"Detrás de tanta maldad, hay un corazón herido".
19.
Desde una edad temprana, la vida se encargó de enseñarle lo dura que podía llegar a ser para alguien sin poder. Apenas era una niña de doce años cuando su padre la vendió a un barón con problemas de alcohol, el cual, no tenía una muy buena situación económica por culpa de su vicio. Para su padre, ella valía unas veinte monedas de oro. Recordaba con dolor como aquel viejo la abusó incontables ocasiones y nadie la socorrió; Con tan solo catorce años quedó en cinta, y la identidad del padre era un misterio, ya que el viejo Stand Bethfor solía disfrutar del placer sexual en grandes grupos. No solo uno abusó de ella, sino cuatro.
Era mucho odio y rencor que tenía reprimido dentro de su corazón. Ese viejo le arrebató todo lo que alguna vez quiso, incluyendo su bebé, del cual fue despojada en el momento de su nacimiento. Aquella inocencia que alguna vez tuvo, se había ido con su virginidad y aquel bebé que nunca pudo conocer.
Ahora era una mujer diferente, sus acciones lo demostraban.
Desde que el duque le ofreció la estabilidad económica que llevaba a cambio de calentarle la cama, su vida mejoró considerablemente. No solo le dio dinero y vestidos costosos, no. Le entregó poder; ese poder e inmunidad ante los demás, nadie en el castillo se atrevía a contradecirla, ella daba ordenes, ¡se sentaba en el comedor principal!, digna de una reina. Solo necesitaba un anillo en mano para formalizar y dejar entender a todos que ella la dueña y señora de ese lugar. Pero su plan se le estaba desmoronando lentamente y debía hacer algo rápido.
La triste historia de Mari Johnson no era un secreto para ella, alguna que otra ocasión llegó a drogar a James a la hora de intimar en busca de quedar en cinta, ya que, si estaba lúcido, jamás se le pasaría por la cabeza embarazarla. Pero, consiguió dicha información, que, por suerte le sería útil en esos instantes.
El antiguo difunto duque de Linsterwood Castle, Asher Linsterwood, no era nada más que un hombre incapaz de engendrar. Su esposa, la madre de Edward, era una mujer sin respeto que vivía aprovechándose del amor y devoción que su marido le profesaba, y le pagaba acostándose con sus lacayos.
Damián McCain era el cochero de la esposa del duque, ambos tenían encuentros íntimos en cada ocasión que podían. El hombre en cuestión, era un canalla en toda la extensión de la palabra.
Helen Johnson tuvo la mala dicha de cruzárselo en su camino en su juventud. El cochero abusó numerosas ocasiones de la criada dejándola en cinta, al igual que a la Duquesa.
La duquesa se las apañó como pudo y convenció a su marido de que el hijo que esperaba era suyo y, hasta el día de su muerte, se lo creyó. Pero Helen, injustamente, pagó caro los deseos lujoriosos de aquél depravado; Fue echada del castillo por los celos venenosos de la duquesa al saber que también esperaba un hijo de su amante.
No se supo más nada de ella, hasta pocos meses después, donde se supo que se convirtió en doncella de la Marquesa de Huntly hasta el día de su muerte, dejando a su hija a cargo de Blaid Bell, hermana de Damián McCain.
―Me estás haciendo perder el tiempo Heather ―Lady Eiren se mantenía escondida en uno de los tantos pasadizos del castillo junto a su doncella.
―Le aseguro mi lady, que todo lo que le he dicho es totalmente cierto ―Susurró ―. El duque le está queriendo ver la cara de tonta. Lo he visto escabullirse en el dormitorio de la nueva criada que trajo Blaid.
Su historia estaba distorsionada, pero no era mentira del todo.
― ¡Ahí viene!
Escucharon pasos y efectivamente se trataba del duque. A escondidas observaron como el hombre se aseguró de que nadie lo estuviera viendo y entró al dormitorio.
Eiren apretó los labios.
―Lo lamento mi lady ―No lo lamentaba, se regocijaba ante su sufrimiento.
―Te espero en mi alcoba a primera hora, sabes lo que debes hacer. ―Refiriéndose al plan que idearon si lo que le había dicho su doncella resultaba ser cierto.
―Como ordene ―Contestó con la cabeza gacha tratando de no sonreír.
Su misión principal era echar a como dé lugar a Janne Miller, era una amenazaba para sus planes. Esa mañana al ver a su James charlando con la mocosa inexperta, le confirmó lo que ya sospechaba desde la primera vez que la vio aquella vez en ese pasillo. Él estaba interesado en ella, lo que significaba que ella pasaría al olvido y volvería al lodo junto con los demás.
Y no lo consentiría.
Luego de asegurarse que Lady Eiren se hubiera marchado, salió del escondite pasando al pasillo donde esperaría a su oponente.
Era la hora de la cena de la servidumbre y no podía dejar que la muchacha entrara justo cuando Edward se encontraba dentro del dormitorio, el cual, se podía escuchar como gemía.
Hizo una mueca de asco.
Luego de unos cinco minutos esperando, se fijó como la mujer se acercaba a su encuentro con una bandeja de comida. La detalló con detenimiento. Desde su cabello rubio peinado en una trenza, hasta en sus senos, los cuales, estaban apretados por el corsé. Quizá era lo que tanto le atraía a James, aunque no lo entendía. Ella los tenía aun más grandes, de eso estaba segura.
―Aquí estas ―Exclamó cuando la tuvo en frente.
Heather notó como su oponente fruncía el ceño, era claro que no se esperaba que ella le dirigiera la palabra.
―Si, aquí estoy ―Contestó con desconfianza.
―La señora Blaid me pidió que te ordenara limpiar la alcoba del Marqués.
―Pero esa tarea me toca en las mañanas y tengo entendido que salió de viaje.
―El Marqués de Huntly llega a primera hora mañana, la señora desea que su alcoba esté impecable a la hora de su llegada ―Se coloca en medio del pasillo para que no pasara ―La madre del duque hará una visita, vendrá desde Francia para la velada de compromiso de mi señora.
―No he tenido oportunidad de conocerla.
Y no perdía nada en no hacerlo. Heather odiaba con todas sus fuerzas a esa mujer.
―También te ha encomendado que arregles la habitación de la antigua Duquesa.
―Pero estuve hace unos minutos en la cena, ¿por qué no decírmelo personalmente ella?
― ¿Crees que miento?, precisamente desea que vuelvas para indicarte cómo hacer las cosas. Está enterada de que no haces muy buen trabajo, yo que tu no perdería mas tiempo.
Janne abrió los ojos como platos al mismo tiempo que le pasaba la bandeja a Heather.
―Entrégale esto a Mari, ella está... ―Pausó ―Está indispuesta y no pudo bajar a cenar.
―No te preocupes, yo me haré cargo ―Sonrió falsamente.
Janne Miller tenía los días contados.
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La Viajera
Historical FictionLa vida monótona de Janne Jhonson dará un giro inesperado luego de encontrar una misteriosa joya que llegó a su tienda por error. Sin predecirlo, viajará al año 1799 dónde deberá aprender a ser astuta para sobrevivir como una simple criada bajo el d...