capítulo treinta y seis.

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Kakashi arribó a la Aldea de la Hoja acompañado de Naruto, un once de diciembre. El par de shinobis fue recibida por Shikamaru, Sai y los encargados de las puertas principales, Izumo y Kotetsu. El Hokage se registró como era debido y procedió a ordenarle a su pupilo que hiciera lo mismo, que lo vería el Torre con el informe oficial.

—Pero maestro Kakashi, usted sabe que cumplí con mi misión —alegó Naruto.

—Espero tu informe, tienes hasta mañana.

Kakashi no se molestó en volver a la oficina, ya había tenido suficiente por el día y deseaba con fuerzas sumergirse en la cama a lado de su amada. Había pasado más de una semana que no la veía, tampoco tenían contacto alguno, ni siquiera por cartas, sin embargo, él tenía conciencia de lo ocupada que había estado también.

—Pero, maestro... ¡agh! —Naruto revoloteó su cabello con frustración y tomó sus papeles de la mesa de Izumo—. Va a ir a verla, ¿no es cierto? —masculló al shinobi, con una cara de pocos amigos.

—Es más que obvio —respondió.

—Kakashi ha cambiado mucho desde que sale con esa mujer —Kotetsu se unió a la conversación. Los tres miraban la espalda del Hokage alejándose con Shikamaru, quien parecía no tener intenciones de callar.

—Tienes razón, luce más feliz.

—¿Feliz? —interrogó Naruto con un tono alarmante, los demás torcieron su expresiones—. A mí me parece que lo perdimos, ¿saben lo que hizo durante todo el viaje? No paraba de hablar de ella, buscaba un pretexto para sacarla al tema. Por ejemplo, estábamos por comprar algo para comer y le dije: "Maestro Kakashi, ¿quiere ramen? Yo lo invito", y saqué mi monedero de ranita, y él me dijo: "¿En serio, Naruto? ¡Gracias! Aquí no consigo comida gratis por ser el Hokage, con Kaede hago más uso de ese beneficio" —Naruto realizó movimientos con las manos, imitando al mismo tiempo, de mala manera, la voz del Hokage—. "Por cierto, ¿podrías decirme dónde conseguiste tu bolsito? Me gustaría obsequiarle uno".

Kotetsu, Izumo y Sai, quien había permanecido en silencio escuchando la conversación, soltaron una carcajada. Naruto cruzó los brazos, indignado.

—No seas tan quisquilloso, Naruto, ¿acaso no te comportabas igual cuando comenzaste a salir con Hinata? —habló Kotetsu, con el afán de molestarlo.

—¡Por favor! ¿No recuerdas como era este mocoso de niño? —preguntó Izumo—, de lo único que hablaba más que de ser Hokage, era de Sakura.

Naruto frunció el ceño.

—¿Qué dicen? ¡Yo jamás hice tal cosa!

—Yo me acuerdo de eso —Sai por fin se acercó a la caseta, todos lo miraron—. Estabas loco por Sakura, ¿ya se te olvidó como quisiste espiarla en los baños termales?

—Niño calenturiento —rio Kotetsu—. ¿Hinata está enterada de eso?

—¡Por supuesto que no! Y no se les ocurra decirle, eso pasó hace años.

Los ninjas siguieron riéndose de Naruto por más tiempo, hasta que estuvo a punto de perder los estribos. El resto de la conversación dejó de ser sobre Kakashi y se convirtió en un espacio para contar experiencas personales con las mujeres, las citas y el sexo. Naruto no se preocupó por redactar del informe, de pronto se encotró a él mismo hablando de su futuro hijo con la misma emoción que Kakashi hablaba de Kaede en su misión en Sunagakure, sólo que nadie quiso decírselo, porque les resultaba, hasta cierto punto, tierno.

—¿Cuándo nacerá? —preguntó Izumo.

—Está pronosticado para finales de marzo.

—¡En primavera! Cielos, que bello regalo tendrán, ¿no es así? —alentó Sai con una sonrisa. Naruto rio nervioso.

golden | Kakashi HatakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora