Capítulo 41

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14 de junio 2019.

Elina.


Las primeras horas en la desaparición de una persona eran las más importantes. A Niklaus solo le tomo quince minutos poner a toda la unión europea a trabajar para dificultarle el trabajo de huída a Eric Cohen que había logrado su cometido de secuestrar a Kara, todo mi interior estaba en llamas las cuales me comenzaban a consumir poco a poco.

Desde el asiento de cuero observé a todas las personas dentro de la sala que ideaban planes y estrategias para recuperar sana y salva a Kara, me era imposible mantenerme concentrada cuando todos los recuerdos me envolvían la mente haciendo que mis ojos se humedecieran.

12 horas desde su desaparición.

Me levanté de la silla llamando la atención de todos que me regalaron una rápida mirada antes de seguir haciendo su trabajo a excepción de Niklaus que me siguió con la mirada hasta que salí de la sala. La primera lágrima cayó por mi mejilla cuando me encontraba en el interior del baño, las lágrimas siguieron saliendo sacudiendo mi cuerpo pegado a la pared justo delante del espejo.

—Nena.–llamaron a la puerta con un suave golpe que me hizo parar el llanto de inmediato, la puerta se abrió dejando a la vista a Niklaus que de una zancada llegó a mí para abrazar mi cuerpo– la vamos a encontrar.

Mi sollozó se vio callado en su pecho que ahora estaba empapado por mis lágrimas que habían vuelto a salir.

–Si algo le pasa será mi culpa.–arrastre las palabras que con dificultad salieron de mi boca.

–Ellie...

Lo mire a los ojos.

–Esta embarazada.–confesé sintiendo como el dolor me golpeaba en todo el cuerpo.

14 horas desde su desaparición.

Me sentía agotada. La cabeza no me daba para más ideas de dónde podría tener Cohen a Kara, lo único que podía pensar era en como la podría estar pasando ella y eso, eso era una tortura que prometía no acabar pronto.

Entre a la cocina para tomar algo de café esperando poder despejarme un poco para así intentar ayudar en la búsqueda de mi hermana porque Kara eso era, mi hermana, ella era parte de mi familia.

Ethan se encontraba recargado en la isla con una taza en sus manos y la mirada perdida en un punto fijo; me serví café en una taza y me acerque a la isla ganandome la mirada de Ethan.

–Lo siento.–murmuré mirando el líquido oscuro en el interior de la taza– sino hubieran regresado, esto...

Su mano alcanzó mi mano.

–Esto no es tu culpa.–su voz estaba apagada y rasposa.

Mis labios comenzaron a temblar por el llanto que quería volver a golpearme.

–Claro que sí, debí...

–Ella tomó una decisión Elina, ni el todo poderoso la pudiera haber hecho cambiar de opinión.–había algo de gracia en su voz sin embargo poco a poco fue desapareciendo volviéndose vacía.

–¿Cómo puedes...

–Se como es esto y como se maneja.–volvió a interrumpirme– quiero que el mundo arda hasta encontrarla pero si hago eso las llamas la pueden consumir, trabajar con la cabeza fría trae mejores resultados.–bebió de su taza volviendo su mirada a aquel punto fijo al que veía anteriormente– vamos a encontrarla.

¿Lo haríamos?

16 horas desde su desaparición.

Me acomode en la cama de lado metiendo mi mano debajo de mi cabeza para mirar a Niklaus al otro lado durmiendo profundamente para recuperar energía mientras los demás seguían trabajando en la primera planta, solté un suspiro acercadome a él dejando mi cabeza descansando en su pecho para intentar dormir un par de minutos.

Suspiré aliviada mirándola a la distancia con su cabello rubio sujeto en un perfecto moño en su cabeza que lograba que sus facciones se vieran más refinadas, sus mejillas estaban rosadas y su piel pálida que brillaba con los intensos rayos del sol.

–¡Kara!–grite para llamar su atención sin embargo ella siguió caminado alejándose de mí– ¡Kara!–volví a gritar aumentando mi paso para acercarme a ella pero por cada paso que daba ella se alejaba más.

Comencé a correr hasta ella con rapidez con la esperanza de poder alcanzarla sin embargo mi paso se freno cuando una camioneta apareció.

–¡Ayuda! ¡Ayuda!–la rubia forcejaba intentando ser liberada de aquellos hombres que lograron llevársela.

Todo daba vueltas. Todo era distinto.

–¡Elina! ¡Por favor ayúdame! ¡Elina!

La busqué con la mirada entre la oscuridad hasta que una luz la iluminó, su cuerpo estaba maltratado y aquel perfecto moño ya no existía, sentí un golpe en el abdomen que me saco todo el aire.

–¡Elina! ¡No dejes que me haga nada!

Desde el piso la mire con el rostro bañado en lágrimas, abrí los ojos de par en par cuando el cañón de un arma le apunto y sin titubear le disparó acabando con su vida.

Me desperté sobresaltada con las lágrimas corriendo por mis mejillas, un nudo en la garganta que me dificulta pasar saliva y el cuerpo empapado en sudor; el otro lado de la cama estaba vacío, necesitaba encontrarla antes de que fuera demasiado tarde.

18 horas desde su desaparición.

Decidí salir a dar un recorrido por el gran jardín de la casa intentando despejarme de mi sueño que lograba revolverme todo, quería salir y destruir todo hasta encontrarla pero no sabía por dónde comenzar.

Me senté en el césped con las piernas cruzadas dejando que el aire fresco entrar por mi nariz llenando mis pulmones dónde contuve aquel aire por un par de segundos antes de soltarlo lentamente, repetí eso cinco veces hasta sentir como mi cuerpo comenzaba a relajarse.

Conocía a Eric.

Sabía cómo pensaba.

Si yo fuera él ¿qué estaría haciendo en este momento?

Pensar en las probabilidades me revolvió el estómago. Había despertado de aquella ensoñación dónde me veía como una santa y ahora su forma de vengarse era a través de Kara.

El sonido de mi celular me saco de mis pensamientos trayendome de nuevo a la realidad, lo tome desbloqueando la pantalla con mi huella digital y entre a la barra de notificaciones tocando la última que había llegado.

Número desconocido.
📷 Foto
Sé que sabrás dónde encontrarla.
Suerte nena.

Me levanté de un salto del césped comenzando a correr hasta la casa sintiendo la comida en la garganta después de haber visto aquella fotografía de Kara semidesnuda, atada, maltratada y asustada. Todos en la sala miraban con atención a Kol que se removió intimidado.

–Lamento informarle que el señor Cohen ha logrado escapar, salió de Europa con destino desconocido.

Había cosas peores que la muerte, por ejemplo: la vida misma.

Amargo Paraíso ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora