Capítulo 58

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ADVERTENCIA:
El siguiente texto contiene contenido que no puede ser apto para todos. Lee bajo tu responsabilidad.

17 de julio 2019.

Elina.

¿Niklaus?–con la voz temblorosa me adentre a nuestra casa que se encontraba oscura.– ¿¡Niklaus!?

Repase con la mirada lo poco que podía ver del living sintiendo como cada vez mi pulso iba en aumento acompañado de las palpitaciones de mi corazón que prometía saltar de mi pecho en cualquier momento.

–¡Esto no es divertido amor!–tome la baranda de la escalera comenzando a subir sintiendo como todo mi cuerpo temblaba.

Me detuve en el pasillo escuchando mi respiración alterada que era el único sonido en ese lugar tan silencio, gire a la derecha para ir a nuestra habitación pero un ruido al lado contrario me hizo girar con rapidez.

–¿Hay alguien ahí?–mire la puerta de la habitación de Strom con temor. No, él está bien con Zel.

Me sentía dando pasos en falso mientras cambiaba mi rumbo a la habitación de Strom, tome el pomo de la puerta y la gire con lentitud tratando de no hacer ruido pero aquello cambio cuando lo ví.

–¡No! ¡Niklaus!–corrí hasta su cuerpo tirado en medio de la habitación de nuestro hijo.

–De-detrás de ti.–la sangre comenzó a salir de su boca.

Me gire de rodilla en el piso mirando como aquel hombre que alguna vez llame lucifer levantaba su arma y tiraba del gatillo, espere sentirme herida pero no fue a mí a quien le había disparado.

–¡No! ¡No me hagas esto amor!–tome su cabeza y la puse en mis piernas– ¡Por favor despierta! ¡Strom te necesita! ¡Yo te necesito mi vida! Por favor despierta...

Me senté en la cama sobresaltada con el sabor salado de mis lágrimas en mis labios que cayeron por mis mejillas aún a pesar de haber mirando a mi lado y verlo dormido, tan tranquilo y tan ageno a lo que estaba pasando conmigo en ese momento.

Debía terminar con esto. Tenía que hacerlo.

Salí de la cama siendo cuidadosa para no despertar a Niklaus que aunque parecía estar dormido como una roca últimamente tenía el sueño tan ligero como una pluma, tome lo primero que encontré en el closet yendo al living dónde me vestí con el pantalón de chandal y me puse los zapatos deportivos. De puntitas me acerque a la mesa de noche del lado de Niklaus y tome las llaves de su Maserati para así salir de la suite y tomar el ascensor en el que me encontraba rezando para que nadie me viera.

Las calles de Manhattan estaban completamente vacías así que llegue al almacén más pronto de lo que tenía planeado, dure cinco minutos dentro del coche pensando si era buena idea entrar pero cuando menos me di cuenta ya estaba abriendo la puerta de aquel lugar tan silencioso que hacían que mis pisadas hicieran eco, baje al sótano donde se encontraba Rocco asegurándose de que Cohen no intentará escapar.

Amargo Paraíso ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora