Resulta que, si todo va a ir bien, desde luego no lo parece.
Los siguientes dos días pasan en una especie de sueño febril —tanto figurada como literalmente, porque el termómetro muestra que la temperatura de Lucas está un grado por encima de lo normal—, en el que el ático de Álex se le queda enorme y la información llega a cuentagotas.
—Los médicos dicen que está estable —le dice Óscar por teléfono.
Unas horas antes había llamado para decir lo contrario, por lo que las buenas noticias hacen que los hombros de Lucas se destensen un poco.
—Eso es buena señal, ¿no?
—En teoría, pero le han dicho a la madre de Álex que no se pueden confiar. La carga viral era muy alta dado que tuvo mucha exposición al virus, así que se ha podido replicar en muchas células. Ha habido muchos pacientes que han empeorado de pronto, sobre todo los que eran parte de la población de riesgo.
—Bueno, hay que ponerse en lo mejor. —A Lucas le sorprende lo optimista que está esos días. Nunca lo habría pensado. Se aferra a la idea de que Álex volverá a casa sano y podrán arreglarlo donde lo dejaron—. Mantenme informado.
—Sabes que lo haré —responde Óscar—. Cuídate.
Pero Lucas no sabe bien cómo cuidarse. Está ausente, distraído. No se acostumbra a que las horas transcurran en un silencio cuando antes había una conversación incesante con Álex. No tarda en darse cuenta de que lo que más echa de menos es su voz: anunciando el plato del día, sugiriendo una película para ver más tarde o haciendo una broma antes de meterse en la ducha.
—Sí, yo también le echo de menos —confiesa, al ver que Brenda se ha colocado justo frente al cristal de la puerta, como buscando a Álex con la mirada.
Está hablando con una paloma. Definitivamente está perdiendo el juicio.
Lo cierto es que no tiene mucho que hacer, y llenar tantas horas por su cuenta no es una tarea fácil. Limpia la casa como Álex le enseñó, aprende a hacer recetas con los libros de cocina que hay en la estantería (buscando en Google un número preocupante de veces qué son la mitad de los ingredientes) y contempla la idea de actualizar Por Casualidad, aunque al final decide no arriesgarse a gafarlo todo.
Pero, principalmente, ve películas.
Se encuentra cada pocas horas en el dormitorio de Álex, trazando con los dedos una línea por las baldas de DVDs en busca de un título nuevo. Unas veces, las escoge al azar; otras, deja que las que tienen carátulas estéticas le cautiven.
Al tercer día sin Álex, se da cuenta de que las películas están ordenadas según sus favoritas, así que acaba viendo por primera vez la trilogía Before de Linklater y descubre una perspectiva totalmente distinta del amor.
Son esos momentos —cuando está tumbado y descubriendo Hollywood en la chaise longue donde han pasado horas acurrucados— en los que se siente cerca de Álex aunque no esté con él. Así que encadena una película con otra.
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14 días
Romance«De la tragedia a la comedia romántica sólo hay un paso». Lucas intenta mantenerse alejado de todo lo relacionado con el amor. Escribe historias con finales catastróficos para sus parejas y así se convence de que enamorarse no merece la pena. Basta...