15 | Más rápido.

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—Vamos, más rápido —dice Lucas

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—Vamos, más rápido —dice Lucas.

Álex está a punto de ahogarse, pero obedece. Las gotas de sudor recorren su cuello y su barbilla haciendo curvas. Continúa aumentando la velocidad, subiendo y bajando, entre jadeos y sonidos roncos.

—No puedo más, Lucas.

—Claro que puedes, sigue así. Has cogido el ritmo perfecto —exige. Le apoya la mano en la espalda y acompaña sus movimientos. Ve que Álex se está mordiendo la lengua por el esfuerzo. También tiene los puños apretados.

Le gusta ser tajante porque ha descubierto algo en Álex que antes no sabía: si le da órdenes, obedece. Se lamenta mucho, sí, pero merece la pena.

—Me va a dar algo como no pare.

«No haberte comido veinte churros», piensa. Todo pasa factura.

—Creo que no me has oído —dice, sonriendo—. He dicho que sigas.

Álex suelta una palabrota y cierra ligeramente los ojos, concentrándose. Todos sus músculos están tensos: Lucas lo puede percibir por el contacto con su piel. Presiona sobre su espina dorsal con fuerza y le guía hasta abajo.

Al cabo de un minuto, Álex se desploma y suelta un gruñido. Lucas quiere aplaudir aunque, viendo cómo ha dejado caer su cabeza hacia un lado en señal de agotamiento, lo mismo le mata allí mismo como diga algo.

—¿Ves cómo si podías? Buen chico —agrega Lucas, satisfecho.

Álex toma una honda respiración antes de responder.

—Han sido más de cincuenta.

A decir verdad, ambos sabían desde el principio que no era buena idea ponerse a hacer flexiones en las esterillas del salón. Especialmente, tras haber desayunado una cantidad muy desproporcionada de churros. Pero Lucas lo había propuesto (de broma) al acabarlos, y Álex se lo había tomado como un reto.

—Han sido cincuenta repeticiones exactas —le corrige Lucas.

—Ni de coña. He estado como media hora subiendo y bajando.

Mira el cronómetro y se lo enseña.

—Querrás decir tres minutos y medio.

—Y yo te estoy jurando que he hecho más de cincuenta. Probablemente te hayas despistado en algún momento y por eso has contado menos.

—Ja. Buen intento —se mofa Lucas.

—Bueno, lo importante es que he conseguido hacer las que me has pedido.

Lo ha hecho, contra todo pronóstico. No sabe si el comentario que hizo sobre sus brazos el otro día le ha motivado, pero Álex no ha necesitado mucha masa muscular para hacer las flexiones.

—Enhorabuena, campeón —dice, con una sonrisa socarrona en su rostro.

Ja. Buen intento —le imita Álex—. Ahora te toca a ti.

14 díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora