Capítulo 20

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13 de abril 2019.

Elina.

Salí del baño con una toalla envolviendo mi cuerpo absorbiendo las gotas de agua que aún se mantenían en mí, me detuve cuando mire a Niklaus entrando a la habitación con el cabello revuelto y los ojos hundidos demostrando su cansancio, sus ojos habían perdido el brillo que siempre solían tener y sentí una punzada en el pecho.

—¿Has cenado algo?–me sujete el nudo de la toalla.

Sacudió la cabeza y se tiró boca arriba en la cama cubriendo sus ojos con su brazo, suspiré y me dirigí al armario tomando un short y una polera de Niklaus que últimamente se había convertido en mi conjunto favorito para dormir, me fue inevitable observar mi vientre levemente abultado.

Siete semanas.

—Niklaus.–toqué su hombro.

Soltó un gruñido pero no quitó su brazo de sus ojos.

—Venga, te voy a preparar algo de cenar.–murmuré.

—No es necesario, estoy bien.–arrastró las palabras.

—Venga Klaus, levántate.–le pedí.

Después de la visita de Fiore en el colegio al que asistía Kaira estaba segura de que quería salir de Alemania, iba a dejar que Niklaus se hiciera cargo olvidandome de mi necedad y viendo por el bien de nuestra familia aunque él aún no sabía de ello.

—Estoy muy cansado Ellie.–susurró.

—Te traeré algo entonces.

Salí de nuestra habitación caminando por el pasillo hasta detenerme en la habitación de Strom que ahora compartía con Kaira –se habían vuelto muy unidos–, dormían plácidamente abrazados y fue imposible no sonreír antes tan linda escena. Baje las escaleras para ir a la cocina que para mí sorpresa no se encontraba vacía, ahí se encontraba Nina tomando un poco de café sentada en los taburetes de la barra, hice mi mayor esfuerzo por ignorar su presencia y comencé a sacar lo que necesitaba para prepararle un par de emparedados a Niklaus.

—¿Insomnio?–dijo con curiosidad.

Metí el pan a la tostadora ignorando de nuevo a Nina.

—Mi abuela solía prepararme algo de chocolate caliente cuando no podía dormir.–me contó.

Alcancé un vaso y serví agua caliente para hacerle un té a Niklaus y así pudiera acompañar su cena.

—Se que no le caigo bien pero...

Me gire para mirarla.

—No. No confío en ti.–aclaré– se que finges, no puedes engañar a alguien que estaba acostumbrada a fingir.

Me miró con seriedad moviendo la cuchara en su taza.

—Y sino te respondo cuando me hablas es porque no me apetece entablar una conversación contigo.–finalice.

Saque el pan de la tostadora y unté algo de mayonesa en ambos panes para luego poner lechuga, queso y jamón finalizando así con algo demasiado sencillo. Tome el plato y la taza para salir de la cocina sintiendo como ella aún me miraba sin embargo seguí caminando hasta las escaleras que subí para ir a mi habitación donde Niklaus se encontraba en la misma posición, deje el plato y la taza en el mesita de noche y me subí a la cama sentandome sobre mis talones.

—Te he traído algo de cenar.–lo moví.

Se incorporó en la cama después de unos segundos y me miró, su mano acunó mi mejilla acariciándome como si fuera una alucinación.

Amargo Paraíso ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora