Capítulo 23

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16 de abril 2019.

Eric.

Podía ver el miedo en sus ojos color avellana tan distintos a los de su hermana sin embargo seguían siendo un par de ojos preciosos que miraban todos mis movimientos como si en cualquier momento fuera a hacerle daño.

—¿Jugo?–ofrecí.

Sacudió la cabeza haciendo notar su larga melena negra.

—No tengas miedo, no te haré nada.–dije pinchando un trozo de fruta.

Siguió sin hablar.

—Tu hermana iba a casarse conmigo ¿lo sabías?–metí el pedazo de fruta a mi boca.

Volvió a sacudir la cabeza.

—Eras pequeña cuando eso iba a pasar.

Pinche otro trozo de fruta con furia.

—¿Puedes creer que mi propio socio me robó a mi mujer? Eso no es de hombres.

Deje el tenedor a un lado.

—La voy a recuperar y tú podrás venir con nosotros.–dije más calmado.

Sus ojos dejaron de mirarme para mirar detrás de mí.

—¿Nina?_dijo con notable asombro.

Gire mi cabeza mirando a la castaña que no sabía en dónde meterse.

—Lo siento señor yo no sabía que...

—Toma asiento Nina.–señalé el sitio libre a mi lado izquierdo.

—Puedo volver después.

—Siéntate.–demandé.

La pequeña Kaira miraba a Nina como si se tratará de un fantasma, pude notar el movimiento en su garganta cuando paso saliva.

—Tranquila, ella solo me ayudará a recuperar a tu hermana.–le explique.

Ellas intercambiaron miradas como si se estuvieran comunicando, carraspe llamando la atención de Nina que se acomodo en la silla.

—Encontré algo que puede interesarle.–dejo su celular sobre la mesa.

Deje la servilleta de tela a un lado para acercar su celular a mi campo de visión mirando una foto de un plano, el plano del centro comercial donde haría el intercambio con Elina.

—¿Qué es esto?–dije observando aún la imagen.

—Ella no planea venir con usted señor, es un plan para escapar cuando le entregué a su hermana.–informó.

Mi puño golpeó la mesa con fuerza haciendo que Kaira diera un brinco en su asiento y comenzará a llorar en silencio.

—Cuidala.–le ordene a Nina.

Asintió en tanto yo salía del comedor con la sangre hirviendome sintiendo como si fuera lava la que corría por mis venas, en mi despacho me encargue de sacar el celular desde el cual la había estado contactando.

Cada timbre hacia que mi furia aumentará deseando hacerle daño a ella y a su hermana olvidando mi palabra de no tocarla.

—Eric.–su voz suave logro calmarme pero no lo suficiente.

—Se cancela el trato.–manifesté rabioso.

Hizo un sonido de sorpresa sin embargo no dijo nada.

—¿Me crees imbécil Elina? Espero que sepas que tus acciones tienen consecuencias.–apreté con fuerza el celular— olvídate de ver a tu hermanita de nuevo.

Colgué la llamada sintiendo como los oídos me zumbaban y la cabeza comenzaba a palpitarme, cerré los ojos tomando grandes bocanadas de aire llenando mis pulmones de oxígeno que solté de golpe cuando el sonido de un disparo me atravesó la cabeza.

Salí corriendo del despacho yendo al comedor que se encontraba vacío, mis pies se movieron por inercia al exterior de la mansión mirando a Nina con el arma empuñada y a Kaira a unos metros de distancia con un disparo en la espalda.

—¿Qué carajos hiciste?–me acerque a Nina con zancadas—¿¡Qué mierda esperan!? ¡Ayudenla!

Los hombres de Fiore corrieron a auxiliar a Kiara que se encontraba rodeada de un pequeño charco de su propia sangre.

—Intentaba escapar... yo...

Tome un puñado de su cabello tirando de el con fuerza.

—¿Y dispararle te pareció la mejor opción?–elevé la voz.

Su mano me envolvió la muñeca.

—¿No querías venganza? Ahí la tienes.–soltó rabiosa.

Abrí mi mano y le solté una bofetada que logro abrirle el labio inferior.

—Cuida como me hablas Nina.–advertí.

Sus ojos se cubrieron de miedo.

—Si ella muere me voy a encargar de torturarte hasta que mueras ¿entendiste?–dije entre dientes.

La solté empujándola provocado que cayera al suelo con el cuerpo tembloroso.

—Traigan al mejor médico de Múnich, esa niña no puede morir.–ordené en cuanto entre a la mansión.

Su ropa estaba manchada de sangre, la misma sangre de Elina... Si su hermana moría jamás iba a poder recuperarla.

Maldición.

Me dirigí al despacho con desespero sirviendome un trago en tanto esperaba que el médico llegará para que le salvará la vida, camine de un lado a otro mirando el reloj en mi muñeca cada momento deseando que el tiempo pasará más rápido.

—Creí que no le harías daño.–entró Fiore al despacho.

—Ese era el plan.–detuve mi caminata.

—¿Y?

—Nina parece no tener cerebro para razonar.–me termine el licor del vaso.

—Sabes que si ella muere se va a armar una guerra ¿no?–me cuestionó con desaprobación.

—¿No era esa la idea Fiore? ¿Un guerra para quitarle el poder a Schwarz?

—La idea era que recuperarás a tu mujer y que te largaras.

—Bueno, los planes no salen como deseamos.–dije irritado.

—¿Sabías que Schwarz hizo alianza con Malek Dagach?

Lo mire con interés, eso no lo sabía.

—¿Desde cuándo?

—Poco antes de que tu mujer fingiera su trágica muerte.

Fiore camino hasta tomar asiento con tranquilidad en una de las sillas delante del escritorio sin embargo su cuerpo se encontraba tenso.

—Si entramos en guerra con él llevamos las de perder Eric, como socio y amigo te aconsejo...

—No te estoy pidiendo un consejo.–lo interrumpí sirviendome otro trago.

—No pienso poner las manos al fuego por ti, deja que haga su vida y tú haz la tuya que mujeres te sobran.–me ignoró.

—Ninguna mujer está a la altura de Elina, es a ella a quien quiero y la tendré así tenga que vender mi alma al diablo._le di un sorbo al vaso.

—Elina es el diablo y dudo que quiera comprar tu alma.–chasqueo la lengua.

Finalice mi conversación con Fiore y me prepare para darle la bienvenida al doctor Wagner que insistió en que era mejor llevarla a un hospital pero si hacia eso era probable que Elina se enterará y todo se fuera a la mierda, no podía arriesgarme así que bajo amenaza hice que el doctorcito pusiera manos a la obra para que ayudará a Kaira.

La bala había salido y milagrosamente no había dañado ningún órgano vital así que solo sería cuestión de tiempo para que la herida sanará y regresará a la normalidad como si la imprudencia cometida por Nina no hubiese pasado.

Amargo Paraíso ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora