16 de abril 2019.
Elina.
Pase mi lengua por mis dientes en tanto dejaba el celular en el escritorio sintiendo la mirada de Theo y Kara sobre mi esperando que les dijera que era lo que Eric me acababa de decir, acerque más la silla al escritorio donde dejé mis manos descansando.
—¿Y bien? ¿Qué ha dicho?–habló Kara.
Mire los planos a un lado.
–Ha cancelado el trato.–dije para que ambos me escucharán.
–¿Qué?–sus ojos se abrieron con sorpresa.
Golpeé con mis uñas la madera del escritorio sintiendo como el hámster en mi cabeza comenzaba a trabajar corriendo con rapidez en su rueda.
–¿Qué piensas hacer?–hablo más sereno Theo.
Me impulse con mis pies e hice la silla hacia atrás para levantarme acomodando mi chaqueta.
–Tengo otro plan, puede fallar o resultar bien.–rodee el escritorio.
–¿Cuál es el plan?–inquirió Theo con curiosidad.
Fruncí los labios y me senté en la orilla del escritorio cruzando mis piernas.
–De esto hay algo seguro, alguien le ha esta dando información a Cohen y tengo en mente quien puede ser.
Kara miró a Theo y después ambos me miraron como si supieran la respuesta.
–Nina.–dijeron al unisono.
–¡Correcto! Estoy segura que es ella.–afirme.
–Ahora que lo mencionas.–dijo Theo frunciendo las cejas– ayer vino por la noche, me pidió dejarla pasar porque necesitaba recoger unos documentos del señor Schwarz.
–Más claro que el agua.–murmuró Kara.
Asentí dándole la razón.
–El nuevo plan se divide en dos pequeñas partes.–comencé– la primera: necesito que hackes su celular Kara, necesito poder ver todo y segundo: vamos a ponerle un localizador así nos llevará a mi hermana.
Mi pequeña yo sé levantó de su asiento y comenzó a aplaudirme por el ingenioso plan que se me había ocurrido.
–Necesito unos minutos el celular de Nina para ponerle el localizador.
–Yo me encargaré de conseguirlo.–intervino Theo.
–Bien, consigue el localizador para ya.–señalé a Kara– cuando Niklaus llegué estoy segura que ella no tardará en estar aquí.
–Me retiró entonces.–tomó sus cosas y salió del despacho.
–Te avisaré cuando llegue.
–Gracias Theo, puedes irte.–le sonreí.
Cuando estuve sola el corazón comenzó a dolerme al recordar sus palabras dónde dejaba en claro que no volvería a ver a mi pequeña hermana, respire profundo varias veces cuando las lágrimas decidieron hacer acto de presencia.
Soy fuerte.
Lleve mis manos a mi abdomen bajo cuando un calambre me golpeó con fuerza.
–Te prometo que todo acabará pronto, por favor resiste.–susurré.
Debí haberme ido hace mucho de Alemania tal y como lo había aconsejado Niklaus pero la necedad lograba nublarme el razonamiento muchas veces haciendo que cometiera imprudencias.
A medio día salí del despacho cuando mi estómago me exigió algo de comida después de pasar casi veinticuatro horas sin comer nada, decidí preparar fajitas de pollo con verduras e hice arroz blanco en tanto esperaba me comí un par de fresas que me trajeron recuerdos con Niklaus, muy buenos recuerdos.
Cuando me senté en el comedor sentí como el sudor me corría por la nuca y la vista se me nublo como si estuviera punto de desmayarme, un nuevo calambre se expandio por mi abdomen bajo y estaba vez me fue inevitable callar el grito de dolor.
Resiste. Resiste. Resiste.
–¿Estás bien?–entró Theo al comedor.
Tenía miedo.
–Si, estoy algo mareada pero supongo es porque no he comido nada.–murmuré intentando convencerme.
–¿Quieres que me quede aquí?–se acercó.
–Si.–susurré.
Se sentó a mi lado observando como comenzaba a comer en tanto nos manteniamos en silencio, mi mano que sostenía el tenedor comenzó a temblar con exageración, me la sujete con la otra mano haciendo un intento por detenerlo.
–¿Debo llamar a Zakharov?–dijo alerta.
Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo y al intentar alcanzar mi vaso con agua la derrame sobre la mesa haciendo que me levantará de inmediato sin embargo las piernas me fallaron y estuve por caer al piso sino fuera por Theo que logro sujetarme.
–Llama a Niklaus.–pedí asustada.
Me ayudó a sentarme en la silla en tanto se encargaba de llamar a mi esposo, fui ajena a aquella conversación al sentir otro calambre atravesarme el abdomen.
–Esta por llegar.–informó.
Me volví a levantar sintiendo como el aire comenzaba a faltarme así que con zancadas me dirigí al jardín para poder respirar aire fresco, me puse de rodillas en el piso sintiendo como si algo se desprendiera en mi interior.
–¿Dónde está?–escuche a lo lejos.
Lleve mi mano temblorosa hasta el interior de mis muslos sintiendo como la tela del pantalón estaba empapada, por un instante creí que me había hecho pis encima y no me había dado cuenta pero al llevar mi mano a mi campo de visión supe que no era eso.
–Elina.–Niklaus se arrodilló a mi lado– ¿estás herida?
Una lágrima solitaria rodó por mi mejilla.
–Creo que deberías llamar a Mónica.
Su mirada fue a mi entrepierna.
–Theo, llama a Mónica y a Bogdan.–ordenó– que vengan de inmediato. Es urgente.
Theo entro a la casa y yo no pude contener más el llanto que me golpeó como una ola, Niklaus me abrazo con delicadeza y firmeza como si no me quisiera romper, como si tuviera miedo que en el momento de soltarme yo fuera a romperme, no era necesario, ya estaba rota.
–Lo siento tanto.–sollocé.
No sabía si esa disculpa era hacia él o hacía nuestro hijo.
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Amargo Paraíso ©
ChickLitCONTINUACIÓN DE DULCE INFIERNO. © Elina y Niklaus se encuentran viviendo una vida tranquila después de huir de aquel infierno que parecía haber quedado en el pasado sin embargo lo que ellos no esperaban era que el mayor demonio volviera para atormen...