Capítulo 62

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19 de noviembre 2019.

4 meses después...

Elina.

Querida Kara,

Hoy se cumplen cuatro meses desde que estoy en este lugar, las cosas han mejorado para mí aunque debo confesarte que no todo a sido relativamente fácil, aún hay días malos en los que todo me molesta, todo me irrita y quiero llorar pero hay días buenos como hoy en los que los días parecen tener más color, más felicidad y más tranquilidad, todo es parte de un proceso.

Hoy también es mi cumpleaños número treinta y aunque parecía prometer ser un día triste he recibido cartas de todos los que esperan por mí, incluso recibí una de Ethan, me ha felicitado y contado lo bien que le está yendo en Colombia en su nuevo trabajo cuidando a una familia importante, parece que está sanando la gran herida que nos dejó tu muerte.

Agatha dice que pronto podré volver a casa con Niklaus, Strom y Kaira si mi progreso sigue como hasta ahora, eso me ha emocionado porque realmente los extraño mucho pero también se que estar aquí el tiempo que Agatha crea necesario es por mi bien. Ella me recuerda a ti, intentando sacarme de un hoyo aunque ella lo hace porque es su trabajo y tú lo hacías porque me querías, me es imposible no verte en ella.

No sé porque sigo escribiendo estás cartas si nunca vas a leerlas aunque tenga la sospecha de que es porque cada vez que lo hago te siento extrañamente cerca, en algún rincón de aquella blanca habitación o en el enorme jardín del exterior, es la única forma en la que puedo sentirte aún conmigo y creo que por eso aún sigo escribiendo para ti.

Espero algún día cuando Strom sea mayor pueda contarle de ti, la buena hermana, amiga y tía que fuiste durante tus años de vida, haré que todos sepan de ti para que en algún momento quieran encontrar a una persona como tú.

Te amo y te extraño.

Con amor, Elina.

Cada día desde los últimos cuatro meses me sentaba en el verde y brillante césped de aquel lugar a admirar la puesta de sol mientras escribía en aquel papel lo que había pasado a lo largo de un día más en el centro de salud mental, todo dirigido para Kara, evidentemente porque era la única forma sana que había encontrado para sentir su presencia.

En las últimas semanas había tenido un buen progreso fue así hasta que Agatha me dijo que debía perdonar a todas esas personas que yo culpaba por como había sido mi vida en los últimos siete años, lo intente, perdone a mis padres por irse tan pronto, perdone a mi padre por las decisiones que tomo, perdone a mi abuela por dejarme, me perdone a mí pero cuando me pidió perdonar a Cohen simplemente me quedé ahí en silencio sentada esperando que el tiempo terminara.

¿Cómo pudo pedirme eso? ¿Cómo podía perdonar a aquel hombre que me había hecho la vida un infierno? ¿Cómo iba a hacerlo?

Cada vez que pensaba en la familia Cohen –Danielle, Xavier, Eric e Ivar– quería destrozar todo a mi alrededor sin importar quién saliera dañado y es que no me fue suficiente terminar con todos ellos para que el dolor acumulado terminara, llevaba años con dolor ocultó.

Mis padres. Mi abuela. Mis hermanos. Mi antigua vida.

Todo lo que había perdido por ellos, no podía perdonarlos como si solo me hubieran robado una simple golosina cuando realmente había sido algo más que eso, me negaba a hacerlo.

Y después estaba mi vida después de ellos.

Las drogas. Las violaciones. Los abusos. Las humillaciones.

Me habían convertido en una asesina a sangre fría que tuvo que matar para así poder conseguir el derecho a rehabilitación, ¿qué hubiera pasado si no hubiera tirado del gatillo? Probablemente hubiera muerto de sobredosis como Eric lo había dicho.

Cuando creí que todo sería tranquilidad la tormenta regreso.

El regreso de Eric. El secuestro de Kai. El aborto. Las peleas con Klaus y ella, Kara.

Eran siete años de dolor y no podía simplemente perdonar a esa familia que se encargó de joderme cada maldito día desde mi llegada a esa mansión, no podía perdonarlos.

Y entonces cuando el sol se escondió y la luna comenzó a salir pensé en lo único bueno que me había pasado a lo largo de estos años y fue él:

Niklaus.

Me amo, me enseñó la otra cara del mundo, me enseñó que no todo era maldad, me hizo sentir confiada y segura a su lado cada segundo, me ayudó, se quedó a mi lado y llegó la luz de nuestra vida, Strom.

La vida era un misterio.

¿Tenían que pasar cosas malas para tener algo bueno?

Mire la media luna brillante iluminando con luz blanca el césped que brillaba, suspiré y me abrace las rodillas recargando mi mentón en ellas cerrando mis ojos cuando sentí la brisa helada sacudir mi cabello.

Feliz cumpleaños hermano.

Una pequeña sonrisa apareció en mis labios cuando sentí su cercanía, cuando abrí los ojos y pude verla entre la hierba sonriendo sosteniendo una pequeña tarta con una vela que le iluminaba el rostro mientras cantaba feliz cumpleaños.

«Tienes que dejarla ir» Esas fueron las palabras de Agatha que me rompieron un poco más el corazón «Dejarla ir no significa que vas a olvidarla Elina, significa que vas a vivir con cada recuerdo de ella sin que duela como duele ahora» siguió cuando me levanté lista para irme.

Me regreso la sonrisa y pude leer en sus labios rosados un «Feliz cumpleaños Inna» que hizo que mis ojos se humedecieran, el viento soplo una vez más y su silueta desapareció, las lágrimas cayeron por mis mejillas y todo pareció más claro en la oscuridad de esa noche.

Tenía que dejarla ir.

Amargo Paraíso ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora