XVI. El diario

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No tenía idea de la hora que era, pero intuía que sería ya muy tarde de la noche. La vela estaba apagada siendo mi única iluminación la luz de la luna que entraba por la pequeña ventana.

Allí en las penumbras, todavía no dejaba de darle vueltas a la mala experiencia que pudo tener Mari, la cual, yacía ocupando un espacio a mi lado dormida profundamente. Luego de su confesión, no quise abundar más en el tema por el momento, me hacía una idea de que no era nada fácil para ella. Y más si también esperaba un bebé de su abusador.

Dada tanta impotencia. Ambas sabíamos que nada podría hacer una mujer en un mundo gobernado por hombres.

Resoplé.

―No me dijiste que conseguiste el diario ―Miré a mi amiga la cual se reincorporaba con los ojos soñolientos y algo hinchados por llorar.

―Mi atención estaba en otros asuntos ―Me encogí de hombros.

―No seas tonta ―Ríe mientras golpea levemente mi hombro ―. No sabes las ganas que tengo de poder leer su contenido, solo nos conformaremos con ver los dibujos, es una lástima.

Respiré profundo.

―En realidad ―Tomé el diario que estaba en la mesa junto a la bandeja ―. Se leer.

―Que mentirosita eres, mujeres como nosotras no pueden leer.

―Pues yo sí puedo ―Concluí mientras abría el diario encontrándome con los dibujos exactos descritos por Mari.

―Encenderé la vela.

Asentí mientras que veía con la luz de la luna el diario. Mis manos acariciaron un poco las hojas parpando lo que mis ojos veían, para así saber de alguna forma, si realmente estaba allí; las hojas no eran las mismas como las que se utilizaban en este tiempo, que realmente vendrían siendo totalmente lisas, a diferencia de estas, poseían dibujos de flores en los bordes con varios cuadros en la parte superior de la hoja donde tenia escrito una fecha.

22 de marzo 2022.

"Ya se hace un día exacto desde la visita de la extraña mujer. He continuado trabajando en el restaurante de comida mexicana sin ningún percance, pero presentía que algo ocurriría.

Iba a tirar la piedra por desconfianza, no era habitual que la gente regale cosas desinteresadamente.
Quizá la mujer lo encontró tirado por ahí o se lo compró a una vendedora de la calle.

Una parte de mí dudaba que tuviera algo malo, además, era algo lindo. No pude evitar el impulso de conservarlo.

Pero estoy inquieta, algo se avecina. Siento un mal sabor de boca, algo de nervios y un poco de incertidumbre, ¿Qué sucederá?

No lo sé."

Miranda Rochein.

•••

―Estas muy callada últimamente.

―ven, déjame ayudarte con eso ―Me acerqué a la castaña para quitarle el cubo de agua ―, sabes que no puedes hacer este tipo de esfuerzo Mari.

Rodó los ojos.

―No has contestado lo que dije.

―Tu tampoco estas muy habladora ―Respondí refiriéndome al tema de su embarazo y del padre de la criatura ―Quiero ayudarte, pero no puedo hacerlo si no...

― ¿Y qué vas hacer?, ¿Iras a buscarlo? ¿Harás que se case conmigo y se haga cargo de sus acciones? ―Se cruza de brazos ―. Abre los ojos, no hay justicia para nosotras ni aquí, ni en otro lado. Lo hecho, hecho está.

Permanecimos quietas sin mediar otra palabra. Mari se mantenía viendo el mismo punto que minutos antes también estaba viendo con un semblante lleno de dolor oculto.

Vertí el cubo de agua en una pequeña fuente donde solían darle de beber a los cerdos. Luego de hacerlo, lo coloqué en el suelo para posicionarme junto a mi amiga en silencio. Ambas mirábamos el gran campo que se extendía en unos cuantos kilómetros con un ecosistema mejorado y distinto al que estoy acostumbrada de ver en el futuro.

Ciertamente, en algo tenía razón, y es que pasó una semana desde que llegué aquí, una semana de haber leído el diario.

¿El tiempo podría no correr en una sola línea como pensamos?

Era la pregunta que me carcomía la mente toda la semana. Luego de leer ese pequeño fragmento, mi mente se bloqueó por completo. Desde un inicio debí imaginar que, al ver el diseño de la hoja diferente al habitual, algo extraño pasaría.

Cómo era posible que Miranda Rochein, ¿Estuviera en el año 2022 si aún no había pasado el 2021? No era una persona muy escéptica, pero costaba creer lo que allí había escrito. Sin quererlo, tal vez, descubrí algo nuevo que ningún científico nombrado ha podido investigar.

Sería posible haber varias dimensiones donde cada una el tiempo corre diferente al otro. Si pudiera viajar diez años antes de abrir la tienda, ¿Podria verme viviendo la vida igual que el presente? El tiempo era un tema difícil de entender, lo admitía. Recordaba que, un año antes, vi un programa llamado Dark en la plataforma de Netflix. ¿Podría aquella trama asemejarse a lo que estaba viviendo en estos momentos?

Tal vez, no lo descartaba.

―La persona que lo hizo tiene mucho poder ―Rompió el silencio. Volteé a verla permaneciendo en silencio dispuesta a escuchar lo que quisiera decirme―. Tengo miedo de lo que es capaz de hacer sí alguien más llega a enterarse. Tampoco sé que pasará conmigo cuando sepa que espero un hijo suyo ―Su voz se quebró ―, tengo miedo por mi vida y la de mi bebé. ―Confiesa mientras se masajea la panza por encima del vestido.

―No te preocupes ―Tomé sus manos ―. No permitiré que ese bastardo te haga daño de nuevo, eso te lo prometo...

―No, no puedes ―Se suelta mientras camina unos pasos atrás mirándome con dolor ―. Ni tú, ni nadie podrá salvarme.

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