Capítulo 6

2.1K 123 3
                                    

Múnich, Alemania.
19 noviembre 2017.

Elina.

Mis últimos dos cumpleaños los había pasado en Lisboa celebrandolos solo con Niklaus pero no me malinterpreten, me encanta pasar mi cumpleaños con él pero extrañaba a mi mellizo que cada cumpleaños pasado me videollamaba y soplabamos la vela de nuestro pastel juntos aunque a distancia, sabía que Klaus había intentado que mis hermanos viajarán a Lisboa sin embargo sus vidas ahora estables no se los permitían.

Este era mi cumpleaños número veintisiete y Klaus como buen esposo decidió darme la sorpresa de viajar hasta Múnich, para está vez poder pasar mi cumpleaños con mi hermano y no solo se había encargado de que estuviera mi familia sino también la de él y Kara que lucía feliz al lado de Ethan que por fin después de tantas sospechas decidió proponerle matrimonio.

Greta también se reunió con nosotros y no pase desapercibidas las miradas entre ella y mi mellizo.

–Que enorme está este jovencito.–dijo Ava tomando a Strom en sus brazos.

No era el único que había crecido, Kaira tenía diez años, era una niña muy inteligente y capaz de realizar cualquier cosa que se le cruzará por la cabeza, me llegaba a la altura de la cintura y como era de esperarse seguía prefiriendo a Niklaus.

–No puedo creer que se haga llamar nuestra hermana.–dijo indignado Dan.

–Es imposible resistirse a los Schwarz.–alcé los hombros resignada.

Inmediatamente nuestra mirada cayó en Strom que tenía la atención de la mayor parte de los presentes.

–No cabe duda.–afirmó.

Golpeé su hombro divertida y él me envolvió en sus brazos en un abrazo quedándonos así por unos minutos sin decir nada, hice mi cabeza hacia atrás y lo mire.

–¿Cuándo ibas a decirme de tu novia secreta?–pregunte tomándolo con la guardia baja.

Se rio tenso.

–Kai no sabe guardar secretos ¿eh?

Sacudí la cabeza.

–Pues...–se rascó la nuca.

–Cuentame de ella.–me cruce de brazos interrumpiendolo.

–Es una mujer buen inteligente, es muy agradable.–sonrió embobado.

Puse mi mano en su hombro.

–Te hemos perdido.–lo moleste.

Se volvió a reír y alzó los hombros sin darme una respuesta en absoluto.

–Quiero conocerla.–presione con sutileza, intentando que me dijera algo que ya deducía.

–Ya la conoces.–murmuró.

Di el tema por zanjado cuando cambió drásticamente de tema y lo entendí, tal vez no estaba listo para soltar la bomba.

En Berlín, Niklaus les había conseguido lugar en las escuelas más demandadas para que siguiera estudiando, Dante siguió estudiando diseño gráfico y ahora trabajaba en una empresa en Múnich en la que le iba muy bien mientras que Kaira seguía en un colegio privado de Múnich.

–Quiero ver ese anillo.–me acerque a Kara.

Con una enorme sonrisa me puso su mano delante del rostro presumiendo su anillo.

–Wow.–lo mire de cerca– Felicidades.

La abrace y ella a mí, pude sentir que me extrañaba tanto como yo lo había hecho.

–¿Cómo estás?–me tomo del hombro.

–Demasiado bien, Lisboa es increíble.–sonreí– estamos considerando la idea de ir a vivir a otra casa.

–¿Otra?–alzo las cejas.

–Una un poco más grande.

Asintió y una sonrisa se adueñó de sus labios.

–¿Van a agrandar la familia?

Me atragante con mi propia saliva y negué con la cabeza, no era algo de lo que hubiéramos hablado pero tampoco era algo a lo que estuviéramos cerrados todo dependía de lo que Mónica creyera mejor.

Zel estaba con Bogdan bebiendo una copa de vino con Greta que me sonrío al verme —parecía nerviosa— Zel me recibió con un abrazo y Bogdan con un chiste y un apretón de manos.

–Todos parecen muy felices.–dijo Greta en un susurró.

No podía contradecirla.

Zel y Bogdan se habían casado en el verano del año pasado, ahora vivían en Moscú.

Kara y Ethan planeaban casarse en primavera del siguiente año y residían en Londres.

–El amor llega cuando menos lo esperas Gretch.–dijo Zel aquellas palabras que alguna vez le dije.

–Y con quién menos lo esperas.–sus labios se entreabrieron cuando hable– no necesitan la aprobación de nadie.

Así era. Dante podía salir con Greta si así lo que querían, yo no era nadie para detenerlos.

El amor era impredecible.

Amargo Paraíso ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora