Capítulo 40

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13 de junio 2019.

Elina.

Entre mis dedos tome un chocolate de la caja llevando aquel semicírculo a mis labios, mordí la mitad del chocolate sintiendo el caramelo salir del interior de este dejando un exquisito sabor instalado en mi boca.

—¿Quieres uno?–me limpie las comisuras de los labios mirando a Nina atada al pilar del sótano.

Sus ojos me atrevesaban haciendo notar lo furiosa que estaba.

–¿No? Te lo pierdes, saben deliciosos.–metí la mitad restante del chocolate a mi boca. Su mirada viajo a las escaleras dónde venía Niklaus vistiendo su característico traje negro.

–¿Cómo pudiste hacerle esto a Cohen?–mascullo regresando su mirada a mí con los ojos inyectados en sangre.

–¿Hacerle qué?–me levanté de la silla tomando otro chocolate que metí a mi boca sintiendo la mezcla de sabor entre el caramelo y el chocolate que me encargue que Niklaus probará. Besé sus labios con exigencia dándole paso a su lengua que comenzó a jugar con la mía.

–¿Cómo va todo por aquí?–quiso saber relamiendo sus labios en un acto tan sensual que captó de nuevo la atención de Nina.

–¿Ahora van a jugar al policía bueno y al policía malo?–bramó pasando su mirada de Niklaus a mí.

–Oh no. Nadie intentará ser bueno contigo.–me burlé mordiendo mi labio inferior para ocultar una sonrisa.

–Eres una...

Niklaus apretó su agarre en mi cintura.

–Ahorratelo Nina. Se lo que soy y la idea tan equivocada que tienen de mí.–con delicadeza retire el agarre de Niklaus de mi cintura para dirigirme a ella– Todos opinan desde afuera pero nadie sabe por lo que tuve que pasar, todo lo que tuve que vivir con ese gran hijo de puta.–sus ojos verdes brillaron con interés por mis palabras– veo que te interesa saber la historia.

–Ya la se.–giro su rostro con brusquedad cuando mi mano acarició su mejilla.

–¿La sabes? ¿O solo sabes lo que él quiso que supieras?–apreté mi agarré en su mentón girando su rostro para que me volviera a mirar– apuesto que si supieras toda la historia jamás lo hubieras ayudado y no me odiarias como lo haces.

Su respiración se hizo pesada y algunos mechones sueltos de su cabello se movían.

–Te la contaré solo para que mueras sabiendo que siempre estuviste del lado equivocado.–mire a Niklaus que con solo una mirada tomó la silla en la que anteriormente estaba sentada y la acercó a mí, le agradecí con la mirada– Tenía veintiuno cuando Cohen mando a matar a mis padres por un supuesto robo por parte de mi padre que solo fue un plan para poder deshacerse de él, después tres hombre arribaron a mi casa donde me encontraba con mi abuela, la mataron delante de mí.–los finos labios de Nina se abrieron como si mis palabras le afectarán– el hermano de Eric me llevo a él y ahí comenzó mi infierno, me drogo y abuso de mí durante semanas y cuando menos me di cuenta mi cuerpo exigía el éxtasis para poder sobrevivir, dejo que otros hombres abusaran de mí, me hizo matar a alguien para darme el derecho a dejar las drogas.–me sentí asqueada al recordar todo aquello que viví a su lado. Nina ya no me miraba, miraba mis zapatos de tacón– me uso para que uno de sus socios aceptará negociar con él, le demostré de lo que era capaz, solo pensaba en sobrevivir y al final fui fiel a mi idea de mantenerme segura así conseguí el lugar de "su mujer". Mientras el creía que yo olvidaba todo lo que me había hecho y comenzaba a amarlo, Schwarz y yo ideamos un plan para acabar con todos los Cohen pero cometimos el error de dejarlo a él con vida.–sus ojos estaban húmedos, arrepentida– puedo perdonarte todo Nina, tu odio, tus ganas de acabar conmigo, tu alianza con él pero no puedo perdonarte que hayas acabado con la inocencia de mi hermana.

–Yo...–su voz tembló, sacudió la cabeza mirando aún mis zapatos.– Si de algo sirve, lo siento mucho.

–Te lo agradezco pero no me sirve de nada.–me incliné hacia adelante acercándome a ella que luchaba por contener las lágrimas– dime qué es lo que planea Cohen.

Abrió su boca lista para soltar todo lo que sabía pero el sonido de su celular la interrumpió, mire sobre mi hombro el dispositivo rectangular vibrando encima de la mesa donde se encontraban los chocolates, me levanté yendo hasta él mirando el nombre de «Eric Cohen» en la pantalla, le di un rápida mirada a Niklaus antes de responder poniendo el altavoz.

–¿Dónde mierda te has metido?–rugió a penas le di al botón verde.

–Pero que grosero te has vuelto Eric.–respondí gélida regresando a la silla delante de Nina, coloque mi dedo índice en mis labios para que no dijera nada.

–Elina...–gruñó.

–¿Sabes? Me decepcionó mucho saber que solo contaste tu versión de la historia.–fingí indignación logrando escuchar como su respiración se alteraba– pero te entiendo, si hubieras contado la historia completa ella jamás te hubiese ayudado.

–No tientes a la suerte.–farfulló a punto de explotar, imaginarlo molesto con las opciones agotadas me parecía fascinate.

–¿O qué? Ya no eres nadie Eric, tus amenazas ya no valen nada.–me mofe solo consiguiendo que se molestará más.

Su silencio me afirmó que estaba desesperado, no tenía oportunidad de acabar conmigo como era su plan inicial.

–Pronto sabrás de mí.–advirtió antes de terminar con la llamada. Nina miraba la pared detrás de mí como si aún se encontrará procesando todo lo que le había contado.

–Habla.–demandé esperando que contará todo lo que sabía.

–Después de que Parker lo hiriera yo me encargue de mantenerlo con vida luego de que Fiore retrocediera dejando de ayudarlo como lo había estado haciendo, al mejorar me dió una tarea.–soltó sin titubear mirando de vez en cuando detrás de mí a Niklaus que se mantenía al margen– quería que consiguiera gente que lo ayudará a tenerte de regreso, fue difícil conseguir hombres que se doblegaran ante el mandato del señor Schwarz, logré conseguir cinco hombres con un entrenamiento regular.–se removió en el piso haciendo sonar la cadena que la mantenían sujetada al pilar– logré que despertará de su ensoñación dónde te veía como una mujer inocente incapaz de romper un plato y me pidió...–se detuvo como si buscará las palabras adecuadas para decir lo siguiente, se aclaró la garganta mirándome fijamente con una disculpa escrita en sus ojos– me pidió seguir a Kara Wood, que averiguará todo de ella, sabe que ella es uno de tus puntos débiles y si algo le pasa podrá acabar contigo.

Sus palabras me habían logrado desestabilizar, imaginar que a Kara le pasará algo me ponía enferma. Mire a Niklaus que ya no se encontraba en el mismo sitio en el que anteriormente estaba sino que subía las escaleras de prisa, sabía que haría lo imposible por mantener a Kara segura.

En algo no se equivocaba Cohen, Kara era uno de mis puntos débiles.

–¿Dónde está Cohen?–respirar se me comenzaba a dificultar, no tenía la misma fortaleza con la que había comenzado.

–No importa lo que diga, lo más probable es que ya haya huido de ese sitio.–susurró cabizbaja.

La llamada lo había puesto alerta. Podía esconderse o atacar de una vez por todas y sabía perfectamente cuál elegiría.

–Lo lamento.–se volvió a disculpar deteniendo mi paso de camino a la escalera, me sentía aturdida con su confesión sobre Kara.

En la primer planta se encontraban ya trabajando dos grupos de seis hombres listos para marcharse en busca de Kara, tenía la esperanza de que ella estuviera bien, tranquila al lado de Ethan.

Ethan era un hombre capacitado para este tipo de situaciones.

–Ya sabes que hacer con Nina, no me interesa si es rápido o lento quiero que te deshagas de ella.–le ordene a Kol que era uno de los pocos hombres que se habían quedado en la nueva propiedad que estábamos habitando.

Salí al exterior de la casa cuando las tres camionetas se estaban marchando directo a la casa de Kara, la espalda de Niklaus estaba tensa, podía notarlo a pesar de los metros que nos separaban.

Tenía el corazón acelerado, la boca seca y la mente en blanco, pensar en que le podían hacer algo me descomponía.

Cualquier cosa que le pasará iba a ser mi culpa.

Amargo Paraíso ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora