático para poder decidir que carrera estudiar, pero en sus planes se mete su mejor amiga a cambiarle un poco el rumbo de sus ideas.
Unas vacaciones en Los...
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Respiración agitada. La espalda sudada. El pecho vacío.
Sabía lo que eso significaba. Me levanté de golpe después de una pesadilla, con los ojos bien abiertos me quedé mirando el techo mientras intentaba regular mi respiración, la cual en este momento obligaba a mi pecho a subir y bajar con violencia.
Mire a mi costado, dónde Robert estaba dormido profundamente. Tenía una mano sobre mi cintura y la boca entreabierta.
Bien. Estaba en casa, con Robert. Estaba segura, pero aún sentía esa desesperación que me recorría todo el cuerpo.
El nudo en la garganta se empezó a formar al mismo tiempo que mi vista se ponía borrosa. Solté un suspiro largo. No quería llorar ni mucho menos despertar a Robert, así que con todo el cuidado del mundo levanté su brazo con dos dedos y lo separe de mi cuerpo.
Baje de la cama en silencio y salí de mi habitación después de agarrar mi móvil y calzarme mis pantuflas. Camine arrastrando los pies hasta el baño.
Respiré hondo varias veces después de verme al espejo. Tenía la cara dormida y, a pesar de acabar de despertarme, tenía los ojos cansados.
La hora en mi móvil decía que eran las cuatro de la madrugada, así que el sol no había salido y nadie en la casa se había despertado aún.
Me lave la cara para despejarme un poco. Había logrado contener el llanto por primera vez en mucho tiempo y me sentí un poco mejor con eso.
Había tenido el mismo sueño que siempre. Quizá la situación cambiaba un poco, pero siempre se trataba de esa noche. Al despertar, sentía el cuerpo sucio de nuevo e incluso me costaba asimilar que no estaba reviviendo esa escena. Que era todo un sueño. Supongo que eso era lo peor.
Me dirigí a la cocina unos minutos después. Intenté hacer el menor ruido posible mientras ponía agua a calentar y sacaba un saquito de té de la alacena. Necesitaba algo caliente para beber.
Desbloquee mi móvil mientras esperaba que el agua este. Tenía algunos mensajes de mis amigos, avisándome que está mañana vendrían a la casa de mis padres. Sonreí y les envié varias respuestas.
No tenía mucho más que hacer con el movil, así que lo deje sobre la encimera mientras llenaba mi taza y preparaba mi bebida. Estaba a punto de sentarme en la isla, pero después ví la puerta corrediza que daba al patio y cambie de opinión.
Quiza podría quedarme hasta que saliera el sol. Hacía mucho que no veía el amanecer. Me lleve una silla afuera y la dejé sobre el césped. Quería disfrutar por única vez el paisaje, el aire y el silencio de la noche, así que deje mi celular adentro.
Solo me lleve mi taza de té. Y me quedé sentada ahí. Vi el cielo, busque las tres Marias y me perdí varias veces en mis pensamientos. No podía seguir ignorando el hecho de que Joel estaba suelto, a solo unos minutos de mi casa, pero en ese momento simplemente me olvidé.
