Nueva York, EE.UU.
18 de junio 2019.Kara.
Nunca había sentido tanto miedo por mi vida como el que hoy corría por mis venas causando una lenta agonía que aquel par de ojos azules disfrutaban ver, mi piel estaba helada y tan entumida que me era imposible sentir como aquellas manos me rodeaban los brazos para levantarme del piso al que volví a caer cuando no pude mantenerme de pie.
–Elina y tú son unas zorras traicionera.–la aguja brillo bajo la luz del foco, una gota rodó por el largo de la aguja que pronto sería enterrada en mi piel.
No podía luchar.
Sus zapatos parecían viejos y desgastados, nada comparado a aquellos zapatos que solía usar que al primer rayón se deshacia de ellos.
–Te voy a hacer sufrir como sufrió Cristina.–sentí un pellizco en mi piel cuando la aguja entro clavada en mi vena que se llenó de aquel líquido que había dejado a tantas personas en el abismo.
Mis brazos flaquearon incapaces de sostener un segundo más la mitad de mi peso terminando en el piso sucio, mi cuerpo ahora pesaba una tonelada y respirar se sentía como si una bala me atravesará cada vez que lo hacía.
Levanté la mirada al verla a ella con su cabello castaño y sus ojos oscuros mirándome con tristeza.
–¡Lucha Kara!
Cerré los ojos sintiendo las lágrimas salir de mis ojos incapaz de mirar la alucinación de mi hermana muerta que me pedía algo que evidentemente no podía hacer, este era mi fin y mi mente se estaba burlando de ello.
Sabía que Ethan y Elina iban a encontrarme, Elina sabía cómo pensaba Eric y Ethan sabía hacer estratégias, si se unían podrían ser un buen equipo y harían todo para encontrarme aunque no sabía si iban a lograr encontrarme con vida.
–¡Tienes que luchar!
Un sollozó me desgarro la garganta cuando sentí como algo me atravesaba la entrepierna pero no era un objeto era la polla de uno de los alemanes que Eric había convencido de ayudarlo, encaje las uñas de los dedos de mis manos en la carne blanda de la palma por su brusquedad al moverse.
Supe que mi bebé no iba a poder soportar ésto.
Apreté mis labios con fuerza negandome a qué aquel hombre metiera su miembro a mi boca, gire la cabeza mirando tres siluetas de Eric que caminaba hacia mi con un cigarrillo en su mano, la ceniza caía a sus pies deshaciendose poco a poco, eso fue en lo único que pude centrarme ignorando el dolor en mi entrepierna.
–¿Vas a hablar?–se colocó en cuclillas delante de mí dándole una calada al cigarrillo.
–Pudrete.–masculle intentando que el dolor que sentía no fuera notable.
–Muy fiel a ella pero ¿Dónde está ahora?–presionó la punta del cigarrillo en mi piel quemando mi hombro, una sonrisa apareció en sus labios cuando un grito salió de mi garganta.
–Te va a matar.–sollocé cerrando los ojos cuando volvió a colocar el cigarro en mi piel.
–Elina no es nada sin mí.
La tortura parecía no tener fin. Quince veces colocó el cigarro en mi piel que ardía por las quemaduras, cinco minutos más estuvo aquel hombre abusando de mí en la podrida madera de aquella casa en la que nos encontrábamos.
Cristina me exigía levantarme sin embargo me mantuve en el piso sintiendo como la sangre comenzaba a secarse en mis muslos adoloridos, lleve mis manos a mi abdomen bajo llorando en silencio por lo que acababa de pasar.
–Eres fuerte hermanita, lucha.–su mano acariciaba mi cabello enredado y sucio con suavidad retirando los mechones de mi rostro– tienes que luchar Kar.
–No puedo.–moverme me dolía casi tanto como respirar.
–¿Ya?–dijo con inquietud caminando de un lado a otro jugando con sus manos que parecían incapaces de mantenerse quietas.
–Aún no cariño.–me reí limpiando las gotas de agua en la pequeña toalla al lado de la losa del lava manos.
–¿Y ahora?–se detuvo un momento para mirarme desde la habitación, sacudí la cabeza y siguió caminando– ¿Qué tal ahora?
Me reí saliendo del baño para caminar hasta él obligándolo a detenerse, lo sujete de las mejillas sintiendo su barba hacerme cosquillas.
–Tranquilo Ethan, aún faltan unos minutos.–intenté calmar sus nervios acariciando su mejillas que tenían un ligero color rosado.
–Hace mucho calor aquí.–se limpio la frente que se encontraba completamente seca, subió sus manos inquietas a mis mejillas acunandolas con delicadeza antes de besar mis labios dulcemente logrando que ambos nos olvidaramos del tiempo.
Deje que siguiera con su caminata en tanto me dirigí al espejo de cuerpo completo en la esquina de nuestra habitación levantando mi blusa observando mi vientre que a primera vista se notaba plano.
¿Sería posible?
–Ya ha pasado mucho tiempo.–se quejo acercándose a mí fijando su vista en el mismo punto dónde se encontraba la mía.
–Que impaciente Parker.–me burle acomodando mi blusa, con él siguiéndome volví a entrar al baño lista para ver el resultado del test de embarazo– ¿Listo?
Asintió mirándome con atención tomar el test entre mis dedos, tome una bocanada de aire antes de girarlo y ver las dos líneas rojas.
–¡Es positivo!–salté a su brazos llorando de felicidad, íbamos a ser padres.
El agua helada me empapó el cuerpo logrando despertarme de golpe en aquella habitación oscura y descuidada dónde el frío viento se colaba por todos lado, logré sentarme en la madera crujiente por mis torpes movimientos.
–Es momento de irnos.–su voz profunda me atravesó los oídos, había algo en ella como si quisiera dejarme una pista.
¿Miedo?
Mire sus ojos oscurecidos, escondían algo y lo supe lo supe al instante: ella estaba aquí.
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Amargo Paraíso ©
ChickLitCONTINUACIÓN DE DULCE INFIERNO. © Elina y Niklaus se encuentran viviendo una vida tranquila después de huir de aquel infierno que parecía haber quedado en el pasado sin embargo lo que ellos no esperaban era que el mayor demonio volviera para atormen...