Capítulo 12

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Capítulo 12.

—Estúpido Potter—refunfuñaba Maisie mientras fregaba los pisos del baño de chicas correspondiente a la primera planta del Castillo.—Todo es su culpa, estúpido Potter, estúpido Potter—y así seguía renegando contra James una y otra vez.

—Ya van como que 205 veces que le llamas estúpido. —señaló Remus tan calmado como siempre.—¿No te cansas?

—¡No!—respondió tajante la chica mientras seguía fregando—Espero que esté disfrutando su castigo el estúpido de Potter. Así como yo disfruto el mio.

Remus suspiró cansado, ya llevaban una semana así, simplemente aquella situación no daba para más. Lo peor de todo era que Lupin ni siquiera sabía cuál era el problema entre sus dos mejores amigos, pero algo intuía por ahí. James no era precisamente un maestro del ocultamiento cuando se trataba de sus sentimientos.

La guerra se había desatado cuando Maisie había regresado de "comprar dulces", lo más extraño no había comprado ni un solo caramelo, durante todo el viaje de regreso James y Maisie se habían lanzados miradas de que no había logrado descifrar.

Pero eso solo había sido el comienzo.

Maisie se había esforzado en dejar atrás su enojo contra "Potter" pero le había sido misión imposible, el muy idiota se había encargado de molestarla día tras día, sin tener en consideración su creciente carácter explosivo.

Y cómo no, aquello había estallado.

En Transformaciones ambos, Maisie y James, habían dado rienda suelta a su ira, lo cual había sido muuuuuuuuy estúpido pues era la clase de McGonagall, y había que ser retrasado para siquiera interrumpir a la profesora en clase.

Remus recordó exactamente lo que había ocurrido.

Maisie había llegado tarde a Transformaciones en compañía de Frank Longbottom, lo que automáticamente había sacado a la luz al James sarcástico y malhumorado, que habían tratado de mantener a raya.

—Longbottom.—había dicho James en voz alta.—Y la amiga de Longbottom, ¿por qué no me sorprende, hm?

—No empieces, James.—replicó la muchacha.—Y no veas así a Frank.

—¿Tan preciado es Longbottom para ti?—inquirió el muchacho, cruzandose los brazos sobre el pecho.—No entiendo que le ves.

Maisie se giró, buscando enfrentarlo.

—Evans, siéntate—había gruñido McGonagall—Y Potter, haz silencio que la clase va a comenzar.

Pero había sido ignorada en grande.

—¿Qué pasa, Evans? ¿No te permiso tu amiguito de dirigirme la palabra?

La muchacha apretó los puños, estaba empezando a enojarse.

—Yo no necesito el permiso de nadie—James al escuchar eso se había reído, imitando la posición de la muchacha.—Déjate de tonterías.

—¡Que quieres que piense...! Te paseas para todos lados con Longbottom.—la acusó.—¡Frank esto y Frank aquello! Te ves ridícula.

—¡Y qué si lo hago!—Maisie se había puesto roja, pero no de vergüenza si no de furia—No eres nadie para decidir que debo hacer y qué no.

—Creí que era tu amigo.—afirmó de mala gana.—Todos nosotros... ¡Se suponía que éramos tus amigos! Y tú nos abandonaste por... ese, en la primera ocasión que tuviste.

Maisie resopló, otra vez lo mismo.

—-¡Yo no cambié a nadie!—se defendió,—Tú te enojaste sin razón aparente, fue una tontería.

La Merodeadora EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora