capítulo tres.

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—Entonces, ¿Qué opina, maestro Kakashi? —Sakura despegó la vista del papel sobre el escritorio del Hokage para mirarlo a él, fue entonces que la mujer se dio cuenta de que su maestro no le estaba prestando atención.

Kakashi estaba mirando el bolígrafo que sostenía entre sus dedos de la mano derecha mientras que con la izquierda reposaba su mejilla cubierta por una máscara negra. En su mente estaba aquella mujer caminando sola por la noche, desde entonces había estado curioso. La había visto entrar al hospital, desde su lugar fuera del establecimiento observó cómo era atendida por el personal y supo que su recorrido había terminado.

La mujer del equipo siete observó a su antiguo maestro, no sabía cómo hacerlo volver de su viaje lejos de ella y todo lo que los rodeaba sin hacerlo sentir incómodo, así que sólo carraspeó un poco. Kakashi sólo movió los ojos en su dirección y parpadeó un poco. Cuando se dio cuenta de que había otra persona en su oficina retomó la compostura y soltó el bolígrafo.

—Lo siento, Sakura, ¿qué era lo que decías? —Se rascó una mejilla encima de la máscara, apenado por no haber prestado atención a la chica.

Sakura suspiró y cerró los ojos, agotada. Si bien ella como el resto habían notado lo distraído que había estado el Sexto Hokage, no se imaginó que un hombre como él fuera capaz de llegar a ese punto.

Volvió la vista al plano sobre la mesa, no se trataba de otra cosa sino de los lugares de los invitados a su boda con Sasuke. La pelirosa había estado hablando durante diez minutos de los preparativos del evento privado, si se lo contaba a Kakashi era porque él se había ofrecido a conseguir los permisos del lugar que había solicitado, así como de procurar que ninguno de los ninjas que iban a asistir tuvieran misiones o trabajo ese día, incluyéndolo a él.

Sakura sonrió ligeramente y volvió a mirar al Hokage, ese no era momento de hablar sobre ella, sino de su maestro. Era importante ese evento pero sabía que lo era aún más el hombre frente a ella, a quien quería y respetaba incondicionalmente.

—Olvídelo, maestro —dijo. Kakashi se sintió como un idiota, apenado y grosero, Sakura no merecía ese trato pero no sabía cómo disculparse.

—De verdad, lo lamento...

—¿Ha estado durmiendo bien?

—¿Eh? —Al hombre le tomó por sorpresa la pregunta, se enderezó sobre el asiento y pensó.

—Sí —mintió—. ¿A qué viene eso?

—¿Está seguro?

—Por supuesto —contestó el Hokage.

Pero era mentira, Kakashi no podía dormir no por insomnio o porque no quisiera, lo mantenían despierto asuntos del trabajo, su vida, los libros y recientemente una mujer misteriosa.

—Tiene unas ojeras muy prominentes, Sexto —Sakura se rio ligeramente, en ningún momento quiso hacerlo sentir incómodo así que se mostró lo más comprensiva que pudo.

—Eh, yo... —Kakashi ya ni sabía qué decir o qué inventar. Se quedó pensando en una respuesta mientras mira la habitación pero no consiguió nada.

—Maestro, yo... bueno, todos hemos notado que no se encuentra muy bien, ¿está enfermo? —Sakura no habló tan fuerte como de costumbre, quería transmitir confianza y Kakashi comenzó a relajar el cuerpo. Estaba funcionando.

—¿Todos?

Sakura se puso colorada. —Sí, ya sabe, Shikamaru, Sai, Naruto... creemos que está actuando diferente.

—No estoy enfermo, Sakura, de verdad, ninguno de ustedes debería preocuparse por mí. Ustedes tienen unas vidas, están formando familias y trabajando duro, un viejo como yo no debería ser un problema para ustedes... —Kakashi respondió tranquilo, restándole importancia, una vez más a sus sentimientos—. Admito que estoy cansado y me distraigo fácilmente pero no volverá a ocurrir.

golden | Kakashi HatakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora