05 de julio 2019.
Niklaus.
Al despertar me encontraba solo y tarde un par de segundos en orientarme para saber dónde me encontraba, el reloj marcaba las nueve y media de la mañana lo que me obligó a sentarme en la orilla de la cama de golpe mirando a mi alrededor hasta detener mi mirada en la mesita de noche donde mi billetera se encontraba abierta y las llaves del coche no se encontraban, alcancé mi celular para llamar a Elina pero el nombre de Bogdan se adueñó de la pantalla.
–¿Alguna novedad?–fue lo primero que dije al responder la llamada de mi mejor amigo que se hacía cargo de Cohen en mi ausencia.
–Si. Alessandra ha logrado investigar los números de la placa del coche en el que Cohen logro escapar, el coche es de Matthew Hamilton.–esa era una buena noticia, así podíamos llegar con facilidad a Cohen dejándolo sin escape– Hamilton trabajaba antes para Cohen pero ahora trabaja para Duggar Miller el que parece quiere ser el nuevo líder de Nueva York, De Santis y Dagach están por tener una reunión con él.
–Gracias Bog, avísame cualquier cosa.–suspire poniéndome de pie para ir en busca de mi esposa.
–Por cierto, feliz cumpleaños.–su felicitación quedó flotando en el aire por unos segundos.
–Gracias.–con las cosas que habían estado pasando últimamente se me había olvidado mi cumpleaños, creo que era lo último que me importaba.
Después de colgar la llamada salí de la habitación solo con un short puesto y me deje guiar por el exquisito aroma a chocolate proveniente de la cocina que me hizo saber que Elina estaba en la casa, me detuve en el umbral de la cocina admirandola, llevaba un vestido amarillo suelto con puntitos blancos, unas sandalias blancas y su cabello estaba peinado en dos trenzas.
–Buenos días.–mi voz la sobresalto y se giro lentamente cubriendo con su cuerpo lo que estaba haciendo.
–Será mejor que regreses a la habitación.–su tono era demandante y en su mirada había un toque de sorpresa.
–¿Por qué?–avance hacia ella para saber que escondía pero fue agil en el momento que me hizo girar y me encamino a la salida.
–Hablo en serio Schwarz, espera en la habitación.–me dió una mirada de advertencia.
–Cinco minutos, sino estás en cinco minutos en la habitación voy a regresar por ti.–bese su frente antes de girarme para regresar a la habitación que comencé a ordenar tratando de que mis pensamientos desaparecieran.
La cama estaba perfectamente arreglada al cabo de unos minutos, me acerque al closet de madera clara y saque una polera para ponermela mientras de reojo miraba el reloj esperando que las manecillas avanzarán más rápido. Sus murmullos por el pasillo me hicieron sentir un cosquilleo en el estómago que fue reemplazado por emoción al verla sostener con una mano una tarta de chocolate con una vela y con la otra mano el celular dónde aparecía mi hermana, Kai y nuestro hijo acompañándola en la canción de cumpleaños feliz en alemán.
–Zum Geburtstag viel Glück Niklaus!–cantaron el último verso de la corta canción con una sonrisa seguramente disfrutando de mi rostro lleno de sorpresa.
En ese momento quise comerme a besos a Elina por el simple hecho de que a pesar de lo mal que lo estaba pasando había hecho esto por mí regalandome una sonrisa sincera que llegaba hasta sus ojos que lograron ocultar su tristeza.
–Pide un deseo.–murmuró con ilusión.
Cerré mis ojos y sople la vela desencadenando una oleada de aplausos a través de la pantalla, Ellie me dejó su celular mientras iba a dejar la tarta a la cocina en tanto yo recibía felicitaciones de mi hermana que comenzó a llorar de la emoción, después fue Kaira que tampoco fue capaz de contener las lágrimas logrando que mis ojos se humedecieran y un nudo se adueñara de mi garganta, por último Strom me felicitó citando las palabras que mi rubia hermana le decía al oído, cuando levanté la mirada la ví recargando su peso en el marco de la la puerta mirándome con una enorme sonrisa que consiguió alterar los latidos de mi corazón.
–Se que no es el mejor cumpleaños pero...–se acercó sentandose sobre sus talones después de que colgará la llamada.
–Gracias, me ha gustado la sorpresa.–la tome de la nuca acercando su rostro al mío para besar sus labios.
Sus manos sujetaron mis mejillas profundizando el beso con necesidad metiendo su lengua a mi boca para entrelazarla con la mía en una guerra que me hizo soltar un gruñido y tirarme encima de ella que envolvió sus piernas en mi cadera.
Debo detenerme.
Un pensamiento que se borró cuando sus manos viajaron por mi abdomen hasta meterse en mi short jugando un momento con el resorte de mi boxer que comenzaba a apretarme, baje mi mano para detenerla soltando un suspiro.
–¿Estás segura?–no quería presionarla o que lo hiciera solo por mí.
–Llévame al paraíso Niklaus.–sus dientes atraparon mi labio inferior y mi cuerpo se estremeció por sus palabras.
No fui de prisa a pesar de que mi cuerpo reclamaba el suyo, tome mi tiempo recorriendo cada parte de su cuerpo con mis labios hasta terminar en su centro donde mi aliento golpeó y su piel se estremeció, con nuestras manos entrelazadas sobre la cama me encargue de pasar mi lengua por sus pliegues lubricados por sus fluidos que se mezclaban con mi saliva, atrapé su clítoris en mis labios chupando y tirando de el repitiendo la misma secuencia un par de veces escuchando sus gemidos que hacían eco en las cuatro paredes de la habitación como si fuera una dulce melodía que nunca me cansaría de escuchar.
–Niklaus.–sus talones se clavaron en mis hombros y su llamado aviso que estaba a punto de terminar.
Se corrió en mi boca que no despegue hasta dejarla completamente limpia, los espamos del orgasmo la seguían golpeando cuando me puse de pie bajando mi short junto mi boxer dejando a la vista mi erección que captó la atención de Elina, la tome del trasero y la acerque a la orilla de la cama rozando la punta de mi pene en su hendidura.
–Te amo.–la voz le temblaba por el deseo que brillaba con claridad en sus ojos.
–Tambien te amo.–respondí moviendo mi cadera hasta hundirme completamente en ella.
Entre caricias, besos y palabras dichas al oído con todo el amor que sentíamos el uno por el otro fue como terminamos rendidos en la cama con la mirada fija en el techo, con la respiración acelerada y con el olor a sexo impregnado en el aire. Después de recuperarnos nos colocamos la ropa y salimos a la cocina a preparar panqueques llenando la cocina de harina cuando comenzamos a jugar, verla tan llena de vida en ese momento me lleno el cuerpo de felicidad sin embargo sabía que cuando regresaramos junto a Strom algunas cosas iban a cambiar como lo habíamos hablado, no importaba que fuera ahí iba a estar yo para apoyarla.
Por la tarde decidimos nadar un rato en el mar atravesando las altas olas por debajo y saliendo a la superficie con una sonrisa dibujada en los labios, me era imposible mantenerme quieto y no besarla. Al salir del mar nos sentamos en la toalla que dejamos sobre la arena para deleitarnos con el atardecer en colores rosas y morados que comenzaba a aparecer.
–Tenemos que volver ¿no?–su susurró fue casi inaudible cuando una ola trono en la orilla.
–Eventualmente.–respondí sabiendo que nuestros días aquí estaban por terminar, sin embargo no se lo hice saber.
–Tenemos que volver para pelear la última batalla de esta guerra.
–Lo haremos, volveremos cuando Cohen esté en nuestras manos.–pase mi brazo por sus hombros pegandome a ella.
–Bien.
Así le dimos fin a nuestra pequeña conversación sobre nuestro regreso a Nueva York, en silencio admiramos como los colores del cielo se iban desvaneciendo por la oscura noche que nos abrazo.
–Feliz cumpleaños mi amor.–sus labios besaron mi mejillla dejando un hormigueo. La mire bajo la luz de la luna, por ella era capaz de hacer cualquier cosa en el mundo.
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Amargo Paraíso ©
Literatura FemininaCONTINUACIÓN DE DULCE INFIERNO. © Elina y Niklaus se encuentran viviendo una vida tranquila después de huir de aquel infierno que parecía haber quedado en el pasado sin embargo lo que ellos no esperaban era que el mayor demonio volviera para atormen...