Extra | Especial de Nochevieja.

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Antes de empezar, desearos un 2022 genial

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Antes de empezar, desearos un 2022 genial. ¡Espero que os guste este especial de Nochevieja! <3

Aclaración: en el capítulo se hace referencia a la tradición española de «tomar las uvas» en Nochevieja (el 31 de diciembre), donde cada uno tiene que comerse doce uvas en los doce segundos anteriores al comienzo del año nuevo mientras suenan doce campanadas.

—Aún no me creo que en dos meses este apartamento ya no vaya a ser mío.

La voz de Álex hace eco en el umbral de la puerta, y Lucas le sigue en silencio al interior. Agradece que la calefacción esté puesta, porque en la calle hace un frío de muerte y el efecto del caramel macchiato hace mucho que ha desaparecido.

Se escuchan petardos en la lejanía, entremezclados con cláxones impacientes, villancicos que retumban en otras viviendas y mesas moviéndose en el piso de abajo. Un ambiente de expectación cuelga en el aire.

Es Nochevieja, y todo el mundo en Madrid lo sabe.

—Bueno, vas a mudarte conmigo y con Alicia. No creo que sea un cambio a peor.

Álex se gira para mirarle y esboza una sonrisa.

—No, tienes razón, no lo es. —Se pone de puntillas y le planta un breve beso en los labios. Eso no quita que su semblante parezca algo triste—. Solamente...

—Hay demasiados recuerdos —completa Lucas.

No es la primera vez que tienen esa conversación. Desde que, hace unos días, unos potenciales compradores mostraron interés en el apartamento —de alguna manera que aún desconoce, dadas las estrategias de Álex para impedir que sucediera—, no ha parado de escucharle hablar sobre sus dudas sobre mudarse.

Entiende la posición de Álex, por supuesto. Entregar las llaves a la pareja que se muda va a ser duro para él: al fin y al cabo, supone decir adiós al lugar que le vio crecer. Y no sólo eso. Aunque no lo ha dicho en alto, ambos saben que significa despedirse de la casa donde Álex pasó la mayor parte de su tiempo con Alba.

—Eso no significa que me arrepienta de haber firmado el contrato, ¿eh? —añade Álex rápidamente, como si tuviera miedo de que sus palabras hubiesen molestado a Lucas—. Tengo muchas ganas de vivir contigo.

Se ríe. Vivir juntos. ¿Quién lo iba a decir?

—Lo dices como si no llevases prácticamente todo el año durmiendo en mi cama.

—Bueno, pero ahora voy a pagar el alquiler.

—Más te vale, que estás muy acostumbrado a vivir la vida burguesa.

—¿Me vas a echar si no pago el primer día de cada mes?

—Te recuerdo que no soy el casero —dice Lucas—. Yo también pago el alquiler. Así que, si no lo haces, probablemente acabes debajo de un puente.

14 díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora