I. Cofre.

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"Se necesita coraje para ganar"



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―Vamos Janne, no es tan malo ―Dirigí mis ojos con notorio fastidio hacia Mari, mí asistente.

―Sabes que odio desempacar.

―Eres complicada sabes ―Dice mientras apoya una caja en un escritorio viejo.
―Sé que odias desempacar, pero adoras ver todos estos artefactos en las vitrinas de la tienda ―Se ríe ―. Esta nueva mercancía no se pondrá sola ¿No crees?

Exhalo resignada.

Soy dueña de una tienda de antigüedades y a la vez coleccionista de artefactos antiguos. Era algo que me apasionaba desde que era una niña.

Luego de graduarme como historiadora en la universidad, empecé a trabajar en un restaurante como camarera ya que era lo único disponible que encontré sin que ameritara mínimo 5 años de experiencia. La paga no era buena, pero realmente lo necesitaba para ese momento.

No negaba que me desanimó ver la realidad de muchos universitarios recién graduados. Tanto trabajo y esfuerzo para terminar vendiendo perros calientes en una esquina, lo que no era malo, pero siendo honestos, deseamos vivir de lo que tanto nos costó conseguir.

Trabajé desde los veintidós hasta los veinticuatro en aquél local; hasta que, con mucho esfuerzo, paciencia, dedicación, unos ahorros, y claro, algo de "crédito" en el banco, pude convertirme en mí propio jefe.

Justo Había pedido un cargamento hacia un mes atrás de artefactos que fueron usados alrededor de unos doscientos años atrás. Fue muy difícil poder encontrar todo el arsenal que tenemos, pero fuimos insistentes, aunque también tuvimos que ceder un poco más nuestro presupuesto, pero valió la pena.

―De todos modos no me agrada esto. ―Respondí mientras continué desempacando.

Ambas seguimos con la tarea entre bromas y algunos comentarios sobre lo que encontrábamos de paso. Como era viernes, podíamos permanecer en el sótano todo el rato ya que precisamente habíamos acordado que los viernes nos pondríamos a la ardua tarea.

―Mira esto ―Giré hacia ella y ví cómo sostenía un corsé exageradamente grande.

―Oh por Dios ―No pude contener la risa al verla intentando ponerse el corsé.

―Quien sea que haya usado esto tenía dos calabazas en vez de tetas ―Bromeó.

―Anda ya, ven, eso lo dejaremos aquí abajo.

― ¿Por qué? ¡no!, esto atraerá más clientes, así verán el lado divertido de la historia.

―Absolutamente no ―Me acerqué para ayudarla a quitárselo ―. Recuerda que cada semana hay excursiones y siempre hay niños con demasiada libertad con el internet.

―Bueno ―Resopló ―...pero estamos de acuerdo en que esa mujer tenía unos senos enormes ―Termina por decir haciendo una pelota imaginaria como referencia.

―Eres increíble ―Digo mientras volvía nuevamente a desempacar.

Pasamos una hora más separando lo que se iría a la vitrina y lo que se quedaría en el sótano. Aún quedaban algunas cajas que todavía estaban selladas, pero tenía una cita con un ex compañero de universidad y ya le había quedado mal en dos oportunidades, una tercera vez sería decirle adiós a una posible relación estable.

Dexter McCain era un buen partido. No lo conozco del todo, pero en la universidad siempre destacó como un buen alumno, responsable y muy caritativo; llegamos a pasar solo unas cuantas palabras en algunas reuniones que solíamos hacer para aliviar el estrés a la hora de tomar los exámenes,y lo poco que he tratado con él me ha gustado.

―Así que...―La miré ―, Saldrás con McCain ―Dice con sarcasmo. Lo cierto era que nunca le agradó; Ambas estudiamos juntas desde la preparatoria, pero no éramos tan unidas en ese entonces. Decidimos acercarnos un poco más al empezar la universidad, y Luego de mucho tiempo, tomamos más confianza y tuve el valor de confesarle mi pequeña atracción hacia Dexter, pero nunca fue de su agrado.

―No entiendo por qué no te agrada, no lo haz a llegado a tratar ―Contesté observándola y por un momento noté algo extraño en su expresión que no pude identificar―, ¿Haz hablado con él?

―Quizá...una vez ―Susurró muy bajo.

Asentí un poco confusa, conociendo a Mari, juraba que jamás se atrevería a cruzar media palabra con Dexter y me parecía extraño que no me lo hubiera contado. Solo asentí lentamente sin hacer más preguntas, supuse que no querría hablar sobre aquello.

Mi mente aun no asimilaba lo que me dijo, pero confiaba en ella y si no me lo había comentado, su razón tendría, aunque tal vez nunca las conozca.

―Oh, Pero ¿Qué es esto? ―Exclamó luego de unos minutos en silencio.

― ¿Qué sucede? ¿Está todo en orden? ―Pregunté preocupada al mismo tiempo que me acercaba a ella.

En una de las cajas, había un pequeño cofrecito con piedras preciosas en los bordes de la tapa. El cofre, era de un tono pastel, aunque algo ya desgastado y dañado por el tiempo que estuvo guardado.

― ¿Sabes qué es? ―Dije mientras tomaba el objeto para examinarlo. No recordaba haberlo pedido.

─No, guardada la esperanza de que tú lo sabrías.

Negué.

―Nunca había escuchado sobre esta reliquia. Supongo que se equivocaron.
―Hice una pausa mientras lo examinaba maravillada, dicho cofre probablemente, sí mi vista no me fallaba, valdría un buen dinero ―. Tendremos que devolverlo, cuando regrese de mi cita investigaré un poquito más ―Agregué viendo mi reloj, ya era hora para irme a alistarme.

―Ah, sí, suerte ―Susurró por lo bajo mientras fingía poner su atención en una pintura.

―Mari, ¿sucede algo?, sabes que puedes confiar en mí y contarme cualquier cosa ―Coloqué el cofre en la caja y luego tomé sus manos ―Sé sincera conmigo ¿Te molesta que salga con Dexter?

Vi en sus ojos duda, pero inmediatamente contestó: ―No, no no ―Me abraza ―, solo espero que ese canalla no te ilusione y luego pisotee tus sentimientos.

Fruncí el ceño, ¿Cómo Mari podría pensar de esa manera sin haberlo conocido antes? Bien, han cruzado palabras, pero no ha llegado al punto de conocerlo...o sí.

― ¿Cómo...

― ¡Vamos! Ya se te está haciendo tarde, no puedes dejarlo plantado por tercera vez ―Me interrumpe eufórica al mismo tiempo que nos guía hasta la salida del sótano.

Me dejé guiar sin mediar otra palabra. Conocía a Mari y sabía que no me diría absolutamente nada, pero... Quizá Dexter sí conteste mis dudas.

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