«De la tragedia a la comedia romántica sólo hay un paso».
Lucas intenta mantenerse alejado de todo lo relacionado con el amor. Escribe historias con finales catastróficos para sus parejas y así se convence de que enamorarse no merece la pena.
Basta...
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«Este niño está brillando».
Ese es el pensamiento que pasa por su cabeza al ver a Álex recorrer el segundo estante de DVDs. Hay algo reluciendo en él, como si Rihanna le hubiese vertido media colección de Fenty Beauty por encima.
Está planteándose poner en marcación rápida el número de un manicomio, porque no es normal que esté sonriendo sólo con leer los nombres de las películas.
—Sólo será un segundo —dice Álex, sin ser consciente de que es la tercera vez que dice algo similar en medio de su búsqueda engorrosa.
—Ajá. No te rayes, tampoco es que tenga que ir algún sitio.
—No te veo muy emocionado por conocer un hito en la historia del cine.
—¿Yo? —ironiza—. Pero si estoy emocionadísimo.
Le hace más ilusión seguir ahí un rato, tumbado en la cama de Álex, rodeado por el olor de su champú que está concentrado en la almohada.
«No significa nada que me guste cómo huele, porque huele bien. No por pararte a oler unas hamburguesas por la calle te conviertes en carnívoro». ¿Es un buen argumento? No está seguro. Pero, de momento, es lo mejor que tiene.
Álex busca la película con una atención magnífica. Hay algo metódico y ágil en la forma en la que sus dedos pasan por el lomo de las carátulas, de la misma manera que los crupieres cuentan los billetes en la mesa del casino o los pianistas tocan las teclas del instrumento. Es hipnótico.
—Me sorprende que no tengas las películas ordenadas —dice Lucas.
—Las tengo —contesta Álex, aumentando la velocidad con la que busca... lo que sea que está buscando—. Pero no encuentro la que quiero.
—A ver si no la vas a tener.
—A ver si te callas un poquito —gruñe Álex casi inconscientemente, y acto seguido se disculpa—: Perdón, lo he dicho sin pensar. Lo que en realidad quería decir es: «no, esta la he visto mil veces así que la tengo en DVD».
—Vale, Gruñón. —Se imagina al enanito buscando la película.
Álex reanuda la búsqueda, y empieza a creerse que sí hay un sistema de orden en esa estantería después de todo. Parece conocer a la perfección cada una de las películas, lo cual es impresionante teniendo en cuenta que ahí debe de haber por lo menos doscientas. Se pregunta quién sigue usando DVDs hoy en día.
—Una preguntita —le dice al cabo de un rato.
—Dime —responde Álex, sin apartar los ojos de la balda.
—Pero sólo si no me vas a arrojar algo a la cabeza. Que estás muy agresivo.
—Qué gracioso. Lo mismo te lanzo Lo que el viento se llevó.
