"Codiciado por muchos, pocos los privilegiados."
9
Dejé caer el peso de mi cuerpo en la estrecha cama que me habían asignado, que por suerte hacía compañía con la de Mari.
―Extraño el internet ―Susurré mientras veía la luz tenue que proporcionaba la vela de nuestra habitación.
― ¿El qué has dicho?
―N-nada, no es nada ―Respondí mientras me sentaba en la cama un poco nerviosa a la vez que pasaba mis manos por los cabellos que sobresalían del peinado ―Solo estoy muy agotada.
―Algún día me contarás todo lo que atormenta tu cabeza, chica problemática ―Demanda ―sé que ocultas algo, pero aún no creo acercarme a qué exactamente.
― ¿Por qué crees que oculto algo? ―Pregunté algo burlona, por un lado, me causaba gracia su curiosidad.
―Ah, no se ―Recarga su dedo en su barbilla mientras finge pensar ―Las extrañas circunstancias en que el viejo Archivald te encontró, y la ropa que traías cuando llegaste. Es una moda que nunca había visto, a diferencia de mi Tía, a mí me pareció lindo, aunque la tela era demasiado buena para nuestra posición. También...
― ¿Viste mi vestido? ―Pregunté desconfiada, ¿Habrá hurgado entre mis cosas?
―Por supuesto, yo fui quien te colocó el camisón con el cual amaneciste. ―Contesta con una expresión obvia ― ¿En qué estaba?, ¡Ah!, tampoco me puedo explicar cómo tienes ese colgante si eres una chica de mí misma clase.
Fruncí el ceño mientras acariciaba la piedra del colgante.
―Pero si es una barajita, no vale nada. Es una simple piedra y ya.
Mari agrandó los ojos.
―Me sorprende lo ignorante que eres, sin ofender ―Se apresura a decir ― ¿tampoco tienes idea sobre las leyendas de la piedra del destino?
― ¿La piedra del destino?
― ¿En qué clase de campo vives?, apenas sabes tu nombre, ¡Es un milagro! ―Observo como se pasa a mi cama con ilusión, parecía una niña fanática de los cuentos de hadas ―Clach an dan, es decir, la piedra del destino, no es una piedra cualquiera. Mi madre, que en paz descanse, me contaba todas las noches historias románticas de cómo la piedra ayudaba a su portador o portadora a encontrar su verdadero destino. Cuando crecí, dejé de creer en ese tipo de cosas, pero unos años atrás cuando limpiaba la biblioteca del duque, encontré un diario. Lo tomé sin permiso por unos días y, por mi escaso nivel de lectura, no pude leer su contenido ―Dice esto último con desanimo ―Pero, el diario poseía dibujos en algunas de sus hojas y juro por el todopoderoso que eran idéntico a este ―Señala mi cuello.
― ¿Y puedo conseguir ese diario que dices?, me interesa saber un poco más sobre la leyenda ―No solía creer este tipo de cosas, pero si pude viajar 200 años atrás en el tiempo, quizá la leyenda fuera cierta. ¿Será la piedra la causante de mi salto en el tiempo?, Tenía un poco más de sentido que un simple desmayo. En ese caso, ese diario contestaría a todas mis dudas o, eso esperaba.
―No ―Dice sin más, logrando que cualquier posibilidad de volver a mi tiempo se esfumara ―Pero, me toca limpiar la biblioteca una vez a la semana, puedo reportar que estoy indispuesta y tu cubres mi lugar ―Me anima.
― ¿Cuándo te toca la tarea?
―Me toca los martes, y casualmente ¡mañana es martes! ―Aplaude entusiasmada.
Sonreí esperanzada.
―Pero es mejor que ya nos acostemos, nuestro horario empieza 5 de la madrugada.
Asiento de acuerdo. Ya me habían asignado las tareas fijas, las cuales consistían en limpiar toda el ala este del castillo, donde "casualmente" se encontraba la habitación del amo y señor, James Pembroke.
Si, "mucha casualidad."
―Buenas noches chica problemática ―Se despide mientras sopla la vela, dejando la habitación en penumbras.
―Es Janne ―La corrijo.
―Janne, chica problemática. No veo distinción entre ambas.
Niego mientras me recuesto ya resignada.
―Buenas noches Mari. ―Susurro con los ojos pesados. No me había dado cuenta de cuánto necesitaba unas horas de sueño.
Pasaron unos minutos donde solo se escuchaba la respiración pausada de Mari, lo que me indicaba que ya había caído rendidamente dormida, y muy pronto, También yo la acompañaría y caería a los pies de Morfeo, pero, mis odios captaron el crujir de la madera haciendo eco en la silenciosa noche.
¿Quién estaría despierto a estas horas?
Apreté la sabana una poco asustada. Cada vez podía escuchar los pasos más cerca de mi habitación. Mi respiración empezaba a ser un poco más acelerada y el miedo me dejó paralizada al ver como la puerta intentaba ser abierta, fallando en el intento.
Las puertas de la servidumbre no poseen ningún tipo de seguro para trabarla mientras dormidos "Ante una emergencia necesitan rápido acceso a los empleados", protocolo del castillo, pero luego de insistirle a Mari, ambas colocamos una mesita de noche obstaculizando la puerta y me alegraba en gran manera haberlo hecho.
La persona que estaba detrás de la puerta continuaba intentando forzar la entrada y permaneció así durante unos largos y eternos 5 minutos hasta que desistió y pasó luego a escucharse los pasos pesados alejándose.
Me esperaba una noche muy larga.

ESTÁS LEYENDO
La Viajera
Historical FictionLa vida monótona de Janne Jhonson dará un giro inesperado luego de encontrar una misteriosa joya que llegó a su tienda por error. Sin predecirlo, viajará al año 1799 dónde deberá aprender a ser astuta para sobrevivir como una simple criada bajo el d...