Capítulo 33

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Florencia, Italia.
15 de mayo 2019.

Elina.

Mi cabello se mecía con el viento que me golpeaba el rostro haciéndome sentir tranquilidad, la misma que fue interrumpida por la mano que se poso en mi hombro haciéndome saber que era momento de hacer lo que habíamos venido a hacer en terreno enemigo dónde fácilmente podíamos morir. El sonido de mis tacones golpear contra el piso de cemento hizo que varios de los hombres cuidando la entrada de la casa se girarán a mirarme, en el living Malek me ayudó a deshacerme de mi abrigo bajo la mirada de Luciano De Santis que tenía un puro encendido entre sus gruesos labios.

–Signore De Santis.–saludé en italiano– Grazie per averci.

Gracias por recibirnos

Un brillo cruzo por su mirada por un instante cuando me dirigí a él en su idioma natal.

–È un piacere mio, signorina Archer.–se acercó soltando el humo.

Es un placer

Relamio sus labios secos y tomo mi mano para dejar un beso en el dorso de mi mano en forma de saludo, le sonreí con amabilidad.

–¿Possiamo iniziare con l'incontro?–habló Malek dándole un apretón de manos a Luciano.

¿Podemos comenzar con la reunión?

–Por supuesto, vayamos a mi despacho.–nos invito.

Solté el aire contenido por la nariz siguiendo a Luciano por el amplio pasillo de paredes oscuras con cuadros de arte adornandolas, abrió la puerta al final del pasillo pasando primero que nosotros al amplio despacho que mantenía una esencia oscura con las paredes pintadas de gris oscuro con algunos detalles en madera negra haciendo resaltar su escritorio de cristal.

–¿Les ofrezco algo de beber?–se recostó en su silla llevando el puro una vez más a sus labios.

Mire a Malek.

–No, estamos bien.–dije con firmeza rechazando alguna bebida– Bueno, esto debería de ser...

–Hablas muy bien italiano.–me interrumpió con fascinación algo que no me interesaba. Venía por negocios no por algo más.

–Gracias.–no quería entrar en temas personales– ¿Podemos empezar? La verdad tenemos poco tiempo.

–Por supuesto.–hizo un ademán con la mano indicando que podía continuar.

Me acomode en la silla de cuero negro.

–No es secreto que siempre haz sido la sombra de Luigui Fiore, todos sabemos que la mayor parte de Italia es su territorio e incluso a intentado robarte el territorio que a ti te pertenece.–comencé con seriedad descansando mis brazos en los mangos de la silla– Dagach y yo te queremos ofrecer un trato que es imposible de rechazar.

Luciano me miró expectante esperando a que continuará.

–Te ayudaremos a matar a Fiore a cambio de que te unas a nosotros para matar a Cohen.–solté la bomba sintiendo un cosquilleo en el estómago.

Soltó el humo del puro pasando su mirada de Malek a mí repetidas veces pensativo como si estuviera sopesando las posibilidades de que eso pudiera pasar.

–Cohen y Fiore perdieron muchas alianzas en estos últimos años, no son lo mismo que eran.–Malek se ganó la mirada de Luciano– ¿Puedes imaginarlo De Santis? Todo Italia para ti solo, por fin saldrás de las sombras.

–¿Quién dice que quiero salir de entre las sombras?–recargó los codos en el borde del escritorio.

–¿Te gusta vivir en la sombra de Fiore?–alce las cejas– ¿Cuántas veces has intentado matarlo?

Tenso la mandíbula.

–Es momento de que la dinastía de Fiore termine y comience la tuya De Santis.–sonreí de lado.

Le dió otra calada al puro con sus ojos fijos en los míos, las manecillas del reloj avanzaban con rapidez al igual que sus pensamientos que podía leer a través de sus ojos.

Tenía una lucha interna.

Mantenerse en la sombra como hasta ahora o salir a luz para liderar la mafia Italiana.

–¿Qué dices De Santis, es un trato?–me levanté para acercarme al escritorio donde recargue mis manos.

–Se siente como si estuviera haciendo un trato con el diablo.–se acomodo en su silla.

Solté una pequeña risa a la par de Malek.

–¿Le temes al diablo?–acaricie cada palabra– tranquilo, mientras cumplas con lo tratado no conocerás el infierno.

Dejo el puro en el cenicero antes de levantarse de su silla.

–È un affare signorina Archer.

Es un trato.

Estrechamos nuestras manos en un fuerte apretón que me hizo sentir la callosidad de las palmas de sus manos haciendo contacto con la suavidad de mi piel; nos acompaño a Malek y a mí a la entrada de su puerta manteniendo las manos dentro de los bolsillos de su pantalón.

–Preparatevi, presto sentirete il signor De Santis.–me despedí.

Prepárese, pronto tendrá noticias.

Me acomode el ligero abrigó de camino a la camioneta que nos esperaba con Abel –el conductor de Malek– que puso el coche en marcha sabiendo a dónde debía dirigirse.

–Schwarz ha estado buscándome.–se acomodo en el asiento para mirarme.

–Lo sé, a mí también.–dije con la voz neutra. No era algo de lo que quisiera hablar pero Malek tenía esa intención.

Alzó una de sus gruesas cejas.

–¿Crees que sospeche de ti?–me puse seria siguiendo el hilo de la conversación.

–Probablemente. ¿Cuándo volverás a Alemania?

Fruncí los labios.

–Cuando De Santis tome el liderazgo de Italia, después regresaremos a Alemania y nos encargaremos de Cohen.–miré por la ventana conteniendo las ganas de mirar mi dedo anular donde se deberían encontrar los anillos.

–Nadie sabe dónde se encuentra.–avisó.

–Saldrá, voy a hacer que salga de su escondite.–lo mire.

Guardo silencio un momento.

–¿No debería estar tu marido contigo en esto?

Me mordí la lengua recordando la discusión que tuvimos, no sabía si para él mi carta había tenido relevancia o le había importado una mierda, no sabía si me quería de regreso y tampoco sabía si quería luchar en este momento está guerra conmigo.

–Para eso acudí a ti Malek, deja de preguntar idioteces.–di por finalizada la conversación ligeramente irritada.

Amargo Paraíso ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora