20 de marzo 2019.
Elina.
Las discusiones con Niklaus cada vez se volvían más constantes y eran sumamente agotadoras. Al final del día cuando se suponía debíamos dormir en la misma cama él decidía dormir en la otra habitación y yo no podía evitar llorar, me preguntaba si él pequeño ser dentro de mí podía aguantar tanto.
–Mami.–se sentó en la cama.
–Mi rayito de sol.–le revolví el cabello.
Sin duda alguna mi parte favorita de estos días era cuando veía a mi hijo que siempre me recibía con la misma emoción ignorando lo que está pasando. Le sonreí a Zel en agradecimiento de que lo estuviera cuidando.
–Pero mírate, estás más enorme que ayer.–lo cargue.
Arrugó la nariz en un acto que lo hizo lucir adorable.
–En la nevera hay algo de comida.–me dijo Zel– puedes llamarme si necesitan algo.
–Gracias.–murmuré.
Para nadie era un secreto los problemas entre Niklaus y yo.
–Todo estará bien.–me animo.
Asentí y la acompañe a la salida de la suite viendo cómo se marchaba, enfoque toda mi atención en el pequeño rubio en mis brazos.
–¿Quieres tomar una ducha?
Sacudió la cabeza.
–¿No?–le pique las costillas– andando jovencito.
Lo deje en el piso del baño mientras abría el grifo para que la tina se llenará poco menos de la mitad, me dedique a quitarle la ropa a Strom que en un momento me detuvo sujetandome las mejillas para dejar un beso en mi nariz que me revolvió todo.
–¿Cuándo regresaremos a casa?–jugo con el agua.
¿Cómo le explicaba?
–¿No te gusta aquí?–pase el jabón por sus brazos.
–Si pero extraño jugar con Milo en el jardín.–hizo morritos.
No supe que decir.
No había sopesado la idea de que en algún momento tendría que dejar a Strom para mantenerlo seguro, pensar en estar lejos de él hacía que el corazón me doliera.
–Pronto podrás jugar con él amor.–le moje la cabeza.
–¿Lo prometes?
Sonreí de lado y asentí retirando el shampoo de su cabello cuidando de que no entrará a sus ojos.
Lo envolví en una toalla después de haber secado su cuerpo y lo saqué del baño yendo a la habitación sentandolo en la cama mientras buscaba ropa para ponerle, le puse un pañal y su ropa para dormir calentito.
–Extraño a papi.–se acomodo abajo del edredón.
–Más tarde vendrá amor, está trabajando.–susurre con suavidad– ahora a dormir.
Me acomode a su lado apoyando mi codo en la cama y mi cabeza en mi mano mientras acariciaba su cabeza peinando su cabello con mis dedos esperando a que se quedara dormido, su respiración comenzó a hacerse pausada y relajada indicándome que ya se había quedado dormido en cuestión de nada.
Al verificar que estaba dormido acomode un par de almohadas a sus costados para poder ir a comer algo después de que el estómago me rugiera exigiendo comida.
–Dulces sueños mi amor.–bese su mejilla.
Fui a la cocineta abriendo la nevera encontrando algo de fideos y un caldo que no se me antojo así que saque la leche y tome un plátano, esa fue mi cena: un plátano con un vaso con leche.
Sentada en el sofá me acaricie el abdomen por encima de la blusa recordando que debía hablar con Bogdan para que trajera a Mónica desde Lisboa a Múnich aunque no estaba segura si era el mejor momento de tener otro bebé.
Quite la mano de mi vientre cuando escuché la puerta abrirse, nuestros ojos chocaron y mi cuerpo exigía su atención pero me volví a girar para dejar de mirarlo bebiendo de la leche.
–¿Cuánto tiempo seguirás así?–dijo exasperado.
Lo ignore y bufo.
–Entiende que estoy tratando de protegerlos.
Lo sabía sin embargo el miedo me impedía dejar el orgullo a un lado.
–Bien, estoy cansado.–suspiró– me daré una ducha.
No me moví hasta que escuche la ducha del otro baño, suspiré y me levanté yendo a el baño deshaciendome de la ropa para entrar a la regadera con él que mantenía los ojos cerrados y las manos apoyadas en la pared.
–Tengo miedo.–recargue mi mejilla en su espalda.
Sus músculos se tensaron un segundo bajo mi agarré pero se relajó al instante.
–Ahora tengo mucho que perder Klaus, no quiero perder a Strom.–contuve las lágrimas.
Se giro pero no lo mire solo deje que mi cabeza descansará en su pecho logrando escuchar los latidos alterados de su corazón.
–No voy a dejar que les haga nada Elina pero debes de confiar en mí.–susurró pegandome a su cuerpo.
Confiaba en Niklaus pero no en Eric, ya no sabía de lo que era capaz.
–Tenemos que sacar a Strom de aquí.–decirlo dolía más que pensarlo.
Me tomo del mentón dejando un beso en mis labios que logro que las lágrimas se derramarán, quise decirle que íbamos a ser papás de nuevo pero las palabras quedaron atoradas en mi garganta.
–Te prometo que él no va a destruir nuestra familia, nos vamos a encargar de esto... juntos.
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Amargo Paraíso ©
Chick-LitCONTINUACIÓN DE DULCE INFIERNO. © Elina y Niklaus se encuentran viviendo una vida tranquila después de huir de aquel infierno que parecía haber quedado en el pasado sin embargo lo que ellos no esperaban era que el mayor demonio volviera para atormen...