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Una oscuridad tan densa, era como si la vida estuviera rasgando este barro, había sido testigo de todo, del porque Joseph terminó con Cartaphillus hasta del sufrimiento y soledad de mi Elias, ellos por la conexión que nos guardamos también habían visto la estupidez que había cometido pocos meses después que conocí a Death, aún me cuesta aceptar que nos parecemos un poco, que la vida nos había dejado tendidos en el suelo casi inertes... El pensar cuantas cosas me va a cuestionar Elias hace que tenga un leve temor pero a la vez me siento emocionada del que me vaya a preguntar, quiero responder le con sinceridad y amor todas las dudas que tenga sobre mi y espero que él también se muestre más abierto y confiado hacia mi.

"Que asco!..

Si se muriera la calle quedaría limpia...

Ni muere ni esta vivo...

estar maldito por una simple piedra a Jesús?..."

Tantas coincidencias, forme una mueca al observar como aquel chico que imploraba por ayuda era injusto con las personas que si querian otogarle un buen trato, había matado a una doncella, con cada muerte iba mejorando y así fue pasando por las épocas... Yo hacía exactamente lo mismo, me negaba a aceptar que si quedaban personas buenas en este mundo.

La reina Hada nos había ayudado a encontrar a mi Elías, se que su magía ya habría regresado en su mayoría pero queria demostrarle que me importa demasiado, demostrarle que también estoy dispuesta a salvarlo, aparecimos en el laboratorio, el dolor corporal desde hace rato que me estaba casi matando, mi brazo y mi ojo eran lo que mas me afectaba pero sentir que la conexión no se ha desvanecido me reconforta, él aún siente mi dolor como yo siento el de él.

-Solo quiero ese maldito brazo!- Grito haciendo el brazo de dragón en el suyo, iba a atacar a Elias pero yo tomando su apariencia violenta con mis sombras logre repelerlo, me coloqué delante de mi amado de forma protectora y de reojo observe como abría su mandiula un poco además de sentir su emoción.

-Te encontramos!- comentó la reina infantil a Elias.

-Porque tiene que pasarme esto a mi?- comenzó a hablar Joseph puras incoherencias, se dejo caer de rodillas llamando nuestra atención, se cubrió con una mano la mitad de su rostro.

-_____?- Elías intentó llamar mi atención pero aun sigo molesta con él y él bien que puede sentirlo- Si tu estas aquí quiere decir que...- Renfred también aparecio junto con Alice y el cuidador de las almas.

-Claro que estamos aqui cara de hueso, ella nos lo pidió, mandamos a las aves mensajeras a buscarte pero solo esta criatura sabía donde estabas- comentó con cierto rencor.

-Tu sabías donde estaba porque no...- sentí su ligera decepción y culpa hacia él mismo, me gire y cerré mis ojos púrpuras.

-Todavía no te perdono- le recalqué, él agachó su cabeza y apretó su puño. - Estaba haciendo tiempo- confesé, él no dijo palabra alguna.

-He pasado por peores cosas- Le restó importancia, suspire y descendí mi altura para besar sus colmillos, achico sus pupilas y yo rei por lo bajo. 

-Se atreven a mostrarse así cuando yo soy él único que está sufriendo?- Sentí la mano de Elías en mi cintura y me paso atrás de él de forma protectora, sentí calidez por esto.- Porqué debo ser él único que sufra?... Porqué debo de sufrir por una acción de la que ni siquiera me acuerdo?... solo por una piedra!... Ustedes no saben el sufrimiento de pudrirse en vida sin poder morir!- reprochó.

-Son espíritus muertos, tengan cuidado si se centran mucho en las kimeras los debilitarán- advirtió Renfred mientras eramos rodeados por los monstruos de Joseph y nos veíamos obligados a defendernos.