capítulo diecisiete.

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Un par de semanas después, Kakashi se encontraba en su oficina hablando con Sakura. A dos meses de la boda, la mujer estaba comenzando a sentirse ansiosa por creer que no estaba progresando su evento. No había querido presionar a Kakashi porque suponía que su estado anímico no era el mejor y porque estuvo sujeto a situaciones estresantes, pero también quería su ayuda para el momento más importante en su vida.

Kakashi por fin le había dado un espacio. Las juntas en la academia, con Shikamaru, el asunto con Ikki y el clan Inuzuka y los tratos con el resto de países del mundo lo tenían consumido. No tenía ni cabeza para pensar en él, pero Sakura era especial y sabía que lo necesitaba, así que ahí estaban.


—Sakura, ¿no crees que estás invitando a más gente de la acordada? Creí que querían una fiesta privada.

—Nada de eso, maestro, sólo agregué diez lugares más. Temari me dijo que sus hermanos están dispuestos a asistir, Hinata me peguntó su podía invitar a su hermana y a su padre, Kiba insiste en traer a Akamaru transformado en él y no pude decirle que no.

—Sobran cinco lugares.

—Ah, sí, es que Konohamaru, Udon y Moegi quieren ir, pero no tienen un acompañante adulto así que dije que podían invitar al maestro Ebisu...

—Sakura...


Kakashi escuchaba con atención a su alumna pero no estaba muy contento con las nuevas personas invitadas. Eso implicaba que tenía que suspender actividades de más y habían acordado que no podían repetir el problema que tuvieron con la boda de Naruto, Sakura prometió que no sería necesario porque sólo irían él, sus padres, Tsunade, Shizune, Naruto y el resto de compañeros de su generación; pero con el paso de los meses, la lista de invitados aumentaba, incluyendo a profesores, amigos de los amigos y hasta gente de otras aldeas.


—A este paso necesitaremos un salón más grande —le dijo. Sakura apretó los labios y se ruborizó—. ¿Qué hay con el otro espacio?

—Ese lo reservé para su acompañante, maestro.

—¿Acompañante? —Kakashi alzó las cejas.

—Últimamente ha pasado tiempo con la señorita Kaede, pensé que querría invitarla —la mujer se tocó el pelo y se puso todavía más roja que antes.

Su maestro tragó saliva y se puso nervioso.

—Es tu boda, Sakura...

—¿Y?

—Que deben estar presentes las personas importantes para ti y para Sasuke.

—Kaede es importante para usted.

—No me siento cómodo invitándola a un evento privado.

—¡Deje de poner excusas! Yo la invito —Sakura estampó un sobre blanco en el escritorio—. Tenga, désela.

—Si quieres invitarla, deberías dársela tú.

—Eso sería extraño, maestro Kakashi, fui su doctora una vez. Además, ya le dije que el lugar es para su acompañante.


Kakashi suspiró con pesadez y se dejó caer en el respaldo de la silla. Se sentía presionado de alguna manera. Sus encuentros con Kaede habían sido más frecuentes desde que se dieron un abrazo, se veían casi todos los días en sus lugares de trabajo, tenían compañeros en común como Iruka, se llegaron a encontrar en el distrito Inuzuka el día que Ikki dio un nuevo comunicado y habían cenado juntos esa noche y en dos ocasiones más cuando tuvieron tiempo; y era consciente de que la aldea se había dado cuenta de eso.

golden | Kakashi HatakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora